RAFAEL MUÑOZ.-
El desfile ha comenzado con juan Duyos saliendo a la pasarela para abrir una enorme caja de madera, tipo industrial, en la que estaban las modelos. Un comienzo diferente que, de entrada, ha gustado.
Poco a poco han ido saliendo las modelos o, mejor dicho, la colección porque ha sido imposible dejar de mirar los bellos vestidos que ha creado Duyos. Su propuesta es un homenaje. Primero a la mujer, a la esencia de la feminidad, a la belleza.
Para ello elije una flor: la rosa. Duyos declina esta palabra en todas sus tonalidades. Desde el rosa suave, al frambuesa, pasando por el chicle, sandía y coral. La carta de colores está al servicio de los tejidos para no eclipsarlos, para que tengan un protagonismo total.
Todos son de una gran riqueza. Garzas de doble cara, brocados dorados, organzas de seda y muchas veces con flores de trazo pictórico, estampadas o plantadas, en estas texturas envolventes.
Vemos escotes redondos que bajan en los costados, muy costura tradicional, y cuerpos con péplum, muy tendencia. A la vez prendas que el diseñador adora: monos, vestidos trapecio y conjuntos de dos piezas holgados y un tanto soft.
Los cinturones marcan con ganas la cintura. Unos sobre la tela, otros debajo de ella y unos terceros entrando y saliendo, como el Guadiana, por el tejido.
Hay vestidos con faldas realizadas con 17 metros de tela que se mueven con soltura al caminar sobre la pasarela. Una pasarela que se ha llenado de talento y maestría. Duyos ha dado un gran giro. Lleva tres colecciones haciendo ropa para vestir “bien” a la mujer, trabajando con los códigos de la alta costura y mirando de cerca, con cariño, a los grandes de España: Pedro Rodríguez, Pertegaz y Elio Berhanyer.
Este trío de agujas maestras hizo historia en los años 60. De esta década Duyos recupera el estilo maximalista pero lo mezcla con el minimalismo de los 90 logrando una mezcla brutal y exquisita. Así las siluetas se muestran muy sencillas pero el patrón que llevan los vestidos esconde una complicada labor de patronaje.
Los zapatos, en shantung de seda, son de Paco Rus para Cuplé y llevan también una horma sesentera pero un taconazo de los 90.Las gafas, de diseño geométrico, van en oro o en madera.
Varias de las salidas han ido acompañadas de aplausos. Merecidos. Parece que la colección va a dar a Duyos varias alegrías.