Mocha Dick, la ballena que inspiró 'Moby Dick'
- Francisco Ortega y Gonzalo Martínez nos descubren la leyenda y los hechos históricos en los que se basó Melville
- Surgió de la mezcla de un mito del pueblo mapuche y un cachalote albino real
Todos tenemos grabada la imagen del capitán Ahab enfrentado a Moby Dick, esa perfecta metáfora de la lucha del hombre contra la naturaleza, y contra sí mismo, que está considerada la mejor novela de la literatura anglosajona. Pero Heman Melville no sacó esa historia de la nada, sino que se basó en hechos históricos y en leyendas locales que ahora también inspiran el cómic Mocha Dick (Planeta Cómic), de los chilenos Francisco Ortega (Guionista) y Gonzalo Martínez (Dibujante)
Francisco confiesa que el mito de la ballena blanca le obsesiona casi tanto como Acab y ha dedicado mucho tiempo a estudiarlo: “La leyenda de la ballena blanca parte de un mito del pueblo Lafkenche, en la época prehispánica de Chile. Los Lafkenches son los mapuche (el pueblo ancestral más importante de Chile) de la costa. Ellos creían en el Tempulcahue o Trempulcahue, cuatro mujeres -machis o brujas- guardianas de las almas de los grandes caciques y guerreros, que se les llevaban a una isla llamada Nemulafken, que existe en realidad y es conocida como isla Mocha, ubicada frente a la ciudad de Concepción, en el sur de Chile. La más vieja de estas brujas poseía el poder de convertirse en la guardiana de esta isla, que era la más vieja de las ballenas, una ballena canosa, es decir blanca”.
“Hacia el siglo XIX –continúa Francisco-, los balleneros norteamericanos que recalaban en el puerto de Talcahuano empezaron a hablar de un gran cachalote macho completamente albino al que avistaban cerca de la isla Mocha al cual apodaron Mocha Dick -Mocha por la isla y Dick por pene/macho/semental. Mocha Dick se mezcló con el Tempulcahue del mito mapuche y ha de ser uno de los pocos casos documentados donde una criatura mitológica existió en realidad. En 1827, aproximadamente, el norteamericano Jeremiah Reynolds, de paso en Chile se entera de esta historia y escribe un reportaje acerca de Mocha Dick que en la década de 1830 aparece en una revista de Nueva York, llamada Knickerbocker”.
Las diferencias entre Mocha Dick y Moby Dick
Preguntamos a Francisco hasta qué punto inspiraron a Melville la historia de Mocha Dick y las leyendas locales: “Mucho. Se sabe que en 1851, Melville usó el reportaje Mocha Dick de Jeremiah Reynolds como base -junto a lo del ballenero Essex- para escribir su novela, originalmente titulada La Ballena. Cuando este libro aparece resulta un fracaso por lo que los editores le recomiendan cambiar el título a Mocha Dick, ya que el público lector de Boston y NY estaba familiarizado con el relato de Reynolds”.
“Melville acepta la propuesta –continúa el guionista-, pero en lugar de Mocha, homenajea a su amigo, el capitán Tobias "Toby" Green, muerto recientemente. Mezcla Mocha con Toby y surge Moby. En ese instante, 1852, el mundo olvida a la ballena blanca chilena Mocha Dick y toma su lugar la ballena blanca universal Moby Dick”.
“La diferencia entre ambas historias –concluye-, es que son dos historias distintas, pero que en el caso de la nuestra, homenajea a la de Melville en la relación de los héroes Caleb y Leftraru que son un espejo de Ismael y Queequeg. Me gusta pensar que Mocha Dick es recobrar el origen chileno de Moby Dick, ignorado por los propios chilenos”.
Mitos, leyendas e historia
El cómic es una mezcla perfecta de la leyenda y la historia. “La novela –nos cuenta Francisco- tiene como elementos históricos el hecho real del hundimiento del ballenero Essex por un cachalote albino en el Pacífico, también la reconstrucción verídica del mito del Tempulcahue o Trempulcahue”.
“La visión de la época, de las comunidades mapuches es verídica y documentada, así como los lugares, nombres de barcos y fechas –continúa el guionista-. O la presencia de Jeremiah Reynolds y Herman Melville hacia el epílogo. Todo el resto es ficción basada en estos eventos. Me gusta pensar en Mocha Dick como una novela histórica gráfica”.
Una novela gráfica cuyo argumento nos desvela Francisco: “En 1821 el ballenero Essex es hundido por un cachalote blanco. Sus supervivientes son recogidos por el ballenero norteamericano Dauphin cerca de la costa de Perú. En el buque va el hijo del propietario del barco, el quinceañero Calen Hienam y Aliro Leftraru, un joven mapuche que abordó como aprendiz de arponero en Chile. Al escuchar el relato de los sobrevivientes del Essex”.
“Leftraru recuerda el mito del Trempulcahue y la ballena blanca, que contaban sus antepasados –añade el guionista-. Junto a Calen, Leftraru viaja al sur de Chile a las tierras de su pueblo, donde descubren la importancia mítica de esta criatura para los mapuches y como su existencia garantiza el equilibrio de las especies marinas. Se enteran entonces, que los propietarios del Essex han organizado una cacería en la isla Mocha para dar muerte al cachalote blanco como venganza por lo que el animal hizo al malogrado buque. Caleb y Leftraru deciden salvar a la ballena y para ello se infiltran como tripulantes del barco Peleg Hawthorne, comandado por un despiadado cazador de ballenas que desea matar a Mocha Dick a cualquier precio, incluso la vida de alguien muy cercano a él que va en secreto en el barco”.
En cuanto a los protagonistas: “Los principales –asegura Francisco-. Son Caleb Hienam, un muchacho de 15 años, hijo menor de la dinastía Hienam, una poderosa familia de balleneros, dueño de la flota más grande de Nantucket y Nueva Bedford. Es un muchacho rico y soñador, que ha sido enviado por su padre en el buque Dauphin para aprender el oficio familiar, sin embargo Caleb descubrirá que su destino está más allá de la cacería de ballenas. Aliro Leftraru, 17 años, joven mapuche Lafkenche de la zona de Tirúa en el sur de Chile. Nieto de una machi e hijo de caciques, descendiente de grandes guerreros, su deseo es conocer el mundo y aprender el oficio de cazador de ballenas, fin que se verá interrumpido ante la aparición de la ballena blanca”.
Dibujando a Mocha Dick
Destacar los impresionantes dibujos de Gonzalo Martínez, que nos presenta una ballena más creíble que la de anteriores versiones y nos muestra, con todo lujo de detalles, el mundo de los balleneros del siglo XIX y el de la cultura mapuche.
“Desde que nos conocimos con Francisco en el año 2007 –asegura el dibujante-, siempre hicimos hacer algún proyecto de historietas juntos. Habíamos detectado que teníamos intereses en común y aficiones a ciertos géneros literarios que podíamos explorar. Se presentó la posibilidad de hacer una historia corta en una publicación local y Francisco me sugirió que contáramos esta historia que lo había perseguido desde que tenía 8 años. Esa historia corta se convirtió, finalmente, en una novela gráfica”.
“La historia original propuesta por Francisco –añade Gonzalo- cumplía con todos los requisitos de lo que yo estaba buscando en esos momentos: Una ficción histórica basada en hechos reales, mitología del pueblo mapuche, además de una carga ecológica toda vez que en esa época, las aguas chilenas habían sido declaradas santuario ballenero. Soy un fan de la historieta clásica de aventuras, y uno de mis héroes es Hugo Pratt. Realizar algo en esa línea me sedujo muchísimo”.
Una ballena muy diferente
Lo primero que nos llama la atención del cómic es la imagen de Mocha Dick. “Creo que es muy distinta de la de Moby Dick -asegura Gonzalo-. La imagen de Mocha Dick en la novela gráfica tiene la gran carga del mito mapuche de Trempulcahue, lo que la hace un ente más vinculado al equilibrio con la naturaleza, no la obsesión de alguien como Achab”.
Destacar el realismo del mundo de los balleneros que retrata Gonzalo: “Traté de ser lo más verosímil posible a la hora de transmitir la vida de los balleneros de la época. Era un mundo muy duro en donde solo sobrevivía el más fuerte. Hay que considerar que la cantidad de marineros muertos mientras cazaban ballenas es altísimo. Me imagino que por ello la religión jugaba un papel importante en esa microsociedad. El temor a Dios y las supersticiones asociadas era lo único que mantenía un cierto orden o estructura social, aparte de la mano férrea e incuestionable del capitán”.
Posiblemente el mayor reto del dibujante haya sido retratar la cultura mapuche: “Lamentablemente pienso que recién estamos descubriendo a la cultura mapuche –asegura-. Durante mucho tiempo se nos enseñó que era una cultura casi prehistórica porque efectivamente había pocos elementos que la hacían distinguible a primera vista como la cultura azteca, maya o inca, cuya estructura social se parecía de alguna manera a la europea”.
“Cuando el europeo se encuentra con el mapuche –añade Gonzalo- no entiende bien esa cultura sin estructuras sociales piramidales ni expresiones arquitectónicas notorias, y lo asumió como la no existencia de una cultura. De hecho, la no compresión de su estructura social hizo que fuese imposible dominarlos”.
"Recientemente -concluye- hemos aprendido que la cultura mapuche es muy rica, pero cuya riqueza reside más en su relación con la naturaleza y entre los integrantes de las comunidades. Hay una serie de reglas muy complejas de comportamiento y de vestimenta, por ejemplo, como también una riquísima cultura mitológica. Es más, recién estamos descubriendo la real apariencia y vestimentas del mapuche de la época de la conquista”.
Lo que se nota en cada viñeta es cariño que el dibujante ha puesto en la documentación: “Me documenté muchísimo pero traté de ir a las fuentes originales históricas. No quise verme influido por otras versiones tanto cinematográficas como historietísticas del mito. La obra a la que sí asumo que fue una gran influencia para mí, para Francisco y para el primer editor de esta novela, Sergio Gómez, fue Mampato y los Balleneros, una novela gráfica de el autor chileno Themo Lobos que leímos, los tres, cuando niños. (Aclarar para el público español que Mampato es algo así como el Tintin chileno, con alrededor de 40 álbumes publicados)”.
Sus proyectos
Después de Mocha Dick estamos deseando leer más cosas de estos dos autores. Por lo que les preguntamos por sus futuros proyectos.
“Soy novelista –nos cuenta Francisco Ortega- y lo más próximo es Princesa Valiente un thriller de misterio y ficción histórica -muy en la línea de lo que hacen Javier Sierra o Juan Gómez Jurado– que saldrá por Planeta en abril del 2019. En novela gráfica, junto a Nelson Daniel (Judge Dread -IDW-, G.I Joe -IDW-, Little Nemo -IDW-) acabo de publicar 1959, una novela gráfica steampunk que es la segunda parte de la saga de la Metahullla, serie iniciada con 1899 y publicada también por Planeta Comic Chile”.
“Para el próximo año –añade el guionista- tengo junto a Daniel, KUNZA, un cómic de superhéroes basado en mitos del norte de Chile que saldrá con Reservoir Books de Penguin Random House y Ciudadano Pinochet, la biografía del dictador Augusto Pinochet en novela gráfica que estoy realizando junto a Félix Vega (Juan Buscamares)”
En cuanto a Gonzalo Martínez, tiene una larga carrera en el cómic, llena de éxitos. Por eso os recomendamos que visitéis su web en la que aparecen todos. “Realizo, por encargo, en forma regular desde hace siete años, una serie de novelas gráficas para una editorial neozelandesa llamada Beyond Reality Media. En estos momentos estoy terminando un séptimo libro con ellos”.
“En mi faceta como autor, junto al escritor chileno Sergio Gómez hacemos una serie de un personaje infantil juvenil que se llama Quique Hache Detective y del cual hay tres novelas gráficas publicadas”.
“Con Francisco Ortega acabamos de publicar una novela gráfica llamada Alex Nemo y la hermandad del Nautilus, que tiene vocación de serie, así que esperamos continuarla en algún momento”.
“Y junto a otro escritor chileno, Alfredo Rodríguez, vamos a comenzar a hacer una novela gráfica de vocación juvenil con una protagonista femenina cuyas aventuras de tipo arqueológico se desarrollan inicialmente en Latinoamérica. Cómo ven no me falta en qué entretenerme” –concluye el dibujante-.