El bipartidismo ha muerto: cae por debajo del 50% de votos y solo Cuenca, Ourense y Soria se mantienen fieles
- PP y PSOE dejan de ser hegemónicos en provincias donde hasta el domingo se habían repartido todos los escaños
- El PP desaparece de País Vasco y casi al completo de Cataluña | Especial en RTVE.es: 'Los datos hablan'
Hace diez años PSOE y PP se repartían la práctica totalidad del Congreso de los Diputados (323 de los 350 escaños). José Luis Rodríguez Zapatero había ganado las elecciones de 2008 gracias a la confianza de un 44% de los españoles y Mariano Rajoy se quedó a cuatro puntos y pasó a la oposición. Aquel fue el año álgido de un bipartidismo que terminó de ser aniquilado en las elecciones generales del pasado domingo. Ya es un hecho que más de la mitad de la población no quiere populares ni socialistas en el gobierno. Aún así, hay provincias que se resisten a dar ni un solo escaño a una fuerza que no sea PSOE o PP.
[Especial en RTVE.es: 'Los datos hablan']
El hundimiento del PP estas elecciones (sus 66 escaños quedan lejos de los 186 de 2011) le ha quitado sentido al prefijo ‘bi’ del bipartidismo, pero aunque el PSOE ha recuperado escaños y ganado las elecciones, también ha visto cómo los nuevos partidos le han comido terreno desde 2015.
Solo Cuenca, Ourense y Soria se resisten al cambio
Durante la campaña electoral, los candidatos de PP y PSOE se centraron en las provincias donde podían jugarse más escaños. Aquellas que repartían dos o tres no eran apenas visitadas o lo hacían de forma breve. Pero los llamados ‘nuevos partidos’ -Ciudadanos, Podemos y Vox-, les han arrebatado escaños también en éstas provincias y sólo Cuenca (reparte tres diputados), Ourense (4) y Soria (2) se han mantenido fieles al bipartidismo desde que nacieron las nuevas formaciones, además de Ceuta y Melilla, que aportan solo un escaño. Y Lugo, que en 2016 dio un asiento a Podemos en el Congreso, ha vuelto al redil del bipartidismo estas elecciones repartiendo dos escaños a PP y a PSOE respectivamente.
Sin embargo, incluso en algunas de estas circunscripciones ha habido otras fuerzas que se han quedado muy cerca de los grandes partidos. Es el caso de Melilla, que era el máximo feudo del bipartidismo antes de la entrada de los nuevos partidos (92% de los votos en 2011). El pasado domingo, PP y PSOE sólo obtuvieron un respaldo del 45% y la siguiente fuerza más votada, Coalición por Melilla, se quedó a 115 votos de igualar al PSOE.
Además de las ya mencionadas, el bipartidismo se mantiene por encima del 60% solo en Palencia, Zamora y Cáceres, aunque el voto se reparte más que nunca entre las principales fuerzas nacionales.
Pero ya no es hegemónico en circunscripciones donde hasta 2016 no había sacado escaños otro partido que no fuera PSOE o PP, como son Ávila, Teruel, Palencia, Cáceres y Ciudad Real.
El Partido Popular desaparece del País Vasco y casi toda Cataluña
Mientras que el PSOE ha subido en autonomías donde tienen un importante peso las formaciones nacionalistas, arrebatando a Podemos buena parte de los territorios que ganaron en 2016, el PP ha desaparecido por completo del País Vasco y casi ha hecho lo mismo en Cataluña, donde Cayetana Álvarez de Toledo ha sido la única en obtener un escaño como número uno por Barcelona.
Así, ha salido de Álava, Bizkaia, Guipúzcoa, Girona, Jeida y Tarragona. Llamativo ha sido el caso del vicesecretario general de la formación, Javier Maroto, que iba de número uno por Álava y no tendrá sitio en el Parlamento la próxima legislatura.
Las elecciones de 2019 han dejado en evidencia que, si un partido como el PP puede perder 120 120 escaños en ocho años y tres elecciones, y nuevos partidos pueden irrumpir con más de 20 escaños en el Congreso -como el caso de Vox- y seguir acercándose a los partidos tradicionales -Como Ciudadanos, que se ha quedado a 220.000 votos del ‘sorpasso’-, ningún partido tienen nada garantizado.