La raza de Lila Downs
- La cantante mexicana publica este 30 de septiembre Ojo de Culebra, su noveno disco.
- El trabajo cuenta con la colaboración de artistas como Enrique Bunbury o Lamari.
- Escucha en Radio 3 un adelanto de dos temas: 'Ojo de Culebra' y 'Justicia'
No es un tópico hablar de Lila Downs como una de las artistas que mayor riqueza aporta a la música hecha en latinoamérica. Con cada nuevo trabajo, la mexicana siempre ha sabido aportar una combinación de ritmos evocadores, que nos desmerecen a su herencia cultural. Es el caso de Ojo de Culebra (EMI), el noveno disco de la artista, en cuya lista de colaboradores -Enrique Bunbury, Mercedes Sosa, La Mari...- se aprecian los mejores elementos de una mezcla de músicas. No se equivocan los que la describen como una artista emocionante y exaltada, contemporánea y ancestral, neofronteriza.
Este nuevo trabajo son 14 canciones que muestran la gran preocupación social de la artista. En el plano musical, estamos ante un disco limpio, prácticamente desnudo y libre de ornamentos. Probablemente, además sea el más abierto y emocional de su carrera: Ojo de culebra mezcla interpretaciones en castellano e inglés y mantiene la esencia de una música que vuela por encima de tiempos, épocas y modas, uniendo instrumentos populares y eléctricos para envolver canciones comprometidas y festivas, densas y ligeras, contemplativas y bailables. Es la música de Lila Downs, una artista que marca el pulso de la nueva aldea global desde que comenzó su carrera.
Coproducidas por la propia Downs y colaboradores de toda la vida como Paul Cohen -también autor de algunas canciones-, Brian Lynch y Aneiro Taño, este conjunto de canciones son una paleta de diferentes colores a ritmo de cumbia, folk, rancheras, rock e incluso blues. Entre ellas destacan serios homenajes a clásicos tan importantes como el Black Magic Woman de Peter Green, aquí interpretado por Lila y el cantautor Raúl Midón sobre una amplia línea que separa al soul del acordeón. También se incluyen particulares y sorprendentes reinterpretaciones del I Would Never de Paul Buchanan -la canción más pop del disco- y del I Envy the Wind de Lucinda Williams, llevado al castellano bajo el título Yo Envidio El Viento.
Colaboraciones de lujo
En el disco aparecen canciones como la que le da título Ojo de culebra ("Tu cuerpo va cargando cadenas, cadenas de todos los tiempos") que comienza con percusión, guitarras eléctricas de fondo y Lamari, de Chambao, como artista invitada para dar un toque aflamencado y sureño. Acordeones, ritmos bailables con mezcla de cumbia y reggae, aires populares... Una canción que refleja la esencia de la música de Lila Downs, tan profundamente enraizada que resulta absolutamente actual por la mezcla desinhibida de sonoridades y estilos. Perro negro, con la colaboración de Rubén Albarrán de Café Tacuba, presenta influencias de la música de Europa oriental, zíngara, callejera, con metales y acordeones, enérgica, rítmica y acelerada, para dar una visión nueva y diferente de la Downs que conocíamos hasta ahora.
El álbum continúa con la aparición de la argentina Mercedes Sosa ("La mejor cantante que ha dado este país" según Fito Páez) en Tierra de luz ("Donde estás, yo soy sólo un pasajero, tierra de mi pensamiento, conmigo vas"), una canción que se acerca al bolero marcada por el acordeón, con un toque melancólico y de añoranza, mientras Justicia ("Justicia, te busqué en la calle, te busqué en el diario, la televisión, en las voces sordas de los tribunales") comienza con una comprometida Lila Downs casi rapeando para continuar con aire latino contemporáneo introduciendo la voz de Enrique Bunbury, con un beat de batería que sitúa la canción en el nuevo siglo y un final con vocación de himno.
Una artista excepcional
Con su voz de color variado y amplia tesitura, Lila Downs da vida a sus interpretaciones haciendo gala de la gran intensidad física y emocional que caracteriza toda su obra y que convierte a Ojos de culebra en un álbum esencial para la discografía latinoamericana.
Ver a Lila Downs en directo es una experiencia única por su magnetismo escénico, su gestualidad, su enorme sensibilidad y la energía terrenal que desprenden sus canciones. Escucharla en su último álbum Ojo de culebra es sentirse atrapado por una voz plena puesta al servicio de una inquietud artística y un afán renovador que Lila Downs resume en pocas palabras: "Podemos seguir retomando la cultura indígena y, al mismo tiempo, vivir una realidad moderna".