'La grieta': El drama de los refugiados se convierte en un cómic fotográfico
- Sus autores son Carlos Spottorno y Guillermo Abril, ganadores del World Press Photo 2015
- Fotógrafo y periodista analizan lo que ocurre en las fronteras europeas
El periodista Guillermo Abril (Madrid, 1981) y el fotógrafo Carlos Spottorno (Budapest, 1971) trabajaron más de tres años en las fronteras europeas e incluso consiguieron un World Press Photo (2015) por un reportaje sobre un rescate de refugiados en el Mediterráneo. Ahora han aprovechado las 25.000 fotos y los 15 cuadernos de notas que reunieron para plasmar sus vivencias en un cómic periodístico muy original, porque sus viñetas son las fotografías de Spottorno. Su título es La grieta (Astiberri).
Con ellas relatan este viaje que les ha llevado desde el Gurugú, donde esperan los subsaharianos para saltar la valla, hasta los bosques árticos de Finlandia; pasando por el rescate de una patera en las costas de Libia, el éxodo de los refugiados de los Balcanes, o los tanques de la OTAN frente a Bielorrusia.
“Después de vivir estas experiencias –asegura Spottorno-, queríamos transmitirlas al mayor número de personas posible. Y eso no lo íbamos a conseguir con un libro de fotografía, que tiene un público reducido... Por eso se nos ocurrió transformar las fotos en una novela gráfica”.
“Creo –continúa Spottorno- que no hay nada similar a La grieta. Es cierto que tenemos referentes en novela gráfica periodística como Maus de Art Spiegelman, Persépolis de Marjane Satrapi, los trabajos de Joe Sacco, Pyongyan y Crónicas de Jerusalén de Guy Delisle… Pero todos esos trabajos son novelas gráficas periodísticas con dibujos. El referente más cercano a La grieta sería El fotógrafo, de Lefèvre, Guibert & Lemercier, que es un diario en primera persona de un fotógrafo que viaja a Afganistán con Médicos sin fronteras y luego lo cuenta mezclando fotografías y dibujos. Pero creo que somos los primeros en hacer una novela gráfica periodística, sólo con fotografías”.
“El libro surge –añade Guillermo-de un reportaje que nos encargan en El País Semanal. Después a Carlos le concedieron una beca muy potente del BBVA para seguir con el tema sobre las fronteras de Europa”.
“Básicamente lo que hemos hecho es un diario –añade Guillermo- Hemos contado nuestras vivencias en esas fronteras europeas mediante este formato de reporteros que escribimos y hacemos fotos. Una idea que nos ha dado mucho juego en el sentido de que hablamos mucho, debatimos, comentamos las cosas. Recorrer esas fronteras, mientras Europa cambiaba, nos ha permitido ver cosas que han hecho que nos planteáramos hacia dónde va Europa”.
Las grietas de Europa
Pero… ¿qué es “La grieta” a la que se refiere el título del libro? “Para el reportaje –asegura Spottorno- hemos recorrido puntos conflictivos de las fronteras de la Unión Europea. A esas fronteras comunitarias las llamamos la “Gran Grieta”. A su vez, hay otros asuntos que generan grietas internas, como la cuestión migratoria, la presencia de Rusia en los países del este, la salida del Reino Unido de la Unión… y otros asuntos que plantean unos retos que la Unión Europea debe tratar de manera unitaria con una política común y no lo está consiguiendo”
“Esas grietas menores –añade el fotógrafo- pueden ser desde la grieta norte-sur (Alemania-Grecia), la crisis financiera, la crisis con los países del este (que no admiten la cuota de refugiados que les impone la Comunidad Europea y cortan el libre tráfico de personas), o la grieta con los países Bálticos que están más cerca de la OTAN que de la Unión Europea”.
“Esas grietas que nos dividen –continúa Guillermo- pueden hacer colapsar ese edifico que es la Unión Europea y acabar con 70 años de paz, durante los que hemos vivido el estado del bienestar. Un estado que hace que los refugiados que huyen de guerras en otros países del mundo sigan viéndonos como su única opción. Pero todos esos problemas pueden hacer colapsar ese edifico que tanto hemos tardado en levantar”.
La mirada de una niña
Ya desde la portada de La grieta, queda clara la intención de sus autores: “La portada interpela al espectador –asegura Spottorno-. Es la mirada de una niña que te mira a los ojos y te dice: “Tú atento. Que están pasando cosas”. Es la mirada de una niña siria que está siendo rescatada de un naufragio en el mar mediterráneo, que ha escapado de una guerra y ha cruzado el mar, con un gran riesgo para su vida y la de sus familiares. La marina italiana la rescata en un momento en el que la Unión Europea todavía no se había involucrado en el problema migratorio, lo que también generó una grieta en Italia y los países del sur, donde hay esa idea de que somos los que nos ocupamos de las fronteras a pesar de que esa gente en realidad donde quiere llegar es al norte, un norte que no colabora. Es una imagen que incluye varios asuntos, desde el drama personal de la niña hasta interpretaciones políticas, y además nos mira a la cara. Nos interpela”.
“Esos rescates en el mar –asegura Guillermo- han sido la manifestación más evidente del desastre. ¿Te preguntas cómo hemos llegado a esto? ¿No hay otra solución? Allí sientes muchas cosas… hay gente buena intentando ayudar. Recuerdo el grito de un niño subiendo al barco y preguntarme ¿por qué? Sentí el fracaso como especie humana”.
“Otros momento que recuerdo especialmente –continúa Guillermo- fue nuestro encuentro con los subsaharianos del Gurugú y ver las duras condiciones en las que viven. Además, tuvimos que llegar hasta ellos esquivando a la policía marroquí, para evitar meternos en un lío y acabar en el calabozo... O lo de encontrarte a inmigrantes africanos que quieren entrar a Europa por Finlandia, a menos treinta grados. Una de las normas que tiene esa frontera es que tienes que cruzarla montado en algún vehículo y todos lo hacían en bicicletas, hasta que las prohibieron. Ahora ves montones de bicicletas abandonadas en la frontera y a gente que intenta cruzar en viejos coches destartalados. Y sobre todo, recuerdo el momento en el que vimos ese río humano, ese éxodo de refugiados sirios e iraquís en la frontera con Hungria, con Croacia… Esos son otros momentos en los que piensas. ¡Cómo va el mundo! ¿Qué está pasando para que todo esto suceda?”
“La imagen con la que cierro el libro –añade Carlos- también refleja mucho lo que ocurre en Europa, aunque no quiero hacer spoilers. Sin olvidar la valla de Melilla. Pensábamos que sabíamos lo que era esa valla hasta que llegamos allí y nos dimos cuenta realmente de las dimensiones que tiene”.
El cómic
En cuanto al proceso de trabajo, ha sido muy diferente al de un cómic, ya que no partían de un guion previo sino que se han basado en las fotografías: “Lo que hemos hecho ha sido recordar lo que hemos vivido y ponerlo en orden -asegura Carlos-. Pensamos que lo mejor era hacerlo cronológicamente; por eso, primero configuramos las páginas dependiendo de las fotografías disponibles y de la forma en que queríamos contarlo. El último paso fue añadir los textos”.
De eso se encargó Guillermo: “Carlos iba seleccionando las imágenes con un orden y a partir de ahí yo escribía lo que iba pasando. Teníamos el hándicap de que no podíamos hablar de lo que no había imágenes, porque aquí no podíamos añadir un dibujo, como en los cómics. Carlos hizo ese puzzle visual al que yo añadí luego las palabras de dónde estábamos o lo que iba pasando. Y al final nos las apañamos para contar todo lo que queríamos”.
“Para que tuvieran ese aspecto homogéneo –aclara Carlos- he retocado las fotos tratando el blanco y negro y el color de formas totalmente distintas. La parte negra de la imagen es muy contrastada y muy potente. Es negro o no negro. Mientras que la parte del color es todo lo contrario es muy suavizado, con muy poco contraste. Al ponerlos juntos el resultado me recuerda un poco a las imágenes coloreadas que vemos en los documentales de la Guerra Mundial o a esas fotografías antiguas que eran en blanco y negro y han coloreado. Nunca son realistas del todo. Y yo quería conseguir un toque similar utilizando un material digital contemporáneo, dándole un aire más gráfico, más abstracto, que no fuese tan artístico”.
En cuanto a sa forma de encuadrar las imágenes, Spottorno confiesa que: “Tengo un estilo muy cinematográfico, encuadro mucho como se hace en el cine. De forma que la imagen sea fácil de leer, con elementos muy sencillos, nada complicada. Mis fotos son muy clásicas. Aunque el tratamiento cromático ya no es tan cinematográfico. La fotografía de las películas no es tan contrastada”.
“Europa podría tomar un rumbo malo”
Sobre la actual crisis que parece no tener fin, Carlos Spottorno asegura: “Creo que Europa ha tomado un rumbo malo y esa es una de las principales razones que nos han llevado a crear este libro. Damos por hecho que la Unión Europea existe y existirá, pero lo cierto es que no tiene por qué ser así. Tengo la edad suficiente para recordar la España anterior a la Unión Europea y era más pobre, más cutre, más tercermundista. Con la Unión avanzamos muchísimo”.
“Europa podría desintegrarse poco a poco –continúa-, irse deshilachando de forma que, cuando queramos darnos cuenta, ya no quedará nada. Y será difícil viajar, hacer negocios en otros países, que los jóvenes viajen libremente. Todo será más farragoso. Y eso será negativo para todos. Pero yo espero que se pueda reconducir, que Alemania y Francia tomen las riendas de esto de alguna forma y que superemos esta grave crisis. Vamos a ver”.
“En 2004 todos los logros parecían conseguidos –añade Guillermo Abril-, teníamos una unión monetaria, ampliación hacia el este, etc... Pero cuando empezaron a ir mal dadas a partir de 2007, con la crisis, ahí empezamos a ver que las cosas igual no funcionaban tan bien. Y viendo las cosas que hemos visto en las fronteras te tienes que plantear si estamos siendo tan solidarios como podríamos o deberíamos”.
“Cuando yo estudiaba –continúa Guillermo- parecía imposible que un país abandonara la Unión Europea, ni siquiera estaba contemplada. Después se contempló y un país decidió acogerse a esa posibilidad. Ahora mismo, las cosas no pintan bien para la Unión”.
Los autores llegan a insinuar que podríamos estar asistiendo al comienzo de la III Guerra Mundial. “¿Qué es la Tercera Guerra Mundial? –pregunta Spottorno- A lo mejor consiste en esto que estamos viviendo: 100 muertos en el Bataclán, 80 muertos en Niza, 200 muertos en Madrid… y no sabemos lo que es. Hay voces que dicen que es así. Si preguntas a militares de la OTAN que están en la frontera este te dicen que la Tercera Guerra Mundial está en marcha”.
¿Hay solución para los refugiados?
En cuanto a si ven una solución para el problema de los refugiados, Calos asegura que: “Ser un fotógrafo no me convierte en un experto en política internacional. Sé un poco del tema porque hemos viajado, hemos estudiado y hemos visto cosas. No tengo la solución pero lo que parece claro es que es necesaria una política común frente a la migración, una fiscalidad y una justicia también comunes, y con un gobierno europeo fuerte, que fuese capaz de hacer comprender a los países que todos tenemos que colaborar. Pero la Unión Europea actual es un mecanismo enorme que necesita dar demasiados pasos antes de tomar decisiones. Garantiza que todo el mundo esté satisfecho pero las cosas avanzan muy lentamente, mientras la gente pasa frío y hambre en sus fronteras”.
“Las soluciones –añade Guillermo- las conoce todo el mundo: más inversión en origen, colaboración con otros países… pero el mundo actual es tan complicado que todo cuesta muchísimo. Mi primer pensamiento sería abrir todas las fronteras para acogerlos a todos, pero luego te das cuenta de que no es tan fácil. La solución no es a corto plazo. Pero habría que crear mecanismos para que todo el mundo que huya de una guerra pueda encontrar refugio en un espacio seguro. Esa sería la solución a corto plazo. A largo plazo habría que lograr que esos países de los que huyen lograran la paz y funcionasen medianamente bien. Europa tiene mecanismos de ayuda, de estímulos, de colaboración, de financiación, para lograr eso. Pero no es nada fácil acabar con este problema”.
“Para nosotros –comenta Guillermo- ha sido muy importante tener la posibilidad de recorrer distintos puntos de las fronteras europeas para tener una visión de conjunto. Obviamente no hemos conocido toda Europa ni somos expertos pero si nos ha dado la posibilidad de hablar con gente de Melilla y de Finlandia para ver si nos preocupamos los unos de los otros y ver si realmente hay unión entre los países europeos. Y sus respuestas te hacen plantearte muchas cosas”.
“Dedico el libro especialmente a los jóvenes –añade Carlos- porque creo que tienen una desafección de la Unión Europea. Un joven del sur de España no tiene ni idea de lo que le pasa a un joven estonio y viceversa. Cada uno conoce sus problemas pero sigue habiendo falta de solidaridad y un desconocimiento generalizado por los demás. Por eso creo que esta unión europea, además de económica y política debería ser emocional y humana. Y para eso deberíamos conocernos todos mejor. Por eso, con este libro pretendemos que algunos jóvenes que ya no ven las noticias, o que tienen otros medios de recibir información, puedan interesarse por una novela gráfica o un cómic. Acercarnos a ellos con un lenguaje que entiendan y despertar en ellos un interés por lo que pasa en Europa”.