Dos versiones del 1-O, el doble papel de los Mossos y diez horas de vídeos para demostrar una tesis y la contraria
- El juicio del 'procés' queda visto para sentencia en el Tribunal Supremo tras en cuatro meses | Infografía: Día a día
- Los testigos dibujan dos cataluñas diferentes mientras que Fiscalía y Abogacía discrepan sobre si hubo violencia
"Este vídeo lo vimos ayer". El presidente del tribunal que juzga el 'procés' en el Supremo, Manuel Marchena, hizo constar de esta manera que uno de los vídeos de las defensas sobre el referéndum del 1-O, donde se ve a un joven recibiendo varios porrazos de los antidisturbios mientras les empuja haciendo fuerza contra sus escudos cuando intentan acceder al Instituto Quercus de Sant Joan de Vilatorrada, ya lo había exhibido como prueba la Fiscalía apenas 24 horas antes.
La anécdota ocurrió hace dos semanas, en la sesión 49 de las 52 del juicio del 'procés', y bien podría ser su epítome: unos mismos hechos -incluso vistos desde el supuesto prisma objetivo de las imágenes-, dos interpretaciones completamente contrapuestas. La misma escena para intentar demostrar una versión y la contraria: la rebelión que percibe el Ministerio Público frente a la única "violencia" que ven las defensas, la policial.
Acaba así un juicio en el que todo ha sido dual, empezando por las propias acusaciones que aprecian delitos distintos -la rebelión de la Fiscalía frente a sedición de la Abogacía del Estado-; siguiendo por los testigos, que han dado dos versiones diametralmente opuestas; y acabando con el propio papel de los Mossos, a los que el Ministerio Público acusa de facilitar el referéndum, por un lado, y a la vez les cree cuando aseguran que intentaron convencer al Govern de que desconvocara la consulta. Estas son las diez claves de las 18 semanas del juicio del 'procés', que ha quedado visto para sentencia este miércoles:
1. Las acusaciones: de la rebelión a la sedición
La existencia de violencia o no en el llamado 'procès' ha sido el eje que ha vertebrado los cuatro meses de juicio casi en exclusiva y será también la clave de la sentencia para los nueve acusados de rebelión y sedición: el exvicepresidente catalán Oriol Junqueras, los exconsellers Joaquim Forn, Jordi Turull, Josep Rull, Raül Romeva y Dolors Bassa, la expresidenta del Parlament Carme Forcadell y los responsables el 1-O de ANC y Òmnium Cultural, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart.
La Fiscalía sostiene que existió la "violencia suficiente" y "necesaria" para que los acusados perpetraran en otoño de 2017 un "golpe de Estado" en Cataluña con la celebración del referéndum del 1-O y la posterior declaración unilateral de independencia y les acusa de rebelión. Un delito tipificado como un alzamiento violento y público con el fin de derogar, suspender o modificar la Constitución y declarar la independencia de una parte del territorio nacional. El Ministerio Público pide penas de 16 a 25 años por rebelión para estos nueve de los doce acusados. [Ver las peticiones de pena por acusado]
La Abogacía del Estado les acusa de sedición y pide para ellos entre 8 y 12 años de cárcel. La sedición está recogida en el Código Penal como un alzamiento público y tumultuario para impedir por la fuerza o fuera de las vías legales la aplicación de la leyes o que una autoridad o funcionario público cumpla resoluciones judiciales. Esta acusación cree que el 1-O se usó la "fuerza" pero cree que la violencia no era un "elemento estructural" del plan independentista y por eso no ve rebelión.
2. Las defensas y los acusados
En sus informes finales, las defensas de los acusados reconocieron que sus defendidos pudieron cometer un delito de desobediencia -como los promotores de la consulta del 9N de 2014- pero rechazaron tajantemente que fueran autores de un delitos de rebelión o sedición. Sobre el primero, todos los abogados han insistido en subrayar que la "violencia" que esgrime la Fiscalía son en realidad "incidentes aislados", "actos leves" que se pueden contar con "los dedos de una mano".
En sus últimas palabras, los doce acusados insistieron en pedir al Tribunal Supremo que con su sentencia devuelva al "terreno político" el conflicto catalán y negaron tajantemente que se valieran de la violencia para intentar conseguir la independencia de Cataluña. Los líderes independentistas, además, han insistido en que sea cual sea el sentido de la sentencia no terminará con el independentismo.
3. Las versiones contrapuestas el 20-S
La fase testifical ha sido la más amplia del juicio. Por el Salón de Plenos del Tribunal Supremo pasaron durante 39 jornadas 422 testigos que dieron dos versiones diametralmente contrapuestas de lo ocurrido en Cataluña en otoño de 2017. Los testigos de las acusaciones -entre ellos más de centenar y medio de policías y guardias civiles- describieron un verdadero periodo "insurreccional" promovido presuntamente por los acusados para forzar al Estado a aceptar la independencia, mientras que los de las acusaciones -muchos de ellos ciudadanos que fueron a votar el 1-O- sostienen que la "única violencia" fue la de las cargas policiales.
El 20 de septiembre de 2017 tuvo lugar una protesta con decenas de miles de personas frente a la Consellería de Economía en contra de las detenciones de altos cargos del Govern y de los registros y en la que resultaron dañados varios vehículos de la Guardia Civil. La letrada de la Administración de Justicia, que tuvo que salir del edificio saltando por una azotea al edificio colindante, relató que pasó "miedo", mientras que los tenientes de la Guardia Civil que estuvieron al frente del registro apuntaron directamente a Jordi Sànchez como la persona que llevó la "voz cantante" mientras los Mossos "acataban" y sostuvieron que salir por la puerta con toda la gente concentrada habría sido un "suicidio".
Los testigos de la defensa que estuvieron el 20-S frente a Economía describieron, sin embargo, un ambiente completamente "festivo" y "pacífico". Sin embargo, hubo un testigo, llamado por la defensa de Forn, que dio la sorpresa al convertirse casi en un testigo de cargo contra Sànchez. El responsable de los antidisturbios de los Mossos declaró que la actitud inicial del Sànchez fue "altiva, prepotente y muy complicada" y que nada más llegar les soltó un "largaos de aquí" y que llamó a alguien, supuestamente del Govern, para que se fueran. Luego, asegura, colaboró. Este testigo también señaló que había tanta gente que "ni con el séptimo de caballería se podía llegar".
4. Dos 1-O diferentes
La disparidad de versiones entre los testigos de las acusaciones y defensas alcanzó su punto más álgido en el relato de lo ocurrido el 1-O. El coordinador del dispositivo policial del 1-O, Diego Pérez de los Cobos, aseguró que el día del referéndum se encontraron con grupos "perfectamente organizados y jerarquizados" de ciudadanos que mediante el uso de "violencia" trataron de impedir que la Policía y la Guardia Civil cumplieran con la orden judicial de cerrar los colegios.
Policías y guardias civiles -muchos de ellos lesionados- describieron un ambiente "hostil" y "violento" y relataron "patadas", "empujones" e insultos como "hijos de puta", "asesinos", "perros de Rajoy", etc. Todos coincidieron en subrayar el "odio" que, aseguran, percibieron de los ciudadanos en los centros electorales. Entre estos testigos, estuvo el agente de la guardia civil que recibió un sillazo en el Instituto Quercus. Preguntados por las defensas sobre si la gente tenía las manos en alto y gritaba "som gent de pau", respondieron que sí, pero que "por debajo" les daban patadas y les insultaban también.
Las abogados de los acusados propusieron, por su parte, como testigos a decenas de ciudadanos que votaron el 1-O y que sostuvieron en el juicio que la "única violencia" que vieron fue la policial -"allí los únicos que pegaron fueron los agentes"- y que la Policía y la Guardia Civil cargaron contra ellos "sin mediar palabra". Muchos reconocieron que trataron de "dificultar" y de "no facilitar" que los agentes pudieran entrar en los centros, pero insistieron en que todo fue un movimiento "espontáneo" y "autoorganizado" de la ciudadanía. "Resistencia pacífica" y "desobediencia civil", resumieron.
5. Los vídeos: imágenes del 1-O para tres lecturas diferentes
A pesar de la insistencia de las defensas en mostrar los vídeos durante la fase testifical para "contrastar" lo que iban declarando los agentes de la Policía y la Guardia Civil con las imágenes de aquellos días, el tribunal decidió desde el principio del juicio que esta prueba documental no se vería hasta terminada la fase testifical y pericial. El tribunal destinó finalmente diez horas del juicio a ver las grabaciones.
La Fiscalía mostró cuatro horas de grabaciones con las que intentó demostrar que hubo violencia. Del 20-S reprodujo imágenes de los vehículos destrozados y de concentrados gritando "esta noche os vais sin coche", entre otras; mientras que del 1-O enseñó vídeos de ciudadanos tirando piedras a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, de una persona pegando una patada a un agente en el suelo o del guardia derribado por la silla metálica. Fue, sin embargo, una exposición caótica, sin identificar los lugares de los hechos -el fiscal Moreno se reconoció "incapaz" de ello- que también incluyó imágenes de ciudadanos con las manos en alto, llamamientos de los acusados a actuar sin violencia, etc... que las defensas también podrían suscribir.
La Abogacía incluyó algunos vídeos distintos, pero muchos los dio por reproducidos porque eran los mismos que los de la Fiscalía, aunque para demostrar sedición en lugar de rebelión. Pasó lo mismo con las defensas, que también prescindieron de algunos porque ya los habían mostrado las acusaciones y aportaron otras cuatro horas de imágenes en las que se ven porrazos y patadas de los agentes a ciudadanos, como en la escalera del instituto Pau Claris, de Barcelona.
[Vídeos Fiscalía. Parte I] [Parte II] [Vídeos Abogacía. Parte I] [Parte II] [Vídeos defensas I] [Defensas II] [Defensas III]
6. Un juicio, por momentos, a la actuación policial
Una de las estrategias de defensas usadas por los abogados de los acusados en el juicio ha sido intentar poner en duda la actuación de la Policía Nacional y la Guardia Civil insistiendo en que las cargas policiales se realizaron contra ciudadanos que solo estaban ofreciendo una resistencia pacífica, según su versión.
Para este fin, las defensas aprovecharon los interrogatorios como testigos a los agentes que intervinieron el 1-O para preguntar de forma reiterada y con insistencia si vieron golpes con las defensas -porras- en la cabeza u otras actuaciones presuntamente indebidas de sus compañeros, hasta tal punto que la fiscal Consuelo Madrigal se quejó con vehemencia en una de las jornadas: "No se juzga a la Policía y hay preguntas que parecen que estamos en un juicio contra la actuación policial en cumplimiento de órdenes judiciales".
En el mismo sentido, el magistrado Marchena recordó en varias ocasiones que el Supremo no está juzgando la actuación policial y que son juzgados de Cataluña los que están investigando si hubo actuaciones que merecen reproche penal. Al respecto, tanto los mandos como algunos responsables de antidisturbios el 1-O defendieron en el juicio que el uso de la fuerza fue "proporcional" y en respuesta, aseguraron, a agresiones previas de ciudadanos.
7. Los Mossos: de "facilitar" el 1-O a testigos de cargo
Tampoco corresponde al Supremo juzgar a los Mossos d'Esquadra, cuya cúpula está procesada por presunta rebelión en la Audiencia Nacional. Sin embargo, será difícil que el alto tribunal no dedique parte de la sentencia a la actuación de los Mossos ya que para la Fiscalía son pieza clave en la rebelión al haber "facilitado" la celebración del 1-O.
En esta línea se pronunció el coordinador del dispositivo del 1-O, Diego Pérez de los Cobos, que calificó directamente de "estafa" el despliegue que del día de la consulta en contra de lo que sostuvo el propio mayor Josep Lluís Trapero o su ex número dos y responsable de los Mossos durante la aplicación del artículo 155, Ferrán López, quienes defienden que todo fue acordado con el primero. Trapero incluso aseguró que prepararon la detención de Carles Puigdemont.
La Fiscalía sí otorga credibilidad a lo que Trapero, Ferrán López y otros excomisarios que declararon como testigos dijeron acerca de las reuniones que mantuvieron con el expresidente Carles Puigdemont, el exvicepresidente Oriol Junqueras y el exconseller de Interior Joaquim Forn días antes del 1-O para pedirles que desconvocaron la consulta porque había riesgo de enfrentamientos. De hecho, según la versión que dieron, Puigdemont les respondió que, si había violencia, declararía la independencia.
8. Los peritos: de clases de contabilidad a lecciones de catalán
El juicio dedicó dos sesiones a realizar las pruebas periciales. La primera la protagonizaron cuatro funcionarias -tres del Ministerio de Hacienda y una de la Intervención General del Estado- que respaldaron la acusación de malversación al explicar que el perjuicio para el erario público se produce en el momento de la contratación de un servicio, independientemente de que luego la Generalitat no pagara las facturas o de que algunos proveedores devolvieran el dinero cobrado.
Hubo una segunda pericial sobre malversación que protagonizaron dos peritos de la Fiscalía y la Abogacía del Estado -que sostuvieron que la cesión de los locales públicos para el 1-O se puede contabilizar como gasto- y dos propuestos por la defensa de Dolors Bassa -que rechazaron estos cálculos al ser edificios que están fuera del mercado de alquiler.
A propuesta de las defensas, por el Supremo pasaron también dos expertos en procesos de paz, que destacaron que Jordi Cuixart era un ejemplo de "liderazgo no violento"; dos médicos que intentaron rebajar la gravedad de las lesiones de los agentes; y una filóloga que sostuvo que la Guardia Civil había traducido mal una frase del catalán al castellano dando a entender que los Mossos apoyaban el 1-O.
9. Más prueba documental: Enfocats y la agenda Moleskine
Además de los vídeos, el Tribunal Supremo ha aceptado como prueba el examen de dos documentos que se encontraron en el domicilio del ex número dos de Oriol Junqueras, Josep María Jové. Son el power point titulado Enfocats, que recoge una supuesta hoja de ruta que siguieron los acusados, y la agenda Moleskine donde están apuntadas las reuniones que los líderes independentistas mantuvieron en 2015 y 2016.
Todos los acusados han negado conocer dichos documentos y los han calificado de "panfletos". Inciden en que Enfocats no tiene fecha, ni autor ni sello oficial. El Supremo los analizará directamente tras rechazar los informes de la Guardia Civil sobre los mismos por contener valoraciones.
10. El papel de Marchena: una pregunta clave en el juicio
El presidente de la Sala de lo Penal, Manuel Marchena, ha sido sin duda uno de los protagonistas del juicio. Más allá de las clases de Derecho Procesal que ha impartido a unos y a otros, destaca el papel que jugó el día que a la acusación popular, ejercida por Vox, inexplicablemente se le olvidó preguntar al mayor de los Mossos por las dos reuniones que la cúpula policial mantuvo con Puigdemont el 26 y 28 de septiembre para advertirle de que podía haber enfrentamientos el 1-O si no desconvocaban.
Marchena no dejó a la Fiscalía preguntar -ya que las acusaciones que no han propuesto a un testigo tienen que ceñirse a preguntar sobre lo que han interrogado las partes que sí han pedido esta testificar-, pero acabó preguntando él mismo para "depurar los hechos", lo que ocasionó la protesta de las defensas por "suplantar" a la acusación.