Por Rafael Muñoz
Empezamos la jornada en el agua. Monste Bassons nos invita a su yate para navegar y darnos un chapuzón... por la noche. La diseñadora está empeñada en que las prendas de baño se adueñen del armario y se luzcan las 24 horas del día.
Blanco y negro combinan con oro y plata para crear prendas inspiradas, dice Bassons, en vestidos de fiesta o cocktail. Bañadores, bikinis y trikinis llevan estampados, transparencias , bordados y drapeados prestados de las prendas de calle pero la diseñadora los adorna con brillos y tules para crear ese efecto nocturno y festivo.
Los complementos juegan un papel importante. Capas transparentes, collares y faldas hacen que bañadores y trikinis puedan llevarse con elegancia, y los adornos, cariñosamente escogidos, restan ese rasgo deportivo de las prendas de baño.
Si la fiesta se alarga y llega el día, el negro dejará paso a los colores de los veranos: amarillos, rosas, azules, verdes y morados.
África inspira la colección de Martín Lamothe. Su creadora, Elena Martín, promete una explosión de color pero todas las primeras salidas vienen en distintos tonos de grises. Poco a poco llegan otros más alegres y así verdes, rosas, negro y crudos tiñen rayas en falditas o trajes de pantalón.
Los estampados son un homenaje al pintor Keith Haring y son trazos o brochazos sobre fondo blanco, como en algunos de los cuadros del artista. La diseñadora apuesta también por el estampado tridimensional, y en faldas tubo y vestidos robustos cose formas caprichosas que quieren recordar a la rica fauna africana.
El marrón se alía con el ocre para dar un toque étnico a vestidos y túnicas que tienen formas sencillas, desprovistas de todo tipo de ornamento. Prendas en seda y algodón se tricotan y tejen a mano, intentando reconstruir los típicos tapices africanos.
Al final destacan las prendas en verde. En especial uno tipo delantal que tiene la espalda en negro. Las dos caras del deseo de África. Que la esperanza vaya por delante y deje atrás el miedo a un futuro incierto.