Enlaces accesibilidad
Lotería de Navidad 2018

"Lo paso fatal, para mí es un suplicio vender participaciones de Lotería"

  • Los voluntarios que venden papeletas benéficas sufren el estrés de tener que colocarlas
  • Busca tu número favorito para la Lotería de Navidad y sabrás dónde comprarlo

Por
Una joven se tapa la cara con dinero
Una joven oculta su rostro con el dinero de vender participaciones de Lotería.

Muchas asociaciones y entidades sociales se financian con la venta de participaciones de la Lotería de Navidad. Una manera de obtener fondos que auna la ilusión de participar en el sorteo extraodinario del 22 de diciembre con la posibilidad de contribuir a una buena causa. Un ejército de voluntarios se dedica a vender las papeletas, en cualquier momento podemos encontrarlos con una sonrisa pero su labor no es nada fácil.

Uno de ellos es Juan Carlos, que a sus 61 años lleva 15 vendiendo participaciones de lotería para una asociación de vecinos de un barrio de Madrid. Considera que es una obligación moral y lo sigue haciendo porque cree que es por una buena causa, aunque lo recaudado solo sirve para pagar el alquiler del local durante un mes. Suele vender unas 100 papeletas, dos tacos de 50, principalmente a la familia, los amigos y conocidos. Desvela a RTVE.es que vende a “gente próxima" porque le da "muchísimo corte”.

Normalmente suele tardar un mes y medio en colocar el centenar de participaciones y comienza a vender a principios de noviembre. Cada papeleta son cinco euros de los que se juegan cuatro en el sorteo de Navidad y uno es un donativo para la asociación.

Reconoce cierto estrés cuando está pendiente de colocar la lotería. Normalmente lleva el taco siempre encima para ofrecer a la gente con la que habla en el trabajo pero a veces se le olvida en casa. En otras ocasiones, lleva las participaciones pero después de charlar con alguien, la conversación va por otros derroteros y no se acuerda de ofrecerle lotería.

Una carga en solitario

Sofía también lleva 15 años vendiendo participaciones de Lotería de un colegio de niños autistas porque su hermana está diagnosticada con un TEA (Trastorno del Espectro Autista). "Al principio, mi padre se encargaba de vender la lotería y nos ayudaba una farmacia del barrio donde dejábamos un taco con participaciones y se vendía muy bien. Además colocaba también las papeletas en su lugar de trabajo, pero luego se jubiló y me tocó a mí echar una mano", cuenta a RTVE.es.

Hace tres años su padre se puso enfermo y luego falleció con lo que tuvo que asumir en solitario la labor de vender la lotería. En un principio, le costaba mucho trabajo porque confiesa que es "muy tímida" y le da la sensación de que pone en un compromiso a la gente. Ahora ya no le cuesta tanto "porque se ha convertido casi en una tradición y la gente casi saca la cartera sin decirlo".

Desde septiembre ya estoy pensando en la venta de Lotería, lo paso fatal, para mí es un suplicio

"Desde el mes de septiembre ya estoy pensando en la venta de lotería, lo paso fatal, para mí es un suplicio. La gente me dice que siempre estoy igual pero que luego lo vendo enseguida", apunta Sofía. La Lotería llega a colarse en sus sueños, a la hora de irse a dormir organiza las ventas del día siguiente. "Cuando falta ya poco tiempo para el sorteo, hago una especie de lista mental y voy repasando si he vendido a todo el mundo que normalmente me compra".

Esta voluntaria suele pedir diez tacos de 50 porque le agobia no vender las participaciones pero "como empiezo a vender muy pronto, porque me lo quiero quitar de encima cuanto antes, a mediados de noviembre ya me doy cuenta de que tengo que pedir más". Revela que si no empieza en octubre es porque le "da vergüenza". Este año ya ha despachado 500 participaciones y considera que ha cumplido. El año que más vendió, colocó más de 600 papeletas.

En cuanto a la estrategia de venta, opta por la vía rápida "llega un momento en que directamente pido a la gente cinco euros y cuando sacan el billete yo les doy la papeleta, sin más explicaciones. Eso a los compañeros, cuando son jefes mínimo les pido diez euros. También es verdad que cuando un miembro de una pareja quiere comprarme lotería le advierto si su media naranja ya ha comprado", puntualiza.

Otro factor es que cómo tiene que vender, también le toca comprar todo lo que le ofrezcan desde participaciones para el sorteo de Navidad a rifas para financiar viajes de estudios. "Como madre, de cara al futuro espero que mis hijos no tengan que vender papeletas porque no podría hacerlo y me supone un trauma porque me cargaría la clientela de Navidad", remata Sofía.

RTVE

anterior siguiente