Dice que hacer esta colección ha sido duro, “como un parto”. Este bebé es fruto de la evolución sentimental, y cierra una trilogía que empezó con la colección Bones Crown y siguió con la titulada Bendito el fruto de tu vientre.
Daniel Rabaneda ha rebuscado en viejos álbumes familiares fotos de su madre, de su tía y de sus abuelas para traer al presente la ropa que vestían, modernizándolas con un look actual.
Todas las prendas tienen un patrón clásico pero se ven urbanas, sofisticadas, osadas y están perfiladas con líneas sencillas, realizadas en formas estructuradas, y adornadas con volúmenes de carácter orgánico.
La colección, con más diseños de mujer que de hombre, se detiene para marcar la silueta y continúa con una idea más relajada que acentúa el movimiento. La tijera es decidida, rebelde y provoca contrastes en algunas piezas mientras otras basan su carácter en los juegos de superposiciones.
Algodones y sedas, algunas con un tratamiento especial artesano, conviven con rafias que tan pronto se transforman en unas hombreras que rematan un increíble body de mangas transparentes como en una estructura negra que protege a una delicada seda marrón para, juntas, formar un vestido.
Celeste, cobrizo, berenjena, gris y mostaza acompañan con elegancia la carta de tonalidades a blancos y negros, los mimados de la casa.
Rabaneda, como otros camaradas, ha compaginado esta colección (que bien podría conquistar París) con la producción de la anterior que se vende en tiendas multimarca.