Definir el festival
Burning Man es complicado, pero baste decir que es un evento de casi una semana de duración que combina, en medio de un desierto, diversos tipos de artes plásticas, ingeniería, tecnología y música. Es algo así como una mezcla de Woodstock,
Mad Max II, Art Futura y la Campus Party mezclados y agitados. Además de todos los inventos y esculturas que construye la gente, el montaje clásico que da nombre al festival es un «hombre ardiente» al que se pega fuego durante la noche, cual ritual. Este año se congregaron más de 50.000 personas en el desierto de Black Rock, pagando más de 150 euros cada una, para disfrutar del espectáculo. Foto (CC)
Nina Mehta.