Las muertes aumentan y los contagios no acaban de frenar: España, a la espera del pico de la sexta ola
- La escalada de casos de COVID desde hace varias semanas ha hecho efecto en el número de fallecidos en España
- Los récord también son la tónica dominante en todo el mundo; especialmente en Europa, pero la tendencia llega hasta Australia
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Con la Navidad más que terminada, la resaca de las fiestas sigue pegando fuerte. El progreso de la vacunación contra el coronavirus -más de 40 millones de personas ya tienen al menos una dosis y el 36 % de la población ha recibido la de refuerzo- queda eclipsado por los récord, prácticamente diarios, de contagios registrados.
España, como el resto del mundo, ve cómo las curvas de casos se alzan hasta límites insospechados sin que parezca que hay un final. ¿O sí? Los últimos datos muestran que la velocidad a la que crecen los casos en nuestro país se ha frenado considerablemente en los últimos días. La incidencia acumulada continúa aumentando, sí, pero a un ritmo que poco a poco se acerca a cero.
No obstante, las consecuencias de varias semanas de ascenso ya se notan: la presión en los hospitales continúa creciendo y el número de fallecidos aumenta. Y si algo nos ha enseñado el virus es que aún pasará un tiempo hasta que esas cifras vuelvan a bajar.
1. El aumento de contagios ya se nota en las muertes
Aunque todo apunta a que la variante ómicron desarrolla una enfermedad más leve, el coronavirus sigue provocando muertes, también en España. La proporción de fallecidos en relación con los casos sigue estando lejos de la registrada en olas anteriores, pero en las últimas semanas los muertos notificados a diario rondan e incluso superan la centena. Aún más: por primera vez desde marzo de 2021, el pasado martes se volvieron a registrar más de 200 muertos en un único día.
El siguiente gráfico muestra la evolución semanal de las muertes por COVID-19, que se han duplicado en el último mes.
El incremento de la mortalidad se nota también en las residencias de mayores, foco de la pandemia en los primeros meses y menos golpeada en las últimas olas gracias al efecto de la vacunación masiva.
Aunque la cobertura de las dosis de refuerzo alcanza a todos los residentes según los datos del Ministerio de Sanidad, a estos centros también ha llegado el aumento de casos de la sexta ola, con récord de contagios en los últimos siete días. Pero, afortunadamente, la explosión de casos tampoco ha conllevado en este caso un aumento proporcional de las muertes: en esta semana se han registrado 79 nuevos decesos, 26 más que hace siete días.
2. Ómicron, principio y ¿final?
Siguiendo el camino del virus en sentido inverso, antes del pico creciente de muertes llegó la pendiente peligrosa en los hospitales. Los avisos antes y durante las fiestas no han evitado que la presión asistencial se eleve en la resaca navideña. A nivel nacional, la ocupación de las UCI por pacientes COVID se acerca al 25 %, que marca el umbral de riesgo muy alto en el semáforo de Sanidad.
Aunque en este indicador tampoco ha registrado récords hasta el momento, la saturación de estas unidades supera en muchas regiones los niveles de las últimas olas. Cataluña, que en la quinta ola llegó a tener casi la mitad de sus camas UCI ocupadas por pacientes COVID, es también ahora la región más afectada con una presión superior al 40 %.
Y mientras la situación se complica en los hospitales, el ascenso de los casos -el primer indicador pandémico- no parece haber alcanzado aún su pico. La curva continúa superando máximos: el pasado miércoles se registró el récord de contagios diarios notificados -más de 179.000- y la incidencia acumulada supera desde el martes los 3.000 casos, tres veces más que en el punto más alto de las olas anteriores.
Aunque no disponemos de todos los detalles del coronavirus que ha infectado a los pacientes ingresados en los hospitales, los datos de secuenciación apuntan a que detrás de los datos de contagios nunca vistos está ómicron, una variante con mayor transmisibilidad que las anteriores. Como se puede ver en el gráfico, ómicron es ya dominante en España, según la última actualización de Sanidad.
La llegada de ómicron ha cambiado la pandemia y la forma de seguirla. La capacidad diagnóstica ha sido suficiente para registrar las cifras inéditas de regiones como Navarra o País Vasco -más de 6.000 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días-, pero la lectura de los datos de incidencia es distinta.
Aunque el consenso general es que es pronto para dar por terminada la pandemia, la experiencia de esta ola marcada por la nueva variante y una amplia cobertura de vacunación es que el número de casos no tiene el mismo impacto en ingresos y muertes. Eso no significa que sea inocua, pues una alta incidencia sostenida en el tiempo acaba por saturar los hospitales y provocar muertes, como estamos viendo. Pero el impacto, hasta la fecha, se ha demostrado menor.
Y estos cambios también se reflejan en el reporte de síntomas de los infectados. Desde mediados de diciembre, el grueso de los diagnósticos corresponde a los asintomáticos, en una proporción nunca antes vista. El dato debe ser tomado con cautela, pero la diferencia con periodos previos de la pandemia es indiscutible.
Además, como ya hemos visto, los datos de la última semana permiten mirar con optimismo la curva de casos. Con o sin síntomas, el pico de esta sexta ola podría estar cerca. La incidencia continúa elevándose, pero el recuento de casos se ha reducido en varias jornadas, lo que apuntaría a una ralentización de su crecimiento.
En este contexto, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, confirmaba la futura implantación de un nuevo sistema para hacer seguimiento de la covid como si fuera una gripe. Darias insistió en que dicho plan se pondrá en marcha después de percibir “con toda la cautela” que la enfermedad adquiere “características de endemia, al menos en nuestro entorno”. Solo el tiempo dirá si el descenso puntual de los casos notificados es el principio de ese camino para dejar atrás la pandemia o simplemente un retraso provocado por los días festivos.
3. “No debemos darle alas al virus”
Por el momento, el impacto de esta ola marcada por ómicron se siente con fuerza también fuera de las fronteras españolas. Desde que fue identificada por primera vez a finales de noviembre, la nueva variante se ha extendido por todo el mundo, registrando récord tras récord de nuevos casos casi cada día desde que comenzó el año. Y eso que el recuento está incompleto, por la falta de acceso a test y los positivos registrados en casa que no llegan a figurar en las estadísticas oficiales.
El 3 de enero, por primera vez, el mundo registró más de dos millones de casos en una jornada. Desde entonces no ha bajado de ese umbral. Y de hecho, una semana después, la cifra superó los tres millones. El récord, con los datos de los últimos días aún por consolidar, se sitúa en 3,67 millones de casos en un día.
La incidencia aumenta especialmente en Europa y Norteamérica. En las últimas semanas, los países que más contagios han notificado -entre aquellos con más de cinco millones de habitantes- han sido europeos, con Francia a la cabeza (esta semana ha vuelto a superar su récord de casos diarios, con más de 368.000).
Sin embargo, en los últimos días se han colado países que no se ubican en el continente europeo. Es el caso de Israel y, de manera más llamativa, de Australia, que hasta ahora había conseguido mantener al virus a raya.
Los hospitales australianos viven ahora mismo su peor momento de la pandemia, en una ola marcada por ómicron que se eleva después de que las restricciones se hayan relajado y de que las autoridades hicieran obligatorio informar sobre los casos detectados en los hogares mediante las pruebas de antígenos. De los 1,4 millones de casos registrados en territorio australiano desde finales de 2019, uno de cada tres ha sido notificado en los primeros días de 2022.
“No debemos darle alas al virus ni alzar la bandera blanca”, insistía esta semana el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreye. El virus sigue siendo peligroso, especialmente en los países -los de rentas más bajas- donde la población sin vacunar sigue siendo mayoría. Pero también para el resto.
A principios de esta semana, la oficina regional para Europa de la OMS hacía pública una proyección: la mitad de la población europea podría infectarse por ómicron en las próximas semanas. Y ya sabemos que, en mayor o menor proporción, tras los casos llegan los ingresos y las muertes.
PD: Tres décadas de IBEX 35
El IBEX 35, el principal índice de la bolsa española, ha cumplido esta semana tres décadas de existencia, en las que se ha convertido en el reflejo de los vaivenes económicos e históricos de España. Por ejemplo, su cota más alta, en 2007, marcó el punto álgido del crecimiento económico a lomos de la burbuja inmobiliaria, de igual forma que su peor año fue 2008, cuando se desencadenó la Gran Depresión.
En este gráfico se recoge la evolución del índice, día a día, desde su creación hasta este mismo viernes. La bolsa es un termómetro económico, pero también emocional, y el “selectivo español” -un índice ponderado de las 35 empresas con mayor liquidez de la bolsa- ha sufrido con las sucesivas crisis económicas y con acontecimientos internacionales como el Brexit.
Sin embargo, nunca ha tenido una caída tan pronunciada como el 12 de marzo de 2020, cuando se desató el pánico por la pandemia de coronavirus; un día después, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba la declaración del estado de alarma. Desde entonces, ha perdido cerca de un 12 % de su valor y sigue lejos de los 10.000 puntos que logró alcanzar poco antes de que estallara la crisis del coronavirus.