El secuestro de El Masri sacó a la luz el programa de la CIA sobre detenciones, traslados y torturas
- Después del 11-S, EEUU radicalizó los métodos contra el terror con la connivencia de sus aliados
- La trágica historia de El Masri y de cómo su vida cambió, contada en un documental en clave de thriller político
- El martes, preestreno de "El caso El Masri”, a las 20:00 en RTVE Play y a las 00:00 en La 2 de TVE
El 31 de diciembre de 2003, el ciudadano alemán Khaled El Masri fue secuestrado por la CIA durante un viaje a Macedonia. Pocos días después le trasladaron a una prisión clandestina en Afganistán.
Permaneció desaparecido hasta que cinco meses después lo liberaron en un bosque de Albania. El Masri fue víctima del llamado "programa de entregas mundial del servicio de inteligencia de Estados Unidos.
Secuestros, traslados y torturas
Khaled El Masri nació en Kuwait pero desde muy pequeño vivió en el Líbano. En los años 80 se estableció en Alemania y en 1994 se convirtió en ciudadano alemán. Vivía cerca de la localidad de Ulm con su mujer y sus cinco hijos ganándose la vida con la venta de coches.
Pero, el 31 de diciembre de 2003, su vida iba a cambiar de forma drástica durante su viaje a Macedonia. En la frontera con Serbia, unos desconocidos le obligaron a bajarse del autobús en el que viajaba, le arrestaron y le llevaron a un hotel de Skopie, donde fue maltratado e interrogado.
"No sabía por qué, ni lo que querían", relata Khaled con estupor, mientras cuenta esta trágica historia de su vida. "Me detuvieron en ese hotel durante 23 días", prosigue, "afirmaban que yo era egipcio y que mi pasaporte era falso".
“Me vendaron los ojos, me pusieron tapones en los oídos y un saco en la cabeza“
Los desconocidos eran agentes de la CIA. "Me vendaron los ojos, me pusieron tapones en los oídos y un saco en la cabeza", describe Khaled. Le metieron en un avión y le trasladaron a una prisión secreta cerca de Kabul.
Allí, El Masri cuenta que sufrió torturas durante los largos interrogatorios a los que fue sometido. Le estaban aplicando el hasta entonces clandestino programa ilegal de la CIA para la detención, el traslado y la tortura de individuos sospechosos de terrorismo.
Desde el 11-S, el modus operandi de la inteligencia estadounidense cambió radicalmente. "El caso de Khaled El Masri desvela todas las entrañas del sistema secreto estadounidense de torturas y prisiones", denuncia el prestigioso periodista de investigación alemán John Goetz. En la misma línea se pronuncia el miembro de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Dick Marty, quien insiste en que "estas desapariciones y traslados extrajudiciales son actos delictivos".
“El caso de El Masri desvela todas las entrañas del sistema secreto estadounidense de torturas y prisiones“
Estados Unidos respaldaba las actuaciones y los aliados se posicionaban en contra de sus ciudadanos llegado el caso. Y eso fue exactamente lo que Alemania hizo con Khaled El Masri.
La alargada sombra de Estados Unidos
La policía alemana supo del secuestro de su compatriota en junio de 2004, unas dos semanas después de que la CIA liberara a El Masri en un bosque de Albania. Verificaron su relato paso a paso. Los análisis que se le practicaron dieron como resultado que, durante un largo período de tiempo, había soportado un considerable estrés físico y emocional. "Llegamos a la conclusión de que toda la historia era creíble", apunta Hermann Utz de la policía científica alemana.
“Me di cuenta de que este asunto tomaba una dimensión política“
Según el abogado de El Masri, Manfred Gnjidic, los investigadores estaban haciendo un buen trabajo, pero de repente se detuvieron. "Me di cuenta de que este asunto tomaba una dimensión política", asegura.
El papel decisivo de la prensa
La denuncia de la ilegal actuación gubernamental contra El Masri ocupó los titulares de la prensa internacional. "Cuando la historia se destapó en las páginas del New York Times, cayó como una bomba", recuerda Souad Mekhennet, periodista del diario neoyorkino.
Todas las investigaciones de la prensa sobre el secuestro del ciudadano alemán apuntaban hacia enlaces estadounidenses. La CIA utilizaba aviones para trasladar a detenidos hacia países donde los torturaban.
En 2005, los periodistas descubrieron también las rutas aéreas de los jets. Aparecía la del vuelo que llevó a El Masri a la cárcel de Afganistán donde permaneció durante cuatro meses para extraerle confesiones e información bajo torturas.
Pero el servicio de inteligencia de Estados Unidos se había confundido. "El Khaled El Masri que ellos buscaban era un ciudadano español", desvela el periodista Alecksandar Bozhinovski, que ya conocía la implicación de la CIA en estas desapariciones poco después del secuestro del ciudadano alemán.
Abandonado sin explicaciones ni disculpas
En Nueva York, la Unión Estadounidense para las Libertades Civiles junto a otros abogados defensores de derechos humanos de Europa, lucharon durante los años siguientes al secuestro para que El Masri consiguiera que se restituyera su dignidad moral y jurídica. "Lo que quiero es que se reconozca que se ha cometido una injusticia conmigo", reclamaba Khaled. "Exijo una explicación y una disculpa", reivindicaba.
Pero todos sus esfuerzos y los de sus incondicionales fueron en vano. Nunca recibió aclaración alguna ni nadie le pidió jamás perdón. Estados Unidos no se dio por aludido. Y en su país, según revela la periodista del New York Times, Mekhennet, "las autoridades alemanas estaban informadas". Pero sus dirigentes tampoco le ofrecieron explicación ni disculpa alguna. Sí lo hizo Macedonia.
“Exijo una explicación y una disculpa“
Casi dos décadas después del secuestro de Khaled El Masri, Estados Unidos ha revelado, en un informe de investigación del Senado, parte del programa de secuestros de la CIA.
"Existen innumerables casos de detenciones de las que todavía no tenemos pruebas", denuncia Dick Marty mientras enfatiza que "El Masri es un símbolo para muchos". Un símbolo para todas las víctimas que como a él le destruyeron su vida y la de su familia.