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Robin Gibb, la dulce voz que nos ponía en contacto con la perfección

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Alguien ha subido a YouTube 18 minutos de vídeo en blanco y negro grabados hacia 1960 en la televisión australiana. Un guapo muchachito con un tupé repeinado canta melodías de inspiración country con sorprendente eficiencia. A su lado, dos pequeñajos, gemelos casi idénticos, que no le llegan al hombro, le acompañan con preciosas armonías vocales. Los tres tienen facciones huesudas y dentaduras prominentes.

Son los BG’s, según informan unas letras en la guitarra del mayor y ya eran tan buenos como serían después, aunque todavía no demostraban la inspiración que convertiría a los Bee Gees en una de las formaciones más exitosas de la era del sonido grabado y la única que ha cosechado discos de oro durante cinco décadas. Los dos pequeños, Maurice y Robin Gibb, ya no están entre nosotros.

Música que nos mantiene vivos

Muchos momentos muy emotivos han sido inspirados por la música de los Bee Gees. En el último segundo de Staying Alive, lamentable secuela cinematográfica de Fiebre del Sábado Noche de 1983, Tony Manero ha triunfado en su debut en Broadway, el camerino está lleno de gente, felicitaciones, besos, etc. Tony se despide de la chica y sale a la calle.

En una explosión de alegría, vitalidad y euforia, suenan las conocidas notas de "Staying Alive": "Well, you can tell by the way I use my walk”… Después de soportar malas coreografías, peor música y personajes estereotipados e insulsos durante hora y media, el ritmo irresistible y las voces vibrantes de los Bee Gees son una verdadera bocanada de aire fresco y devuelven las ganas de vivir a cualquier espectador aburrido.

El contacto con la perfección

Las baladas tristes y los más inquietantes dramas pop de los Bee Gees y, por supuesto, sus piezas disco, tienen una extraña vitalidad y una energía interior reconfortante. Sus exquisiteces sonoras, parejas a la excelencia melódica, rítmica y armónica, consigue que los pesimistas se reconcilien con el mundo y devuelve la vitalidad a los depresivos y pone los pelos de punta a los más insensibles.

Es el contacto con la perfección, con lo que está bien hecho y se desliza a través del orden del Universo reorganizando partículas y moléculas y comunicando la sensación de que, mientras dure la canción, todo irá bien y podemos olvidar preocupaciones, miedos y problemas y dejarnos llevar por la música, seguir sus evoluciones y desentrañar sus giros e inflexiones.

La voz de Ella Fitzgerald, el canto gregoriano y algunas piezas del repertorio clásico también comunican esa idea de perfección y equilibrio. Los BeeGees lo consiguen dentro de la música popular, el single comercial y, por supuesto, la pista de baile.

Adiós a la dulce voz de Robin

El fallecimiento del mayor de los gemelos Gibb no ha pillado por sorpresa a nadie. En verano de 2010 Robin fue operado del mismo síndrome que se llevó de este mundo a su gemelo Maurice y en primavera del 2011 se vio obligado a suspender sus conciertos brasileños. A finales de año, se anuncia que sufre cáncer de colon, pero en enero 2012, está recuperado después de la quimioterapia y un mes después actúa en beneficio de los veteranos de Afganistán. En abril volvemos a tener malas noticias: Robin está en coma a causa de una neumonía y parece que es el final.

Una vez más se recupera, pero el 12 de mayo, un comunicado anuncia que el cáncer se ha extendido hasta el hígado y que debido a la debilidad del cantante tras el coma, no se le pueden administrar nuevas sesiones de quimio. Lo más triste es que se le ha practicado una traqueotomía y ha perdido su dulce voz llena de matices dramáticos y registros emotivos. Robin falleció en Londres a las 23 horas del domingo 20 de mayo.

Su primer número 1

Personalidades de la música, el entertainment y la política –Robin, laborista convencido, era amigo personal de Tony Blair- han expresado sus condolencias y han ensalzado el talento del cantante. Nacido en la Isla de Man en 1949, comenzó a cantar con sus dos hermanos antes de cumplir los 10 años cuando su familia emigró a Australia. En 1966, "Spicks and Specks", su decimosegundo single del trío, fue número uno y los hermanos se decidieron a regresar a Inglaterra.

Apadrinados por Roger Stigwood, un ayudante de Brian Epstein, lograron su primer número uno en primavera de 1967, con la historia de unos mineros atrapados bajo tierra cantada por Barry, “New York Mining Disaster 1941”, en la línea melódica del pop de la siquedélia de la época. Las voces de los Gibb convertían la canción en algo extraño e inquietante a pesar de ser tan bonita.

El segundo single inglés de los Bee Gees es "To love somebody", una composición de Robin cantada por Barry que se convertiría en un clásico soul. La primera canción interpretada por la voz temblorosa y dramática de Robin sería “Massachusetts”, número 1 en medio mundo en otoño del mismo año.

Para muchos es su mejor época, pero los éxitos y las buenas canciones continuarían surgiendo de las gargantas de los Gibb hasta 2001, dos años antes del fallecimiento de Maurice: el último álbum del trío This Is Where I Came In fue número seis en el Reino Unido y 16 en USA.

Carrera en solitario

En pleno 1968, con la vorágine del éxito y con sólo 19 años, Robin no pudo librarse de los inevitables problemas de drogas acrecentados por problemas de ego y celos dentro del grupo. Los swingin’ sixties terminaron con los tres Gibb separados, cuando Robin comenzó una carrera en solitario con "Saved by the bell", número dos en Uk en 1969 y la primera canción pop grabada sin batería y con el acompañamiento de una caja de ritmos.

Su primer álbum en solitario, Robin’s Reign de 1970, es una pequeña delicia con espectaculares orquestaciones sinfónicas y la voz de Robin en alguna de sus mejores interpretaciones. Pero en 1971 los tres hermanos volvían a estar reunidos aunque Robin volvería a grabar solo en los 80 y 2000.

Su último trabajo es un réquiem en memoria de las víctimas del Titanic escrito en colaboración con su hijo Robin-John, llamado RJ, una pieza de música culta estrenada en el centenario del naufragio.

El boom de los 70

El mayor éxito de los Gibb llegaría a finales de los 70, después de que grabasen con producción de Arif Mardin dos álbumes (Mr. Natural, 1974; Main Course, 1975, más Children of the World, 1976, en la misma línea producido por ellos mismos) en los que desarrollaban el sonido sweet soul-disco que arrasaría con todo en la banda sonora de Fiebre del Sábado Noche y con el que se les identifica posteriormente.

En realidad, se trata de un expolio de la música negra (Chi-Lites, Eddie Kendricks), similar a los realizados por Elvis Presley y Rolling Stones una y dos décadas antes: es ley de vida y del mercado musical, pero las canciones eran buenas, la energía era irresistible, las voces sobrenaturales. Hay que reconocer que Presley era un gran cantante y los Stones tenían algo especial. Como ellos, los Bee Gees también marcaron una época.

Etapa final de los Bee Gees

Posteriormente los Bee Gees han grabado esporádicamente (seis álbumes en 20 años: Living Eyes, 1981; E·S·P, 1987; One, 1989; High Civilization, 1991; Size Isn't Everything, 1993 Still Waters, 1997 y el citado This Is Where I Came In, 2001).

En 1991 actuarían en España dentro de la gira High Civilization por primera y última vez.

En 1997, Brian Wilson introdujo a los Bee Gees en el Rock and Roll Hall of Fame y en 2004 los Bee Gees fueron nombrados CBE (Commander of the Most Excellent Order of the British Empire).

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