Madrid Fashion Week 2012

Por RAFAEL MUÑOZ

Cinco décadas de esfuerzo y dedicación a la alta lencería han recibido hoy un cálido homenaje en forma de ovación, y por primera vez, con el público en pie. Nuria, directora creativa de la casa, ha recogido los aplausos para compartirlos después con su padre, el genial Andrés Sardá.

El desfile ha mezclado las prendas más representativas de la casa con otras de nueva factura, también piezas creadas en los años 60 y que hoy se ven actuales y rejuvenecidas.  De aquella época vemos la gaine, de los 70 los bodys transparentes, de los 80 el sujetador con tirantes de seda, de los 90 el body de encaje de lana y del 2000 los modelos con aplicaciones de visón.

La pasión por el trabajo se ha traslado a la pasarela con la música. Desde los tangos a la saeta. De la pampa vemos conjuntos en blanco y negro con flecos bailones. Del Caribe, a ritmo de calypso y mambo, vemos conjuntos en tonos nude con plumas y bordados de cristal. La gama se amplía hacia el burdeos que tiñe encajes delicados.

En España, con unas castañuelas de fondo, los encajes se colorean en negro, como los corsés, y los bodys de tul prensado. Viajamos luego a Viena para bailar un vals con tules, colores empolvados y destellos de piedras preciosas. El visón decora algunas prendas aportando calidez y lujo a una propuesta que respeta la línea de la elegancia.

Verdes mate, azules intensos y un tanto oscuros, arenas, visón y óxido completan la caja de colores que está al servicio de una colección para exhibirla en un museo y repasar la historia de la lencería. Pero también para que las mujeres la lleven sobre la piel con pasión, en la intimidad de un tango, en una noche de mambo y desenfreno, o acariciada por la brisa andaluza con los sones de una guitarra.

¡Enhorabuena, y felicides, y a por otros 50 años!