La historia de la Mesa del Congreso, en datos

• PSOE y Unidas Podemos sumarán mayoría en la Mesa del Congreso
• El órgano ha tenido más mayorías de derechas que de izquierdas

¿Para qué sirve la Mesa del Congreso?

El próximo 21 de mayo a las 10:00 horas se celebrará la sesión constitutiva de las Cámaras en la que se nombrará de manera oficial al presidente del Congreso y a los miembros de la Mesa, como ordena el Real Decreto de convocatoria de las elecciones generales. A lo largo de la democracia española, ha habido 13 mesas: la de la Legislatura Constituyente, que fue del año 1977 al 1979, y las otras 12 que se han formado como resultado de todas las convocatorias electorales.

Como se puede ver en los gráficos de arriba, la Mesa de la Cámara Baja ha tenido casi siempre mayorías populares y socialistas, con un predominio de las fuerzas de derechas. Lo habitual en este órgano ha sido que el partido ganador de las elecciones se quedara con cuatro o cinco plazas, pero esta forma de asignar los diputados cambió en 2016, cuando partidos como Podemos y Ciudadanos rompieron la tendencia bipartidista de la Cámara. Desde entonces, el reparto ha sido de 3-2-2-2, con tres plazas para el PP y las otras seis para PSOE, Cs y Podemos.

La configuración de este órgano supone la primera gran negociación de la legislatura entre las formaciones políticas salidas de las elecciones generales. Además, gran parte de la vida parlamentaria dependerá de cómo se distribuyan sus mayorías.

De los 11 presidentes, solo dos han sido mujeres

Desde 1977, la Mesa ha tenido más presidentes que presidentas, nueve hombres frente a dos mujeres: Luisa Fernanda Rudí y Ana Pastor. Si todo sale según lo previsto, por primera vez, una catalana dirigirá esta institución, la actual ministra en funciones de Política Territorial y Función Pública, Meritxell Batet. En cuanto a los partidos nacionalistas, CiU ha estado presente hasta en ocho mesas, PNV en tres y ERC en ninguna. Esta vez, tampoco se prevé la presencia de estos partidos, que llevan desde 2016 sin ocupar una de las ansiadas sillas.