Enlaces accesibilidad

Chongrui Nie: "Nunca podremos capturar la belleza del mundo con nuestro arte, así que pinto con el corazón"

  • Se publican los dos últimos tomos de Juez Bao, su exitoso cómic con guion de Patrick Marty
  • Más noticias sobre cómic e ilustración en El Cómic en RTVE.es

Por
Ilustración de 'Una montaña lejana...'
Ilustración de 'Una montaña lejana...'

Chongrui Nie (1943) es un gran dibujante chino que reside en Francia desde hace muchos años y que nos deja boquiabiertos con cada una de sus bellísimas páginas. En España, Amok Ediciones ha publicado dos de sus obras más exitosas: Una montaña lejana..., un cómic autobiográfico en el que narra cómo se convirtió en artista, cuando fue deportado al campo durante la Revolución Cultural China; y la serie Juez Bao, con guiones del francés Patrick Marty, en la que fabulan sobre las aventuras de este famosísimo personaje histórico chino que ha protagonizado numerosas películas, novelas y cómics. Ahora se publican en España los dos últimos números de la serie: Juez Bao y las lágrimas de Buda y La emperatriz olvidada y hemos aprovechado para entrevistar a este gran artista.

El juez Bao (999-1062 EC) fue magistrado que vivió en la época de la dinastía Song (960 a 1279), cuando el Imperio experimentó una enorme expansión. Para luchar contra la creciente corrupción, el emperador Ren Zong le otorgó plenos poderes. "La elección del Juez Bao como protagonista -nos explica Chongrui Nie-, fue del guionista Patrick Marty y la editorial francesa hace 15 años (2010). Es un famoso personaje chino que existió realmente, aunque su carrera como magistrado fue corta y tardía".

El gran dibujante nos confiesa que: "El personaje descrito por el guionista es un poco fantasioso. Los anales del juez Bao, publicados durante la dinastía Song, son documentos jurídicos muy aburridos para un público desinformado. Hubo que añadir personajes de ficción y anécdotas humorísticas para el lector occidental. Y estos añadidos proceden directamente de la imaginación del guionista. Mi papel consistía en respetar e ilustrar el guión del cómic, para que la historia fuera verosímil. Lo único que hice fue ilustrar la historia de Patrick Marty: las aventuras de un juez honrado enviado por el emperador al campo para luchar contra la corrupción entre los funcionarios en la época medieval. La corrupción ha existido y existirá siempre, en todos los países". 

Viñeta de 'El Juez Bao'

Viñeta de 'El Juez Bao'

¿Un juez Incorruptible o un psicópata?

Se suele mencionar a Edgar Allan Poe y su cuento Los crímenes de la calle Morgue (1841) como el primer relato de detectives de la historia, un género que Arthur Conan Doyle popularizaría con Sherlock Holmes (1887). Pero varios siglos antes, los chinos ya tenían historias similares, muchas de ellas inspiradas en personajes reales como los jueces Dee o Bao "Ha habido algunos jueces o "detectives" en misiones secretas en China que se hicieron famosos por sus hazañas -nos comenta Chongrui Nie-. Sus historias han inspirado a muchos escritores y cineastas, pero el juez Bao es el más conocido porque tenía fama de incorruptible, íntegro y respetuoso con los principios confucianos"

"Como ocurre con todas las figuras históricas, hay hechos y leyendas -añade el artista-. La gente ha atribuido al juez Bao virtudes que probablemente no tenía. La gente siempre ha necesitado identificarse con héroes, y el juez Bao era uno de ellos para los chinos. Se le puso como ejemplo de rectitud en un país plagado de corrupción. Pero esta rectitud no estaba exenta de intransigencia y rigidez. Algunos presos murieron por malos tratos en la cárcel mientras esperaban el juicio. Aplicar la ley al pie de la letra significaba utilizar la tortura para hacer hablar a los sospechosos (hombres o mujeres), aunque después se descubriera que eran inocentes".

"El verdadero juez Bao era más bien un "psicópata rígido" en el sentido del siglo XXI -continúa-. Estaba allí para hacer cumplir la ley. Y en aquellos tiempos, ¡la ley no era justicia para todos! Basta leer las reglas de Confucio para comprender la cruel realidad de la jerarquía social".  

Además, el juez bao solo se ocupaba de casos importantes, como nos comenta Chongrui Nie: "Los gobernantes de una provincia alejada del poder central pensaban que podían actuar con impunidad y malversar el dinero de los impuestos o conspirar con los enemigos de China (fronteras del norte). La función del juez Bao era investigar estos grandes crímenes de Estado y no los delitos menores. Esa era su prioridad. Viajaba con un ejército de élite y sólo respondía ante el emperador, a diferencia de otros magistrados". 

Viñeta de 'El Juez Bao'

Viñeta de 'El Juez Bao'

"La leyenda a menudo supera a la realidad"

En cuanto a la popularidad de la que sigue disfrutando el Juez Bao, el dibujante nos comenta: "Los personajes famosos que han prestado servicios a la nación tienden a ser divinizados en China. Si hay templos dedicados a Confucio o a generales famosos, también hay estatuas del juez Bao en algunos templos. Las estatuas o pinturas que representan al juez Bao son de un hombre maduro, a menudo ya anciano. Tiene un rostro severo, lleva su uniforme con su tocado y una larga barba. Le he prestado los rasgos de Patrick Marty, que escribió el guión del juez Bao". 

"La leyenda a menudo supera a la realidad -añade Chongrui Nie-. El Juez Bao vivía modestamente, sin ostentación, mientras que todos los servidores del Estado tenían el tren de vida de un príncipe. Sólo tuvo 3 esposas y 3 hijos, a los que educó según los principios confucianos, amenazando con expulsarlos si no se conformaban. 

"Al final de sus días -añade el artista-. el juez Bao se retiró a provincias, prueba de su sabiduría y discreción, así como de su aversión a la corte. Los emperadores solían deshacerse de un sirviente demasiado honesto cuando descubría una conspiración familiar". 

Viñeta de 'El Juez Bao'

Viñeta de 'El Juez Bao'

Una gran recreación de la época

Destacar la gran recreación de la vida de la época que nos ofrecen guionista y dibujante: "Hay pocas obras sobre la Edad Media que recojan el modo de vida de los chinos, en todas las categorías sociales, y las novelas son más agradables de leer que los anales -asegura Chongrui Nie-. Se aprende mucho sobre la vida cotidiana, las relaciones entre amos y siervos, esposas y concubinas, burdeles, tiendas, etc. Además, mi hermano, su mujer y mi sobrina son conservadores del Museo de la Ciudad Prohibida. Pudieron aconsejarme sobre las obras de arte en las que basé mis modelos de ropa, joyas, muebles y arquitectura".  

A pesar de esos numerosos detalles que podemos apreciar en sus dibujos, Chongrui Nie asegura que: "no estoy "obsesionado" con la documentación. Estoy acostumbrado a arreglármelas con lo que me llega. Igual que hay pocos libros sobre la Edad Media en Francia, hay pocos en China (los incendios y la Revolución Cultural destruyeron muchas reliquias preciosas). Los libros eran rollos de palillos de bambú atados entre sí, escritos en una escritura sigilar, y muchos estaban en un estado lamentable. Más tarde se escribieron en rollos de seda y luego en papel. Pero si no eres un investigador universitario especializado en este campo, no puedes acceder a estos preciosos documentos". 

Además nos explica que: "Me adapté a las limitaciones de los intercambios entre el guionista y el intérprete/traductor, así como a las diferencias horarias (Asia, Francia, Estados Unidos, donde vivía), que me hacían perder mucho tiempo. Trabajé en un tablero de grabado electrónico, para poder duplicar más fácilmente ciertos decorados. Cada escena me llevaba dos o tres días. Los plazos eran realmente muy ajustados". 

Viñeta de 'El Juez Bao'

Viñeta de 'El Juez Bao'

"Mientras el pueblo tuviera comida, el emperador permanecía en su puesto"

En cuanto a la vida en la época del juez Bao, Chongrui Nie nos explica: "El modelo de sociedad medieval no difería del europeo: unos pocos y raros señores tenían el derecho de vida y muerte sobre sus siervos -añade el artista-. Las familias adineradas vivían en grandes casas, con sus numerosos criados. Era un microcosmos de varios cientos de personas, a veces varios miles. 

"A diferencia de los países cristianos, los chinos ricos de esta época eran polígamos -continúa-, y el gineceo, donde vivían las esposas legítimas y las concubinas, era a menudo un campo de batalla por el favor del señor. Había una jerarquía muy estricta, y la primera esposa era la señora del gineceo. Las mujeres que daban a luz un hijo varón veían mejorada su suerte". 

Chongrui Nie también nos explica que: "China estaba mucho más avanzada que los países europeos. Era principalmente un país agrícola. Pero había minas y forjas, incluidas minas de cinabrio que se utilizaban para fabricar muebles y objetos lacados. El comercio con el exterior (té, seda, especias, sal, cerámica, laca y un sinfín de objetos y armas, etc.) se realizaba a lo largo de la Ruta de la Seda. Desde el emperador Qin Shi Huang di (259-210 a.C.), China estaba unificada por una sola lengua, escritura, sistema de medidas y moneda. La China de la Edad Media estaba abierta al exterior y comerciaba con muchos países. Era muy tolerante y acogía diversas religiones y filosofías del exterior. Tenía universidades y un sistema de reclutamiento de mandarines (funcionarios del Estado) mediante exámenes que se suponía estaban abiertos a todos (pero no a las mujeres)".

"Criados y señores vivían juntos en edificios diferentes. La vida familiar se regía por las estrictas normas del confucianismo, y cada uno tenía su propio lugar, que no podía cambiar. Todo hijo varón rico debía estudiar, obedecer estrictamente a su padre, venerar a sus antepasados y tener herederos varones". 

Viñeta de 'El Juez Bao'

Viñeta de 'El Juez Bao'

"En las pequeñas ciudades y pueblos -añade-, la calle principal era la calle comercial, con casas de madera de dos plantas con balcones. Los ricos vivían en "patios cuadrados" bordeados de edificios y cerrados por verjas. Había almacenes, jardines, un centro ginecológico, cocinas, estanques, etc., todo ello rodeado de muros sin ventanas. Los pueblos y ciudades estaban protegidos por murallas". 

"Todo el país estaba expuesto al mal tiempo y a catástrofes naturales de todo tipo -afirma el dibujante-. Mientras el pueblo tuviera suficiente para comer, el emperador permanecía en su puesto. Pero el hambre o las epidemias podían derrocar al poderoso emperador. Por eso era importante que el emperador se asegurara de que las cosechas fueran suficientes y de que los ricos no se apropiaran indebidamente de ellas. 

"Todos los hogares, ricos o pobres, tenían un altar de los antepasados en el que se colocaban tablillas grabadas con los nombres de los antepasados y se quemaba incienso. Incluso hoy, todos los chinos rinden homenaje a sus muertos, ofreciéndoles comida, alcohol y dinero (en forma de papel que se quema). Probablemente por eso, cuando un señor era castigado por un emperador, ¡era ejecutado junto con toda su familia y su casa! No había riesgo de que reapareciera un descendiente para vengarlo" -concluye el artista-.  

Uno de los personajes de 'El Juez Bao'

Uno de los personajes de 'El Juez Bao'

'Una montaña lejana...' su experiencia durante la Revolución Cultural

Como comentábamos al principio, en España también hemos podido leer su obra más autobiográfica: Una montaña lejana..., en la que recuerda como, hace 50 años, fue uno de los jóvenes de familias intelectuales obligados a dejar los estudios y a trabajar en el campo durante la Revolución Cultural China. Aunque él no se desanimó y, fascinado por el paisaje rural, siguió luchando por su sueño de convertirse en artista. "Comento mi experiencia durante la Revolución Cultural en Shanxi, un lugar remoto, lejos del terror de las ciudades o de los campos de prisioneros políticos. Pero allí también había Guardias Rojos, y se destruían objetos patrimoniales y religiosos en nombre de los "cuatro viejos" (viejas ideas, vieja cultura, viejas costumbres y viejos hábitos). Se denunciaba arbitrariamente a la gente incluso en lo más profundo de las montañas y se destruía el patrimonio cultural y religioso de la región".  

"Los profesores fueron golpeados hasta la muerte en todas partes y los intelectuales enviados a campos de reeducación -añade el dibujante.. Se cerraron escuelas y universidades. Reinaba un clima de pánico, con sesiones de humillación y acusaciones. Y luego nos lavaron el cerebro: un día se decidió que tal o cual persona era un héroe, y algún tiempo después esa persona fue considerada un traidor. No sabíamos a quién creer, desconfiábamos de todo y de todos, incluso algunos de nuestras propias familias. Todos, para quedar bien, denunciaban a sus vecinos. No podías salir del lugar donde vivías. Se separaba a las familias durante décadas. Las únicas categorías sociales menos acosadas eran los soldados, los campesinos (que no tenían propiedades) y los obreros. Pero los comerciantes, los intelectuales (médicos, profesores, ingenieros) y las clases acomodadas sufrieron enormemente. La sociedad china en su conjunto fue puesta patas arriba por un nuevo modelo político y social". 

"Tuve la suerte de ser obrero antes de la Revolución Cultural y de tener una buena hoja de servicios -añade-. Me salvó la vida, pero perdí a miembros de mi familia. Hoy, a través de mis dibujos, soy testigo de este doloroso pasado". 

Ilustración de 'Una montaña lejana...'

"Necesito emocionarme, conmoverme con lo que dibujo"

En Una montaña lejana... Chongrui Nie nos confiesa su pasión por esos bellos paisajes del Monte Guancen: "Es un lugar magnífico, salvaje, y para mí es mágico. Es uno de los primeros parques nacionales de China. No se puede permanecer indiferente ante semejantes paisajes. Sobre todo yo, un urbanita que nunca había visto otra cosa que las colinas que rodean Pekín o los barrios ricos de Shanghai. La gente que vivía allí tenía una vida dura porque hacía mucho frío y no había mucho que cultivar en esos suelos rocosos, pero a menudo se ayudaban unos a otros. Se podía confiar en ellos. Habían conservado el sentido común en medio del caos".  

"Su fe me conmovió: en las grietas de las rocas había pequeñas figuritas destinadas a atraer los favores de los dioses o genios de las montañas, el agua y los árboles -continúa-. Esta gente respetaba la naturaleza y el curso natural de las cosas. Los campesinos eran budistas, pero también animistas. Eran ecologistas que respetaban el bosque y la microbiota".  

Preguntamos a Chongrui Nie si, desde entonces, ha buscado la belleza: "La belleza está en todas partes. Más que los bellos edificios, me gusta pasear por la naturaleza. Nunca podremos capturar la belleza del mundo con nuestro arte, así que pinto con el corazón. Si no siento una escena en el corazón, la sustituyo. Necesito emocionarme, conmoverme con lo que dibujo, tener esa punzada en el corazón o sentir pasión por lo que hago. Vivo las escenas que dibujo. No busco hacer un dibujo "bonito", busco hacer algo que me haga sentir emociones". 

Ilustración de 'Una montaña lejana...' Amok ediciones

"Mi cultura artística es profundamente china"

Cuando le preguntamos por sus influencias, Chongrui Nie nos comenta: "Nunca he intentado imitar a un artista. Soy un artista contemporáneo y, aunque he recibido influencias de la pintura occidental (rusa y francesa), mi cultura artística es profundamente china. Soy una persona curiosa y siempre estoy buscando nuevas herramientas para progresar. Hoy, probablemente no dibujaría al juez Bao como lo hacía entonces.  

"Nací en la India y he viajado mucho por China y el extranjero -añade-. Así que estoy abierto a todas las formas de arte y artesanía. He dibujado todo tipo de temas históricos y he leído libros de historia y cuentos y leyendas chinas. Cuando era obrero, dibujé cientos de retratos de trabajadores y campesinos en cuadernos. Así que pude recurrir a mi memoria y a mis propios cuadernos". 

Viñeta de 'Una montaña lejana'

Viñeta de 'Una montaña lejana'

A sus 81 años no le faltan proyectos

En cuanto a sus proyectos, Chongrui Nie nos avanza: "Acabamos de terminar un nuevo relato gráfico de 300 páginas sobre la vida de una pareja durante la guerra de Indochina. Durante 5 años, mi esposa Nathalie investigó esta guerra, que marcó el fin de las colonias francesas y el comienzo de la Guerra Fría, a través de la vida de una pareja. El hombre era periodista, corresponsal de guerra de la Agence France Presse, y su mujer, enfermera militar. Queríamos mostrar cómo los acontecimientos dramáticos, un clima político envenenado, el terrorismo, la corrupción y la alta traición afectaban a la vida de la gente corriente. Los políticos arrastraron a su país a una guerra ruinosa y totalmente innecesaria, mientras la mayoría de la población se manifestaba en contra". 

"Todavía me falta completar unos treinta dibujos para su publicación en Francia. Contamos con el apoyo del ejército y de la Agence France Presse. Ha sido una aventura maravillosa". 

"Creo que siempre hay lecciones que aprender de la historia: comprender las lecciones del pasado y evitar volver a cometer los mismos errores", concluye Chongrui Nie.

Portada de 'Una montaña lejana...'