El coronavirus cambiará el modelo de residencias
- Módulos independientes, de tamaño reducido, permitirán afrontar mejor los retos que ha planteado la pandemia
El presidente de la Federación de Empresas de la Dependencia de Cantabria, Rubén Otero, señala que lo prioritario es mejorar la coordinación sanitaria
Con la práctica totalidad de residentes y personal vacunados, las residencias dejan atrás un durísimo año de pandemia. El presidente de la Federación de Empresas de la Dependencia de Cantabria, Rubén Otero, ha recordado en el programa Encuentros de RNE momentos trágicos. Lo vivido, asegura, hará cambiar el modelo de gestión de estos centros asistenciales. “Espero que lo primero que se aborde sea una coordinación sanitaria. Es algo que llevamos años reclamando, sin éxito. Se insistió meses antes de la pandemia, porque veíamos lo que se nos venía, y siempre la hemos reclamado al inicio de cada legislatura, sin éxito”, señala Otero. “Luego, habrá que replantearse el funcionamiento de los centros. Se está planteando la construcción de centros por módulos. Módulos no de 200 o 300 plazas, sino módulos pequeños, de 15, 20 o 30 plazas, a modo de “miniresidencias” de gestión independiente”.
También contempla el presidente de la Federación de Empresas de la Dependencia de Cantabria la posibilidad de que algunos de estos centros incorporen a personal sanitario de forma permanente. “Imagino que algunas residencias de ciertas características tendrán que ser medicalizadas. Yo no estoy a favor de que las residencias se medicalicen, porque una residencia es una casa, y tú en tu casa no tienes médicos y enfermeras, pero puede ser que algún tipo de residencias tengan que estar medicalizadas y funcionar como un tránsito intermedio entre la residencia y el hospital”.
“Fue cuestión de minutos; tiene fiebre, se encuentra mal... avisa a los médicos…no, ya no avises porque ha fallecido…“
En Cantabria, la práctica totalidad de residentes y trabajadores de las residencias están ya vacunados. Ello supone un respiro para unos centros que han vivido lo peor de la pandemia. Quedan atrás 12 meses muy duros, con experiencias dramáticas. Rubén Otero relata la impotencia con que se vivió la derrota frente al coronavirus. La personaliza en el fallecimiento de un joven discapacitado. “Yo estaba con él, no pudimos hacer nada, y fue cuestión de minutos. Tiene fiebre, se encuentra mal, avisa a los médicos…no, ya no avises porque ha fallecido... Una persona estaba bien y 10 minutos más tarde estaba muerta”.
Rubén Otero defiende el papel de las residencias, en una sociedad cada día más envejecida, en la que muchas patologías hacen imposible que el residente permanezca en el domicilio familiar. “Las residencias son un recurso necesario cuando una persona llega a una edad determinada y con ciertas patologías. Igual hay que potenciar más la asistencia domiciliaria, la telesasistencia, los centros de día, que son recursos a veces poco conocidos. Potenciar más que la gente se quede en casa y acuda a una residencia lo más tarde posible, pero la residencia es un recurso necesario, porque con ciertas enfermedades y los trabajos que tenemos hoy en día, no hay posibilidad de atenderlas en una casa”.
Los mayores, todo un ejemplo
El presidente de la Federación de Empresas de la Dependencia, señala que pese a estar aislados, sin poder ver a sus familias, los residentes de mayor edad, la mayoría con duras experiencias vitales en su memoria, han sobrellevado todo mucho mejor que sus familias. “Yo hablaba con muchos de ellos y todos eran conscientes de lo que estaba pasando. Que esto sería una situación más de la vida, que pasaría, y volverían a ver a sus familiares. Creo que lo llevaban mejor los propios residentes que algunos trabajadores o que las familias. Incluso, había muchos residentes que te decían cuidaos vosotros, poneos las mascarillas… que nosotros ya hemos hecho toda la vida…”
Ahora, vacunados ya todos los residentes y trabajadores, las residencias viven con tranquilidad, a la espera de un protocolo para regular su progresiva apertura a visitas y salidas. “Hay que ver cómo se empiezan a abrir más esos centros, facilitando en lugar de una hora de vista dos, en lugar de un familiar tres… y a ver cómo permitimos a los residentes que puedan salir un poco más y hacer una vida un poco más normal”.
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