Madrid Fashion Week 2011

por Rafael Muñoz

Ni un lágrima sobre la pasarela, ni un gemido por el genio que se fue. El desfile de Jesús del Pozo ha sido elegante, relajado, soberbio... una lección de costura y un canto al diseño. Las líneas son puras y el patrón definido y coqueto. Destacan los conjuntos de top casi cuadrado y pantalón pitillo , en blanco o en negro. Los colores con cálidos, como arenas y toffe, y otros deliciosos como el cereza o el teja. Los vestidos por encima de la rodilla exhiben diferentes volúmenes, algunos generosos gracias a las capas de tul.

El caftán promete ser el must de la próxima temporada y Del Pozo lo hace sublime en oro y negro. Los estampado se reduce, como ha ocurrido con Verino, a delicadas flores, y todas las espaldas de los vestidos esconden sorpresas: lazos, nudos o escotes en "V" con sutiles transparencias. El negro se adueña de las últimas salidas y destaca uno asimétrico con un elegante juegos de tirantes y cortes a la cadera. Tafetas, organzas y sedas confieren a la colección un toque de lujo que se acentúa con adornos de plumas y bordados de pedrería.

Varían los volúmenes de las faldas, desde el recto que ha lucido Carmen Kass hasta otro amplio digno heredero de Balenciaga. Cierra el desfile un vestido en azul noche con estrellas bordadas y caminos de lentejuelas en negro recorriendos los bordes. El carrusel, cuando posan todas las modelos, provoca una ovación y , entonces sí, caen lágrimas. Sobre la pasarela se proyecta la fotografía de Jesús del Pozo. ¿Qué se creen que no estaría allí para recibir el caluroso aplauso de sus amigos?