Mariquita Pérez, la muñeca más famosa de la historia de España
- Salud Amores y Alicia Amigó publican Descubriendo a Mariquita Pérez
- “El éxito de Mariquita Pérez fue inmediato, se agotó en dos meses”, aseguran
Cada generación de niños tiene sus juguetes favoritos, y para las niñas de la España de los años cuarenta a los setenta, fue la muñeca Mariquita Pérez, la más famosa y la que tenía más accesorios. Lo curioso es que, a pesar de su fama, también hay varios misterios sobre ella, que nos desvelan Salud Amores y Alicia Amigó en Descubriendo a Mariquita Pérez (Diábolo Ediciones).
Ya hablamos con Salud Amores con motivo de su libro La muñeca de posguerra y se dirigen al portal en el que, entre otras muchas cosas, nos contaba cómo las muñecas se usaban para adoctrinar a las niñas. Salud nos comenta cómo nació este nuevo proyecto: “Mariquita Pérez es mucha Mariquita Pérez y pensé que podía ser una buena idea llevar a cabo este proyecto en colaboración con otra persona, alguien a quien le gustara las muñecas, pero también la investigación y el rigor. Encontré estos valores en la persona de Alicia Amigó, a la que conocía desde hacía bastantes años y juntas comenzamos a idear la estructura del libro”.
En pleno siglo XXI, las muñecas siguen resistiendo contra los videojuegos pero en los años cuarenta del XX, eran las reinas: “Las niñas de los años cuarenta veneraban a las muñecas –asegura Salud-. Se vendían revistas con patrones para hacerlas de trapo, recortarlas o coserles algún modelo de ropa, dependiendo de la estación del año en la que se encontraban”.
“Eran tiempos –continúa Salud-en los que incluso las muñecas se publicitaban en portadas de revistas y adquirían mayor importancia en época navideña, protagonizando escaparates de grandes centros comerciales o de jugueterías de barrio. Las niñas adoraban contemplarlas en escena, se quedaban atónitos antes las vitrinas y deseaban que los Reyes Magos vinieran cargados con alguna de ellas. Desgraciadamente, estas muñecas de más renombre eran demasiado caras. Muchos niños se quedaban con las ganas y otros fueron más afortunados. Lo que sí está claro es que las niñas de la década de los cuarenta y cincuenta recuerdan a Mariquita Pérez”.
Un origen lleno de misterios
Lo más curioso es que, a pesar de su popularidad, el origen de Mariquita Pérez sigue siendo un misterio, que intenta desvelarnos Alicia Amigó: “No hay una respuesta fácil sobre el origen de Mariquita Pérez. Hay evidencias sobre su producción en la ciudad de Madrid, desde los talleres de la viuda del fabricante Florido, pero no así en otros talleres anteriores. Sin embargo, desde hace años, circula con fuerza una versión que sitúa el origen de Mariquita en la vila de Onil, sin que haya podido aclararse de dónde surgió tal idea”.
“En realidad –añade Aicia-, barajamos alguna hipótesis al respecto pero sin ninguna prueba irrefutable que pueda confirmarlas. Basándonos exclusivamente en nuestra investigación, nos parece que la idea de una muñeca fabricada desde el principio en los madrileños talleres de Florido es la más firme. Aunque hemos querido dejar constancia de todas las interpretaciones sobre el origen de la muñeca para que sea el lector quien saque sus propias conclusiones. En cualquier caso, Mariquita Pérez salió al mercado en el otoño de 1940, con lo que la idea de negocio debía venir madurándose en los meses anteriores, seguramente entre 1939 y 1940, una vez finalizada la Guerra Civil”.
Salud Amores nos comenta en qué pudieron basarse sus creadoras: “Se cuenta que Leonor de Coello vestía a su hija igual que a una muñeca extranjera que poseía y que, paseando por San Sebastián, la gente se quedaba maravillada al verlas con los mismos vestidos y alababa sus creaciones. Fue entonces cuando, al parecer, decidió convertir esta idea en su base de negocio. Leonor era muy amiga de María Pilar Luca de Tena, incluso habían ido juntas al mismo colegio. María Pilar creyó en su proyecto e invirtió en aquella nueva muñeca que pasaría a llamarse Mariquita Pérez”.
“Por aquel entonces –añade Salud- ya existían muñecas similares en otros países, con un universo de complementos, vestidos y mobiliario, alrededor de ellas, como era el caso de Marilú en Argentina o de Bleuette en Francia. Las socias y amigas aplicaron ese modelo de negocio a su nueva creación y disfrutaron, de manera inmediata, de un gran éxito, a pesar de encontrarse en plena posguerra española”.
Muy pocas niñas pudieron tener esta muñeca
Un éxito que, como os comentábamos, fue inmediato: “El éxito de Mariquita Pérez fue tremendo –asegura Alicia-. Nada más salir a la venta, en apenas dos meses, se agotó, así que de inmediato hubo que encargar otro pedido al fabricante. Hubo otras muñecas populares en los mismos años, sí, pero Mariquita Pérez se convirtió en un fenómeno casi desde los inicios. Una muñeca con nombre y apellido, y que se vestía como una niña de verdad, tal y como prometía su slogan, destacaba entre la oferta del momento”.
Pero la muñeca era un producto de lujo: “Mariquita Pérez logró calar entre las niñas de la época aunque la inmensa mayoría nunca pudo tenerla, ya que su precio equivalía a un sueldo medio. 80 pesetas en 1940 la reservaban a una clase acomodada o, si más no, desahogada. En plena posguerra, la inmensa mayoría de las familias, de ingresos limitados, no podían dedicar el esfuerzo considerable que suponía adquirirla. Por eso fueron tantas las niñas que no pudieron permitirse más que soñarla y Mariquita Pérez ha quedado en la memoria como la muñeca deseada que nunca o casi nunca llegó”.
Gran parte de ese éxito se debió a la publicidad, como nos comenta Alicia: “La publicidad fue clave para conseguir el posicionamiento de la muñeca en el mercado. La campaña de promoción fue constante y variada. Por ejemplo, Mariquita Pérez tuvo su propia canción comercial, como muchos de los productos de su época. También era ofrecida en subasta durante los entreactos en algunos teatros, o en actos benéficos como rifas y desfiles”.
“La muñeca –añade Alicia- también protagonizó un espacio radiofónico, dos cuentos, multitud de postales y calendarios. A todo esto, destaca la publicidad en prensa, muy frecuente durante las décadas de los años 40 y 50. Pero, sin duda, uno de los grandes reclamos de Mariquita Pérez era verla en los escaparates de las tiendas, donde se proyectaban escenas de todo tipo, como una representación de Don Juan Tenorio, una exposición de trajes regionales o una fiesta en "Los 12 Robles", de la película "Lo que el viento se llevó".
La muñeca mejor vestida
Además, Mariquita Pérez tuvo el mejor armario de su época: “La cantidad de vestidos de Mariquita Pérez es incontable e imposible de catalogar. En primer lugar, los pocos catálogos recuperados, proponen una lista ingente de distintos modelos y conjuntos. Mariquita Pérez podía irse de viaje, a la cama a dormir, de fiesta, de campo y playa, al colegio e incluso disfrazarse. Los primeros de aquellos trajes no estaban etiquetados y se cosían a mano, así que es complicado decidir cuáles le pertenecían y cuáles no”.
“Había otras muñecas de tamaños similares y que ofrecían vestidos parecidos –continúa Salud-. Los catálogos han permitido hacerse a una idea de nombres y cantidad, pero hay muy poca fotografía en su interior, así que, para poder asegurar que un vestido pertenecía a Mariquita hay que recurrir, fundamentalmente, a los anuncios publicitarios. Más tarde apareció la etiqueta y ahí ya no hay margen de error, aunque siempre hay que tener en cuenta que puede haber etiquetas que se hayan descosido”.
Lo más curioso –nos explica Salud- es que las niñas se podían vestir como ella: “Las niñas podían vestirse como las muñecas, existían talleres de confección en donde las costureras aceptan incluso demandas personales. De vez en cuando se organizaban pases de modelos en donde se mostraban los nuevos conjuntos. Las niñas también desfilaban con sus muñecas”.
Sin olvidar que era la muñeca con más accesorios: “Entre los accesorios se puede encontrar lo inimaginable: desde collares, pulseras con su nombre grabado, hasta rulos para el pelo y bolsas de agua caliente. El mundo de Mariquita Pérez era equiparable al de los adultos. Se reproducía a menor escala los accesorios del día a día de los que disfrutaban las familias de clase acomodada. El universo de Mariquita era distendido y rico en detalles” –concluye Salud-.
Juanín, el hermano de Mariquita Pérez
En aquella época era impensable que las muñecas tuvieran novios así que Mariquita Pérez se tuvo que conformar con un hermano: Juanín.
“El muñeco Juanín apareció en el año 1942 –nos explica Alicia-. Se fabricó primero con aspecto de bebé y años después también como niño de edad similar a Mariquita. Siguiendo la línea de su hermana, fue un muñeco con un extenso catálogo de ropa y accesorios, casi como los niños de verdad. Uno de los primeros anuncios de prensa en el que lo vimos decía que Mariquita Pérez "desarrolla sus instintos maternales con su muñeco Juanín". Aunque enseguida se le dio el trato de hermano de Mariquita, sólo ella utilizaba el apellido familiar Pérez”.
Evidentemente el éxito de Mariquita Pérez hizo que tuviera muchas competidoras: “Se podría decir que la rival más importante de la primera mitad de la década de los cuarenta fue Gisela, una muñeca de Carmen Cervera Giralt. Carmen, mujer independiente y luchadora creó a Gisela y pronto se hizo muy conocida, al pasar a venderse en los grandes almacenes “Galerías Preciados”. Gisela disfrutaba de su canción, protagonizaba obras de teatro, espacios radiofónicos, se ofrecía en concursos y ponía a disposición de los más pequeños un vestuario muy amplio, que podía contemplarse en anuncios publicitarios o incluso en sus catálogos”.
“Cuenta la propia Carmen Cervera –asegura Salud- que en los colegios las niñas se dividían entre las mariquitistas y las giselistas, según su preferencia. Con el tiempo aparecieron otras muñecas como Cayetana, que pretendía ser más accesible a todos”.
Una muñeca de coleccionista
Desde que se dejaron de producir, estas muñecas se han convertido en preciados objetos de coleccionista, como nos comenta Alicia: “La producción de muñecas Mariquita Pérez, que había comenzado en 1940, se detuvo en los años 70. Cuando el registro de la marca "Mariquita Pérez" caducó, ya en los años 80, pudo ser de nuevo registrado. En la actualidad, de hecho desde hace algunos años ya, existe una empresa que comercializa muñecas bajo este nombre, pero sin vinculación directa alguna con los creadores y propietarios originales. Las nuevas muñecas son un producto actual, que parece destinado al mercado coleccionista, nostálgico de la muñeca Mariquita Pérez”.
Pero las muñecas originales se cotizan a precios desorbitados: “La Mariquita Pérez que resulta más inaccesible es el primer modelo, aquél del que se hicieron solamente mil unidades –asegura Salud-. En el libro se explica cúal es, a nuestro parecer, y cómo se puede diferenciar de los siguientes”.
“El caso –continúa- es que se piensa que la Mariquita de ojos fijos de cristal solamente se fabricó durante esa primera tirada, pero hemos descubierto que su vida fue algo más longeva y que quizás se debería distinguir entre los verdaderos mil primeros modelos y los siguientes. Esta muñeca alcanza hoy día precios de entre 1800 y 2500 euros”.
"El mercado de coleccionistas de Mariquita es muy importante –añade Salud-. Por un lado, están los coleccionistas de muñeca antigua, para los que resulta evidente la necesidad de poseer a la muñeca española por excelencia. Por otro, entre sus admiradores también se encuentran algunas otras personas que no pudieron disfrutarla en su momento y que la buscan en la actualidad, aunque éstos son los menos, ya que el precio es bastante elevado”.
Alicia Amigo sabe mucho de este tipo de cotizaciones porque colecciona juguetes antiguos: “Colecciono juguetes antiguos desde hace más de 20 años, fundamentalmente muñecas españolas de mediados del siglo XX, aunque hay alguna de finales del siglo XIX y hasta muñecas contemporáneas. Me gustan también los juegos de construcción y científicos. Como fui una niña cuidadosa, conservo muchos de los juegos y juguetes de los años 80 con los que crecí”.
“Empecé fijándome en las muñecas de porcelana –añade- para más adelante centrarme en las de cartón piedra, como Mariquita Pérez. De las numerosas fotografías que salen en el libro, algunas corresponen a muñecas de mi colección, como son las de la portada. La mía no pretende ser una colección global, es más bien muy personal. En realidad no doy cabida más que a aquello que me gusta, por muy representativo que pudiera llegar a ser. Me tomo la colección como algo libre y espontáneo, por eso está continuamente abierta y tanto entran como salen piezas”.
Bombón, una muñeca que promueve la diversidad
En su amor por las muñecas, Salud Amores ha llegado a resucitar a otra muñeca mítica: “La muñeca Bombón apareció en 1954 en Madrid, por encargo del Bazar León a la fábrica de Viuda de Florido. Se trataba de una muñequita menuda de 24-26 cm. Quedé prendada de ella y en 2017 decidí relanzarla y volver a fabricarla, intenté que Bombón volviera a la vida. Por supuesto, introduje algún pequeño cambio en su concepción a nivel de piernas y altura, pero su esencia permaneció inalterable”.
“La nueva muñeca Bombón –añade Salud- promueve la diversidad desde el momento en el que se dirige a distintos tipos de público: por un lado se dirige a uno más adulto, el del coleccionista que la adora, que no pudo disfrutarla en los años cincuenta, y aquél que ha quedado prendado de ella en la actualidad, como ha sido mi caso, y a un público más infantil, que desea jugar con una muñeca que cierra los ojos de verdad, a la que puede lavar, vestir e incluso llevarla de paseo o de viaje, porque su tamaño de 30 cm lo permite”.
“La diversidad de Bombón –continúa- no se identifica solamente con la diversidad de las personas a las que se dirige, sino también con la variedad de muñecas que ofrece. Existen seis modelos y entre ellos se encuentran las de tez blanca, las mulatas, las de pelo caoba y pelirrojo e incluso el chico. Para seis modelos, la variedad es evidente y hay una para cada clase de persona. Pero, además, tienen una personalidad propia, distinta, acorde con sus rasgos o con la personalidad que emana de ellas”.
“Se me dijo que las pelirrojas, las mulatas y los chicos no eran populares y que costaba venderlas. Pero decidí atreverme, decidí ofrecer diversidad, pero al mismo tiempo una compañera de verdad, para los más pequeños, una pequeña de su misma edad, a la que le pudieran contar sus secretos y no esa proyección futura e irreal que ofrecen otras muñecas. Una vez más, quería introducir una mayor diversidad a la hora de poder elegir a su compañera de juegos” –concluye Salud Amores-.