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Johnny Otis, leyenda del rhythm & blues

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En su imprescindible Historia del blues, Paul Oliver sentencia sobre el nacimiento del rhythm & blues: “Los cantantes de los años 30 intentaban adaptarse por todos los medios a las exigencias del mercado. En el período altamente competitivo de la postguerra sólo existían dos alternativas posibles para el artista: el éxito o el fracaso (...).

Tal vez, el principal motivo del fracaso de muchos cantantes secundarios fuese que ya estaban desfasados. Eran intérpretes cuya edad oscilaba, hacia 1955, entre los 30 y los 50 años, y no supieron adaptarse a los gustos de la juventud. La población negroamericana tenía entonces una edad media de 25 años, y más de la mitad de los habitantes negros de las ciudades norteñas se encontraban por debajo de esa edad.

Los jóvenes de color no deseaban escuchar los blues sureños que tanto gustaban a sus padres, y tampoco se sentían afectivamente ligados al Sur. Los mismos Muddy Waters, Howling Wolf y Elmore James les parecían algo anticuados, aunque el dinamismo, el volumen de sonido y la fuerza colectiva de las bandas que acompañaban a dichos cantantes se hacían, en cierto modo, eco de su ira.

Los jóvenes eran conscientes de que vivían tiempos difíciles, pero pedían una música impetuosa y alentadora que les comunicase la fuerza necesaria para enfrentarse a sus problemas…”.

El nacimiento del R&B

Y encontraron esa música en las actuaciones de gloriosas bandas de R&B como las de Bill Doggett, Earl Bostic y Louis Jordan, en los discos pegajosos de Fats Domino y Big Joe Turner, en las grabaciones seminales facturadas en sellos hoy legendarios como Vee-Jay. Aladdin, Specialty o King Records.

Entre ese magma extraordinario de artistas negros que germinaría en el rock’n’roll, el soul y sus apéndices, destacó un músico blanco de origen griego, nacido y criado en los distritos negros de San Francisco, que había empezado su carrera como baterista en las orquestas de Stan Kenton, Illinois Jacquet y Lester Young.

Músico de sangre negra

Genuino todoterreno capaz de olfatear el talento en las gargantas juveniles de Etta James, Esther Phillips, Jackie Wilson, Little Willie John y su propio hijo Shuggie, entre otros.

Percusionista, vibrafonista, cantante, compositor, productor y director de orquesta, pastor de su propia iglesia en la etapa final de su vida (como otros grandes de la música negra: Solomon Burke, Al Green, Joe Simon), autor de himnos canónicos de la música popular negra como “Willie and the hand jive”, “Every beat of my heart”, “Wallflower” o “Telephone baby”.

Johnny Otis (1921-2012) ha muerto en su California natal dejando el rastro de los genuinos gigantes, trabajador destajista y apasionado y uno de los inventores y máximos creadores de la historia del R&B.