La oscura etapa de Luis Buñuel en Hollywood
- La noche perdida de Luis Buñuel cuenta su frustrante paso por la meca del cine
- Un cómic de Queco Ágreda, Javier Ortiz y Guillermo Montañes
Luis Buñuel (Teruel, 1900 –México, 1983) es uno de los grandes directores del cine mundial, pero su carrera y su vida fueron muy complicadas. Después del “éxito” (más de crítica que de público) de sus trabajos de los años 30 (La edad de oro, Un perro andaluz y Las Hurdes, tierra sin pan), tuvo que exiliarse por la Guerra Civil y se refugió en Hollywood donde pasó quince años sin dirigir ninguna película. Sin duda el momento más oscuro de su vida, que ahora intentan iluminar Queco Ágreda, Javier Ortiz y Guillermo Montañés en La noche perdida de Luis Buñuel (Gobierno de Aragón -GP Ediciones).
Un cómic que narra el desesperado intento de Buñuel, en una fiesta nocturna del Hollywood de 1946, para lograr hablar con el mítico productor Darryl F. Zanuck y suplicarle que lo deje hacer una película, al precio que sea.
Queco Ágreda nos comenta cómo surgió la idea para el cómic: “Cuando surge la idea de hacer una historia centrada en el personaje de Luis Buñuel, pensé que la época más interesante y que me ofrecía mayor libertad creativa era la más desconocida, esos quince años que está sin dirigir una película entre Las Hurdes (1933) y Gran Casino (1947) y que además coinciden con un momento especialmente convulso de la Historia. Me gustaba la idea de contar los problemas que había tenido en esos años pero no me atraía demasiado seguir un esquema biográfico típico, así que decidí comprimir la historia en una sola noche, y a través de las diversas peripecias que le ocurren exponer su situación y todo lo que había estado haciendo esos años”.
Un Buñuel que había buscado refugio en Hollywood tras el estallido de la Guerra Civil en España. Y que, tras años sin poder dirigir ninguna película, estaba desesperado, como nos comenta el dibujante, Javier Ortiz: “El Luis Buñuel que retrato básicamente es un hombre que, aunque físicamente sigue estando en plena forma, psicológicamente está pasando por uno de sus peores momentos, ya que no consigue sacar adelante ninguna película durante 14 años, y eso mella claramente su autoestima (se puede ver cuando charla finalmente con Darryl Zanuck, ya que básicamente le ruega el poder hacer una película para la industria).
¿Qué hizo Buñuel en esos 15 años sin dirigir?
Preguntamos a Queco Ágreda que hizo Luis Buñuel en esos 15 años sin firmar ninguna película: “Bueno, en realidad no estuvo en Hollywood sus quince años de sequía. Cuando hizo Las Hurdes, financiada por su amigo Ramón Acín, estaba trabajando en París dirigiendo doblajes para la Paramount; luego en 1934 acepta hacer lo mismo para la Warner en Madrid; en 1935 pasa a dirigir los estudios Filmófono, con gran éxito, pero en 1936 estalla la Guerra Civil y se exilia a París, donde tiene un puesto en la embajada española; en 1938 se va a Hollywood, donde ya había estado brevemente en 1931, pero no consigue trabajo, por lo que se traslada a Nueva York; allí trabajaría desde 1941 para la Oficina de Asuntos Interamericanos, dirigiendo doblajes en la Filmoteca del Museo de Arte Moderno, pero la presión mediática tras la publicación de una autobiografía de Dalí en que le tachaban de rojo y ateo hace que tenga que abandonar ese empleo en 1943; luego aún trabajaría un año montando films de propaganda bélica en Nueva York antes de viajar definitivamente a Hollywood en 1944 para encargarse de los doblajes al español de la Warner. En 1945, sin embargo, los estudios cerrarían sus secciones de doblaje y Buñuel sobreviviría como montador en algún pequeño estudio mientras trataba sin éxito de conseguir trabajo en los grandes estudios, especialmente como guionista”.
En La noche perdida... Buñuel parece haber tocado fondo: “Creo –añade Queco- que Buñuel en esta época está empezando a perder la confianza de poder ganarse la vida en la industria del cine, empieza a ser mayor, no tiene trabajo, no tiene dinero y tiene una familia que mantener, llegaría incluso a plantearse el abandonar y dedicarse a la docencia... pero todavía tiene esperanza, tiene ideas, plantea proyectos, y supongo que espera que al término de la II Guerra Mundial la producción se reactive y consiga una oportunidad, si no en Hollywood, sí al menos en Europa”.
Los Caballeros de la Orden de Toledo
En los momentos más difíciles de esa noche Buñuel tiene una ensoñación en la que se le aparecen sus antiguos camaradas de la Orden de Toledo (Salvador Dalí, Federico García Lorca y Pepin Bello). “Al principio –nos cuenta Queco-, al empezar a escribir la historia, tenía en mente seguir un esquema de comedia ligera similar a La ilusión viaja en tranvía, una de las películas mexicanas de Buñuel, pero luego al darme cuenta de que básicamente lo que sucedía era que Buñuel intentaba regresar a casa y no podía, decidí plantear un paralelismo con Ulises e incorporar a la trama episodios basados en La Odisea”.
“En La Odisea –añade Queco-, Ulises baja al Hades a consultar al adivino Tiresias y se reencuentra con su madre y con varios amigos caídos en Troya. Eso me dio pie a imaginar una escena en la que Buñuel ha bebido demasiado y está tan borracho que habla con las apariciones de sus viejos amigos, para a través de ese diálogo exponer un poco más la situación personal de Buñuel y todo por lo que ha pasado”.
“Harvey Weinstein era una aficionado comparado con Zanuck”
Desgraciadamente, el escándalo de los abusos sexuales de Harvey Weinstein en Hollywood no es nuevo. Esas despreciables prácticas vejatorias siempre han sido uno de los grandes males de la llamada Fábrica de sueños. Se cuenta que el todopoderoso productor Darryl F. Zanuck fue uno de los peores, algo que se refleja también en este cómic.
“Weinstein –nos cuenta Queco- era un aficionado comparado con Zanuck, que todos los días entre las cuatro y las cuatro y media de la tarde cerraba con llave la puerta de su oficina mientras hacía entrar por una puerta secreta a la joven aspirante a estrella que le hubiera llamado la atención. No era el único que hacía este tipo de cosas, claro, pero su caso es probablemente el más exagerado”.
“El personaje también me encajaba bien –continúa- porque, aunque fuera como montador o doblador, Buñuel había trabajado ya para varios estudios de Hollywood, y pensé que tenía más sentido que tuviera problemas para conseguir una cita con un productor para el que nunca había trabajado".
Un Hollywood que dista mucho del paraíso que se vendía en las películas de la época y que aquí es mucho más inquietante, como nos comenta el dibujante, Javier Ortiz: “He intentado retratar los comportamientos y malos hábitos escondidos tras el glamour superficial del Hollywood. Básicamente queríamos rascar un poco el chapado en oro que se mostraba al público. No he podido profundizar en este tema ya que es un cómic basado, en gran parte, en primeros planos con amplios diálogos”.
¿Estaba Buñuel en La lista Negra?
Buñuel sospechaba que su falta de oportunidades en Hollywood no era casual, como nos recuerda Queco: “Buñuel pensaba que podía estar en la Lista Negra de Hollywood, aunque no por motivos políticos, sino por un incidente que tuvo con Irving Thalberg en su primera visita a Hollywood en 1931”.
“Sin embargo –añade-, entre 1931 y 1945 trabajó para varios estudios americanos, especialmente la Warner, lo que resta peso a la idea. La famosa "caza de brujas" en que se apartaría del cine a los sospechosos de simpatizar con el comunismo no daría comienzo realmente hasta 1947, cuando ya Buñuel estaba en México, aunque era algo que ya flotaba en el ambiente”.
“No obstante –concluye Queco-, según El ermitaño errante: Buñuel en Estados Unidos de Fernando Gabriel Martín Rodríguez, que ha sido mi principal referencia, a lo largo de su estancia en los EE.UU. Buñuel fue interrogado varias veces por las autoridades, y vigilado a partir de una denuncia anónima en 1945. A él no llegaron a detenerle nunca, pero en enero de 1946 detuvieron a su mejor amigo en la ciudad, José Rubia Barcia, con el que había trabajado en la Warner y que para entonces ya era profesor de literatura en UCLA, interrogándolo con la amenaza de deportarlo a España, donde como republicano destacado le esperaba la cárcel, o algo peor. Así que es muy posible que cuando Buñuel decidió abandonar los EE.UU. también tuviera en mente el temor a una posible detención”.
Retratando a Buñuel
Esta es la primera novela gráfica del dibujante Javier Ortiz, ayudado por los colores del también debutante Guillermo Montañés. Ambos realizan un estupendo trabajo y consiguen que nos metamos en la piel de Buñuel.
Preguntamos a Javier si ha sido complicado retratar a Buñuel y los otros famosos personajes: “Bueno, con una documentación adecuada, el trabajo siempre se facilita. Tuve que hacer varias pruebas con algunos de los personajes principales pero nada fuera de lo normal en este tipo de encargos”.
“Más que por el desafío personal (que también) me preocupaba la opinión de los lectores más "puristas" –añade-. Por eso he intentado hacer la mejor versión de estos personajes sin tener que salir de mi estilo propio, ya que es lo que me caracteriza y creo que cada dibujante tiene que ser fiel a su estilo (todos tenemos nuestro público).
La documentación y el color de Guillermo Montañés
Destacar la excelente documentación de la que hacen gala tanto el guionista como el dibujante. “Queco –nos cuenta Javier- ha sido el que ha desarrollado la mayoría de la documentación (puede verse claramente en el anexo final que hay mucho trabajo de fondo). Yo he trabajado principalmente con fotos de los personajes en esa época y, en especial, para Pepín Bello tuvimos que visionar un documental que recorría toda su trayectoria y poder pescar un fotograma referente a los años en los que transcurre nuestra historia (aprovecho para recomendar el documental ya que toca a todos los personajes de la generación del 27: Pepín Bello el hombre que nunca hizo nada)”.
Destacar también el color de Guillermo Montañés. “Para mí -asegura Javier- el color de Guillermo Montañés ha sido un acierto y la clave que le ha dado la vida a mis ilustraciones. Puse toda la carne en el asador para este primer proyecto (por plazos tuve que realizar las 72 páginas en 1 mes y medio, muchísimo curro…) Mi estilo es de línea clara y no suelo trabajar con masas de negros o manchas, así que cuando narro una historia lo asimilo como construir a Frankenstein, yo compongo el cuerpo de la criatura pero el color es el rayo que le ha dado la vida final. Hay cómics en blanco y negro soberbios, pero en nuestro caso Guillermo ha sabido darle el toque de color fundamental. Además es un recurso que domina a la perfección para acompañar y guiar a la propia narración”.
Para Javier este debut en la novela gráfica ha sido inolvidable: “Lo he afrontado con muchísima ilusión, como ya he comentado antes, ha sido un trabajo muy muy duro por los plazos, pero ha merecido muchísimo la pena. Llevo más de 8 años trabajando y practicando de manera autodidacta para poder debutar como profesional y ahora ya con el trabajo publicado y en la mano solo tengo palabras de agradecimiento y con la esperanza de poder dedicarme al noveno arte, siempre ha sido mi sueño y hay que pelear cada día por llegar a alcanzarlo”.
Sus proyectos
En cuanto a sus proyectos, Queco nos comenta que: “Tengo un par en marcha, uno con José Antonio Rubio y Chema Cebolla, y otro con Daniel Foronda, que están a medias a la espera de que sus ocupados dibujantes puedan sacar tiempo para terminarlos, y algún proyectillo más que todavía está en una fase inicial.”
Javier también está muy ocupado: “Actualmente estoy trabajando en un guion de Javier Marquina para GP Ediciones, una historia de superhéroes que es más de mi estilo, ya que todas mis referencias son dibujantes americanos. Estoy disfrutando mucho cada página (y trabajándola con más calma que para La noche perdida de Luis Buñuel).
“Con esta misma editorial –añade- tengo otro proyecto paralelo con guion de Oscar Sanz, pero por el momento no puedo desvelar el contenido del mismo. Y aparte de los monográficos no dejo de participar en las publicaciones en las que empecé como amateur: los fanzines (Braink Comics, del cual soy uno de los fundadores, y Los Diletantes, ganador del premio al mejor fanzine este año en el Ficomic de Barcelona, un subidón)”.
Destacar que en los últimos tiempos Buñuel está triunfando como personaje de cómic. Primero con la novela gráfica Buñuel en el laberinto de las tortugas, de Fermín Solís (adaptada a una película se estrena a final de año) y luego con Los caballeros de la Orden de Toledo, de Javierre y Juanfran Cabrera. Títulos imprescindibles a los que se suma La noche perdida de Luis Buñuel.
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