El ex policía de Mineápolis se declara culpable de complicidad en el caso de George Floyd
- Thomas Lane ha aceptado un acuerdo por el que será condenado a tres años de prisión en una cárcel federal
- Vio cómo su compañero Derek Chauvin mataba a Floyd manteniendo la rodilla sobre su cuello
Uno de los tres policías de Minneapolis que vio cómo su compañero Derek Chauvin mataba manteniendo la rodilla sobre su cuello a George Floyd se ha declarado culpable de complicidad. El homicidio involuntario cometido en 2020 en Mineápolis desencadenó una enorme ola de protestas por la injusticia racial.
Thomas Lane "ha aceptado la responsabilidad por su papel en la muerte" de George Floyd, según ha informado el fiscal estatal Keith Ellison en un comunicado. "Admitir que hizo algo malo es un paso importante para curar las heridas de la familia Floyd, de nuestra comunidad y de la nación", ha añadido.
El ex oficial, que estaba acusado de complicidad en el asesinato, ha aceptado un acuerdo de culpabilidad después de que los cargos fueran recalificados en una audiencia en Mineápolis, según ha informado un portavoz del tribunal. Conforme a lo acordado, será condenado a tres años de prisión en una cárcel federal.
"Esperamos que (el acuerdo) marque el inicio de una nueva era en la que los agentes de policía entiendan que los jurados les exigirán responsabilidades, como a otros ciudadanos", ha dicho el abogado de la familia de Floyd.
El resto de agentes implicados no se han declarado culpables
Sus otros dos compañeros, Tou Thao, de ascendencia hmong, y Alexander Kueng, afroamericano, no se han declarado culpables y está previsto que su juicio en un tribunal estatal comience el 13 de junio.
Chauvin, el policía blanco autor del homicidio, fue condenado a 22 años y medio de prisión el año pasado tras su condena por cargos de asesinato de Floyd, un hombre negro sospechoso de pasar un billete falso.
Floyd murió tras pasar 8 minutos y 46 segundos bajo la rodilla del agente, mientras se quejaba repetidas veces de que no podía respirar. El caso desató la mayor ola de protestas y disturbios raciales desde finales de la década de los sesenta tras el asesinato de Martin Luther King.