'Goya Saturnalia', la genialidad y la locura de los últimos días del pintor
- Las “Pinturas negras” y el ocaso de Goya protagonizan este cómic de Manuel Gutiérrez y Manuel Romero
- Más noticias sobre cómic en El Cómic en RTVE.es
En 1819, con 73 años y una sordera que le agrió el carácter, Goya se trasladó a la Quinta del Sordo, una finca en las afueras de Madrid, donde realizará las obras más personales y enigmáticas de su vida: las Pinturas negras. 14 obras murales que cambiaron la historia del arte y que hoy en día nos siguen fascinando. ¿Qué le pasaba por la cabeza al pintor en esos días? La respuesta a esa pregunta la imaginan el guionista Manuel Gutiérrez y el dibujante Manuel Romero en un cómic sorprendente: Goya Saturnalia (Cascaborra).
“Queríamos centrarnos en esa época porque es la etapa más interesante y rompedora de Goya –asegura Manuel Gutiérrez-. Sus Pinturas negras cambiaron no solo su propia forma de entender la pintura, sino que, sin quererlo y sin intención alguna, plantó la semilla del futuro del arte”.
Una opinión que comparte Manuel Romero: “Creo que esas Pinturas negras son fundamentales para conocer lo que supuso la revolución artística de principios del siglo XX. En ellas están las raíces del impresionismo, el expresionismo, la soltura del trazo próxima a la abstracción… Sin lugar a dudas, si no se llegan a rescatar de las paredes de la Quinta, toda la historia del arte se escribiría de otra manera”.
“Goya hizo las Pinturas negras para sí mismo”
Preguntamos a Gutiérrez por qué ese subtítulo: “’Saturnalia’ viene de las saturnales, una festividad romana que, durante unos siete días de diciembre, sus ciudadanos y esclavos eran libres. De todo y para todo. Comenzaba con un sacrificio y acababa con el nacimiento del Sol el 25 de diciembre. Funcionaba como un reinicio estacional y emocional para toda la sociedad”.
“Esto –continúa el guionista-, me ha servido de metáfora para exponer el punto exacto que imagino para un Goya anciano, cansado de la vida en la Corte, que había vivido una gran guerra y dos crisis que, si bien no le mataron, le dejaron secuelas gravísimas en su estado físico y mental; entre ellas la sordera total en la primera de ellas. Un Goya que se aleja de todo para explotar artísticamente, casi en soledad, al hacer las Pinturas negras. Óleos en paredes sin ninguna intención de venta, visibilidad o perduración. En definitiva, obras hechas para él”.
“Volviendo al término “Saturnalia” –añade Gutiérrez-, hay algo que también me atrajo de él y que tiene que ver con otro de los aspectos fundamentales del cómic: las conexiones nominativas, temporales y artísticas que he trazado en la obra. Así, Saturnalia me llevó a una de sus Pinturas negras esenciales (si no la más importante de la serie) Saturno devorando a un hijo. Pero también a “saturnismo”, una de las múltiples enfermedades que sufría Goya. Que era una intoxicación por plomo en la sangre (derivado del uso de los óleos) y que podía provocar delirios y cierta locura”.
“Una enfermedad que, curiosamente, compartía con otro sordo célebre, Ludwig van Beethoven. El cual pasó por otra Saturnalia, la Grosse Fuge” –añade el guionista-.
“La personalidad de Goya funcionaba como un agujero negro”
Pero… ¿cómo imaginan a ese Goya anciano? “El reto justo era ese, el indagar dentro de él e intentar imaginar cómo pensaba y sentía para retratarle de una forma sensorial. Y su sordera tiene mucho que ver. Porque aunque le aisló del mundo sensible, amplificó su espectro artístico, su mundo interior para explotar un universo creativo único”.
El cómic también explora la relación de Goya con Leocadia, con el rey, con los afrancesados e incluso con el pueblo. “La personalidad de Goya era tan fuerte que funcionaba como un agujero negro. Para bien o para mal -asegura Gutiérez-. Su familia le necesita al igual que él a ella. Con Fernando VII también hay algo parecido en el otro sentido. No se soportan, pero nunca rompen su relación del todo. Es que incluso cuando Goya se marcha a Francia, él mantiene su sueldo como primer de corte hasta su muerte. Y con las ideas ilustradas le pasaba tres cuartos de lo mismo, él apoyaba las ideas francesas de renovación y cambio, pero, a la vez, se sentía un patriota… Porque en realidad, una cosa no quitaba la otra”.
“Goya en sí mismo era una contradicción –añade el guionista-, pero creo que para él no era un problema. El problema estaba en los demás, en no saber cómo encajarle y eso le generó problemas durante toda su vida”.
El cómic también es una brillante reflexión sobre el arte y el proceso creativo. Por eso, en una de las partes más sorprendentes, Goya dialoga con otros grandes pintores, poetas y artistas como Picasso, Velázquez, Lorca, Bacon o Beethoven. “En principio no era algo que estuviera pensado –afirma Gutiérrez-, pero, poco a poco, fueron surgiendo conexiones que ni yo mismo entendía mientras iba creando el guion. La gran sorpresa fue que, al unir las piezas, a priori sin relación, cobraron todo el sentido. Y esa relación es el arte que atraviesa a los creadores. Tanto que es capaz de plegar el tiempo”.
El cómic es “una fuga en cinco movimientos”
Manuel Gutiérrez también es poeta y hay mucha poesía en este cómic, pero también mucha música, porque imagina Goya Saturnalia como “una fuga en cinco movimientos”. “La música ha tenido mucha importancia a la hora de diseñar las páginas del cómic –asegura-. Mi intención era crear una sinfonía anárquica y apasionada apoyada por una reticulación que recuerda a un pentagrama. Además, el cómic está estructurado, de forma externa, en cinco movimientos. Tal como una composición sinfónica, que le viene muy bien al tono narrativo que luego se ve internamente en la obra”.
Destacar la original estructura de las páginas, que suele ser de tres filas de viñetas con cuatro viñetas cada una, lo que nos puede recordar a Watchmen, donde Alan Moore y Dave Gibbons también usaron una estructura narrativa muy rígida. “La estructura base de Watchmen es una retícula de 3x3 (muy clásica y bastante utilizada) mientras que nosotros hemos usado una estructura de 3x4 –nos explica Gutíerrez-. Esto es así porque genera 12 viñetas en total que posibilita un juego de relaciones entre los espacios que han ayudado a generar las rimas visuales, simbólicas y poéticas que hemos ido trazando a lo largo del cómic. También esto ayuda al juego de entradas y salidas de los raccords entre viñetas donde falseamos esta estructuración fija para nuestros intereses narrativos”.
“Además –continúa el guionista-, esta estructuración forma parte de una de las metáforas del cómic que funciona de la siguiente manera: donde la retícula es más rígida, esta actúa a modo de “jaula” que encierra la trama, al propio Goya más alienado. Así, de manera inversamente proporcional, cuando Goya es más creativo, la estructura se rompe creando composiciones más libres. Toda la diagramación de páginas y viñetas está pautada en el guion y forma parte de la estructuración narrativa del libro”.
Una estructura que supuso un desafío para el dibujante, Manuel Romero: “La estructura de división de algunas páginas en 3x4 venía dada por el guión, era una manera de transferir gráficamente esas pautas musicales. Al principio, para mi fue complicado en algunas viñetas resolver el contenido por el formato tan estrecho, pero, tirando de oficio, enseguida me adapté”.
“Me parecía una osadía acercarme a Goya”
Destacar los espectaculares dibujos de Manuel Romero, que debuta en la novela gráfica con Goya Saturnalia. Le preguntamos si intentó imitar a Goya. “Para mí Goya es un personaje fundamental en la Historia Universal de Arte, por lo que, en principio, me parecía una osadía el hecho en sí de acercarme a él. Por lo tanto, no pretendí en ningún momento imitarlo, porque sería una aventura fallida con total seguridad. Lo que hice fue usar su paleta de colores para entonar en el mismo código gráfico y adaptarlo a la línea y mi estilo pictórico”.
Uno de los mayores desafíos de Romero era reproducir esas 14 Pinturas negras que son parte fundamental del argumento: “Prácticamente todas las pinturas negras están representadas, teniendo mayor protagonismo el Saturno dado que, de alguna forma, es el protagonista. Me siento bien reinterpretando estas pinturas que conozco desde la infancia; ahora las veo con otra perspectiva y, como profesional del dibujo y la pintura, tengo un estilo muy personal y marcado y lo he puesto disposición de este trabajo tan gratificante”.
“El respeto creo que es la fórmula para que nadie haya criticado de forma negativa mi acercamiento gráfico a esta figura universal de la que siempre aprendes algo, gracias a su proceso creativo tan abierto –confiesa el dibujante-. Cuando reviso algo suyo me impresiona la claridad de ideas y el control de las técnicas que usaba”.
“En cuanto a ser fiel a los originales, creo que tenía que interpretarlos y por lo tanto debía haber un claro parecido, pero lo adapté al estilo de narrativa gráfica que me identifica y que da coherencia a toda la obra” –añade Romero-.
“Este cómic resume todo lo que he aprendido como ilustrador en 30 años”
“Cuando me decidí a entrar en el mundo del cómic definí una formula muy clara y personal de contar gráficamente historias –asegura Romero-. Hice un pequeño cómic de 10 páginas titulado Los perros de Auschwitz, en él se encuentra el ADN de mi forma pictórica y personal de contar historias. Como ilustrador profesional con casi 30 años de experiencia puedo decir que esta obra es un resumen de todo lo aprendido en ese tiempo”.
En cuanto a la técnica utilizada en el cómic, Manuel Romero nos comenta: “La técnica gráfica que he usado es mixta, hay mucha línea, texturas, acuarelas…. hechas a mano y escaneadas, y hay mucho material digital. El resultado final es netamente digital y responde a mi evolución técnica a la hora de resolver mis trabajos. Todo es más rápido, se pueden hacer cambios con más facilidad… en definitiva, todo son ventajas”.
Muchos pensamos que un cómic tan potente visualmente merecía un tamaño mayor de publicación, pero tiene una razón que nos explica Romero: “El formato lo decidimos porque las planchas de los grabados de Goya eran, muchas de ellas, de ese tamaño, y porque la sonoridad del guion se veía mejor en este tamaño. Francamente, ha sido la única critica que hemos recibido que ha cuestionado nuestro trabajo”.
Sus proyectos
Después de este sorprendente Goya Saturnalia estamos deseando leer nuevos proyectos de esta pareja. Manuel Gutiérrez nos confiesa que: “Ahora mismo estoy centrado en mi tesis doctoral. Voy por el segundo año de investigación donde estoy haciendo un estudio teórico práctico sobre las conexiones tanto formales como narrativas que existen entre el cómic y la poesía y que dirige Sergio García Sánchez. Un reto difícil pero apasionante”.
En cuanto a Manuel Romero: “En principio no tengo ningún proyecto, estoy pendiente de la evolución de este cómic y espero que pronto vea la luz mi segunda novela gráfica: Entre el cielo y la tierra, con guion de Juan Alcudia y editado por el sello Sallybook. Me gustaría poder seguir haciendo cómic, pero veo que el mercado está muy negro para los autores. Espero que me llegue un proyecto tan ilusionante como este de Goya y con un contrato que respete la labor de los autores, los auténticos creadores de contenidos de esta industria”.