Las claves de la victoria del Real Madrid: el mejor portero del mundo frena el dominio del Liverpool
- Courtois y la defensa sostuvieron a un equipo superado en el juego, pero que supo aprovechar su ocasión
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En su enésimo ejercicio de supervivencia, el Real Madrid se proclamó campeón de la Champions League agarrado a una extraordinaria puntualidad ofensiva -un gol con apenas dos remates a portería- y, por encima de todo, a un portero en estado de gracia. Thibout Courtois frustró una y otra vez los ataques del Liverpool, dominador durante casi todo el partido, hasta sumar nueve paradas, más que ningún otro portero en una final, y convertirse en el héroe de la decimocuarta.
Hasta ahora, el récord de disparos detenidos en una final de Champions League estaba en ocho, las que realizó Edwin van der Sar ante el Barcelona en 2011, sin que eso sirviera para que el Manchester United ganara el título. Alisson Becker, el portero del Liverpool, igualó esa marca en 2019, cuando su equipo se coronó frente al Tottenham. Este sábado, Alisson no hizo ninguna parada: el primer tiro a puerta del Real Madrid fue un punterazo de Valverde que bloqueó la defensa y que acabó en el tanto anulado a Benzema por fuera de juego al final de la primera parte; el segundo, el gol que decidió el torneo.
Por el contrario, en la otra portería, Courtois salió indemne de un auténtico tiroteo. El Liverpool remató 24 veces, por solo cuatro del Madrid, según las estadísticas de OPTA, que estiman que el equipo inglés generó suficientes ocasiones como para anotar 2,14 goles. Si se atiende solo a los nueve disparos que fueron entre los tres palos, los goles esperados ascienden a 2,58.
Pero se quedó a cero, vencido por un portero que se convirtió en un muro. Courtois las sacó de todos los colores y le amargó especialmente la noche a Salah, la estrella del Liverpool, al que le detuvo nada menos que seis disparos, algunos dificilísimos, como un tiro abajo a su izquierda en la primera parte o un remate combado en la segunda. La parada de la noche, sin embargo, fue a disparo de Mané, en el minuto 21 de la primera parte, cuando el portero madridista desvió el balón con la mano derecha y el poste le devolvió el rechace.
Un dominio abrumador y estéril frente a un gol decisivo
Eran los mejores minutos de un Liverpool que abrumó al Real Madrid durante gran parte de la final. El equipo de Klopp no solo remató mucho más a portería, sino que tuvo más posesión del balón (un 56,8% frente al 46,1%), fue más preciso en los pases (un 88,5% frente al 82,7%), consiguió más regates (14, por nueve del Madrid) y sacó el triple de corners (seis frente a dos).
El equipo blanco, por el contrario, apenas llevó la iniciativa de forma clara en los últimos minutos de la primera parte y sólo sale vencedor en los duelos ganados en el conjunto de la final, 57 a 41. La estimación de goles esperados en función de las ocasiones del Real Madrid es de 0,88, aunque baja hasta 0,35 si se consideran solo los tiros a portería. Pero mientras los ingleses fueron incapaces de aprovechar sus múltiples ocasiones, Vinicius Junior embocó la pelota decisiva.
La jugada del gol se desarrolló en 32 segundos. Comienza con un saque de banda de Mendy a Kroos, que este le devuelve. El lateral francés se la pasa a Militao en el centro de la defensa y este cambia el juego a la banda derecha. Allí, Carvajal, Modric y Casemiro maniobran con el balón zafándose de la presión de los centrocampistas ‘red’, hasta que el balón vuelve a Casemiro y este abre a la posición de extremo para Valverde, que en solitario se convierte en protagonista y asistente del gol.
El uruguayo puede progresar sin oposición hasta el pico del área. Allí tiene la posibilidad de prolongar a Carvajal, que había seguido su avance, o filtrar el balón al desmarque de Benzema en el interior del área. Pero el centrocampista asiste con un centro chut a Vinicius, que aprovechó el espacio a la espalda de Alexander-Arnold para batir a Alisson a puerta vacía. Un tiro a puerta, un gol que vale una Champions.
Salah, más incisivo que Benzema
Con 21 años y en su primera final, Vinicius logró el desequilibrio que anoche no alcanzó Karim Benzema, el mejor delantero del torneo. El francés estuvo disperso, incluso algo ofuscado, como se vio en la jugada que acabó en el gol anulado: después de un fenomenal control y un buen recorte a un defensa, se le hizo de noche frente a Alisson. Y aunque marcó en el barullo posterior, el VAR terminó por anular la jugada, de forma que cerró la final sin un solo tiro entre los tres palos, con un regate conseguido de tres intentos y 17 pérdidas de balón.
Mucho más incisivo estuvo su contraparte en el Liverpool, el egipcio Mohamed Salah. Nadie remató más que la estrella red, hasta nueve disparos -más de un tercio de los de su equipo-, y sus incursiones por la banda derecha, acompañado de Trent Alexander-Arnold, desarbolaron en más de una ocasión a la defensa blanca. Estuvo algo fallón en el regate, con solo uno bueno de cinco intentos, pero siempre dio sensación de peligro, por más que Courtois desactivara sus seis remates entre palos.
Más allá de Courtois y Vinicius, el sostén del Real Madrid fue su entramado defensivo, con una estupenda versión de toda la línea de atrás. Especialmente acertado estuvo Dani Carvajal, que logró siete recuperaciones y salió victorioso de todos sus duelos, hasta secar a Luis Díaz, el extremo colombiano que aparecía como de las principales amenazas del Liverpool en este final de temporada y que se fue con un único remate en el partido.
Pese a jugar aculados -el Real Madrid se situaba en defensa a 24,3 metros de su portería, mientras el Liverpool la adelantaba hasta los 39,6 metros-, los defensas blancos mantuvieron la sangre fría para achicar agua en el área propia: allí sumaron 90 acciones buenas, por 30 de los red, mucho menos exigidos. Y donde no llegaron ellos, Courtois hizo el resto.