De genocida a médico, las dos caras de Radovan Karadzic
- Fernando Llor y Pablo Caballo publican el cómic El espíritu del escorpión
- Narran la relación de Karadzic con una de sus pacientes, cuando se hizo pasar por médico
Considerado uno de los mayores criminales de guerra de la historia, el serbio Radovan Karadzic cumple actualmente una pena de 40 años de prisión por ser responsable político del genocidio de la ciudad de Srebrenica, donde en 1995 fueron asesinados 8.000 varones musulmanes, y por el sitio de Sarajevo, capital bosnia, donde hubo unos 12.000 muertos entre 1992 y 1996.
En 1996, tras la guerra de Bosnia, Radovan consiguió huir y ocultarse durante 12 años haciéndose pasar por un experto en medicina alternativa en una clínica de Belgrado (hasta su detención en 2008). Ahora el guionista Fernando Llor y el dibujante Pablo Caballo indagan en esa etapa, en el cómic El espíritu del escorpión. La máscara del genocida de Srebrenica (Panini).
“Me interesaba mucho Dabic, el personaje creado por Karadzic –asegura Fernando Llor-. ¿Por qué un terapeuta alternativo? ¿Por qué ocultarse bajo la forma de alguien que supuestamente utiliza todo su tiempo en ayudar a los demás, en ser su guía y su ejemplo? ¿A quién se le puede ocurrir algo así? Todo eso me parecía a la vez espantoso y fascinante porque me resulta completamente incomprensible. De hecho después de haber leído y visto bastante material sobre ello sigo sin comprenderlo del todo bien. Karadzic se metió mucho en el personaje de Dabic y no sé si de algún modo estaba buscando algún tipo de redención en su mente retorcida”.
“Cuando Fernando me contó la historia real de Karadzic tras la guerra de Bosnia, creí que me estaba tomando el pelo y que estábamos hablando de ficción -nos comenta Pablo Caballo-. Lo primero que pensé fue que nadie podría creer una historia tan fantástica, que un genocida y expresidente de un país buscado por la justicia internacional pudiera ocultarse a la vista de todos, simplemente con ponerse unas gafas y dejarse crecer la barba, durante más de 10 años y que encima adquiriese una identidad falsa expuesta al público como la de un gurú de la new age. Es uno de esos casos en los que la realidad supera a la ficción. Aparte de eso, por puro gusto personal me interesa cualquier tipo de personaje perturbado de una forma u otra, de tipología criminal incluso, y el hecho de que la historia girase en torno a la figura de un genocida pensé que me venía como anillo al dedo”.
Dos caras completamente opuestas
“El cómic –nos cuenta Fernando- va de una chica de Belgrado, Jasmina, que ya ha probado de todo para tratar de ser madre y acaba acudiendo a que la trate un gurú de las medicinas alternativas. A través de distintas sesiones con él va logrando ganar confianza y seguridad en sí misma. El gran problema es que Dragan Dabic, el gurú, no es quien dice ser, en realidad es un criminal de guerra perseguido que ha adoptado esa identidad para ocultarse.
“El título (El espíritu del escorpión) es un juego de palabras o pretende serlo –añade Fernando-. Muchos de los crímenes de guerra que se perpetraron durante la guerra de Bosnia fueron cometidos por un grupo paramilitar conocido como los Escorpiones. A ellos se les atribuye la masacre de Srebrenica bajo el mando del General Mladic y las órdenes de Karadzic. El juego del título mezcla la parte espiritual de Dragan Dabic, el alter ego de Karadzic, con la violencia terrible de los Escorpiones”.
El cómic también combina la labor de terapeuta del protagonista con los recuerdos de sus crímenes de guerra. “Nuestro Karadzic –asegura Fernando- es cruel y directo. En su cabeza solo hay una solución al conflicto: el genocidio. Nuestro Dragan es otra cosa, ha repetido tanto su discurso que se lo cree y en cierto modo ha perdido el miedo, se deja ver mucho más que antes, acude a congresos y hasta se permite acudir a una taberna en la que cantan a Karadzic como si fuese un héroe. Sé que son la misma persona, pero a la vez siento que no lo son, que el personaje, el falso, cobró vida y al final creo que de eso va el libro, de la dualidad, de las dos caras de una misma persona”.
Es disfraz de Karadzic da mucho juego al dibujante, Pablo Caballo: “En cuanto a cómo imagino visualmente a Karadzic creo que a la vista está. El hecho de que el personaje utilizase un disfraz para ocultar su verdadera identidad me daba pie a tratar de representar su verdadero rostro e intenciones a través de representaciones más expresionistas siempre que el guion me lo pidiera. Además, al usar un disfraz tan exagerado como unas gafas grandes y una barba superpoblada, he podido jugar más fácilmente a deformar su expresión siempre que he querido”.
De verdugo a sanador
En el cómic nos cuentan que, incluso después de su detención, hubo pacientes que seguían escribiendo a Karadzic a la cárcel para pedirle consejo. “El personaje de Jasmina es inventado –afirma Fernando-, pero está inspirado en el caso de una mujer anónima que pude leer mientras hacía la documentación. Recogí algunos datos y creé el personaje a partir de ahí. El personaje de Dragan y su amigo el doctor también traté de hacerlos en base a la realidad y tomé elementos de diferentes fuentes para configurarlos”.
“No fueron solo mujeres las que se dejaron seducir por Dragan –continúa-. Hubo casos de familias completas que creyeron su palabra. En el libro hay un pequeño momento en que una familia le pide a Dabic que trate a su hijo ya que tiene un problema de autismo y no son capaces de comunicarse con él. Esa familia existe y no solo afirman que el niño es completamente diferente desde que fue tratado por Dragan, sino que incluso sabiendo que les mintió y que un tribunal internacional le juzgó y le sentenció por crímenes de guerra, le llamaban durante el juicio y ya en la cárcel para seguir el “tratamiento” del chaval”.
“Creo que eso va incluso más allá de la seducción, es una fe ciega y absoluta y son muchos los que aún la sienten”.
En cuanto a si Radovan ayudaba realmente a sus pacientes o se aprovechaba de ellos, Fernando nos comenta que: “Es difícil de saber, está claro que muchos dicen haber sido ayudados por Dabic. Hay gente que asegura ser alguien completamente nuevo, con una autoestima de hierro y un mensaje positivista y vital que les hace afrontar el día a día de un modo diferente a como lo hacían antes de conocer a Dragan”.
“Incluso hay médicos que defienden que “tenía algo”, que era un tipo especial capaz de cosas alucinantes, no niegan que sea un criminal, pero de algún modo prefieren ignorar esa parte, hablan de Dragan Dabic como si fuese una realidad y no un disfraz. Hay algunos, los más fanáticos, que son capaces de negar lo evidente y sostienen que el tribunal miente, que es todo una conspiración, la persona que ellos conocieron es incapaz de cometer o haber cometido esos actos”.
“Me resulta muy complicado intentar averiguar la intención real de Karadzic –concluye el guionista-, es cierto que algunos se sintieron ayudados o al menos escuchados y comprendidos. De algún modo se aprovechó de todos ellos, abusó de su confianza para perpetuar su pantomima y los manejó como títeres siempre que quiso”.
Una estupenda documentación
Aunque combine personajes ficticios y reales, el cómic está basado en hechos contrastados. Destacamos la excelente documentación tanto por parte del guionista como del dibujante. “El punto de partida –asegura Fernando- fue un artículo de la cineasta y escritora Jasmina Tesanovic que llevaba por título ¿Quién era Dragan Dabic? Allí relataba todo lo que sintió al descubrirse la verdad y en cuanto lo leí me sentí impactado. Desde ese momento recurrí a informativos, documentales y diferentes artículos en periódicos y revistas tratando de conformar una imagen de Karadzic por un lado y de Dabic por el otro”.
Por su parte Pablo Caballo nos comenta que: “Para documentarme he utilizado básicamente Internet. En la red abundan las imágenes del conflicto bélico y los personajes. El mayor quebradero de cabeza lo tuve quizás con el grupo paramilitar de “Los Escorpiones”. Carecían de un uniforme propiamente dicho, al menos en mitad de la refriega de la guerra, pero tampoco quería que parecieran simples soldados sin más y quería darles un aspecto homogéneo y desindividualizado. A base de investigar conseguí algunas imágenes con una especie de uniforme oficial pero que es básicamente ropa militar negra sin más. A medida que trabajé en el diseño terminé decidiendo ponerles un pasamontañas a todos y camuflaje en el rostro, además de acabar deformándoles el rostro a medida que avanzaba la historia”.
Casi una historia de terror
Destacar la terrorífica atmósfera que consigue Pablo caballo. “En cuanto a que la historia, siendo un thriller psicológico, haya acabado tomando derroteros casi de terror creo que se debe en gran medida a que Fernando y yo nos hemos influenciado mutuamente a modo de sinergia. Por mi parte he intentado plasmar la visión de Fernando de la mejor manera posible dentro de mis limitaciones y creo que Fernando, como gran profesional que es, ha sabido adaptar su guion a mi estilo”.
“He de reconocer que no había leído nada de Fernando antes de empezar a trabajar con él -continúa-, pero me bastó echar un vistazo a su trayectoria para darme cuenta de que se trataba de un autor con una energía imparable. Tuve la suerte de que tuviera entre manos un guion en torno a la figura de un genocida lo cual, viendo mi estilo e intereses en general, me vino de perlas”.
Pablo confiesa que: “Alberto Breccia es mi mayor influencia desde hace bastante tiempo. Se debe simple y llanamente a que es el autor con el que más identificado me siento estilísticamente, lo cual me llevó a profundizar bastante en su obra tiempo atrás. Aun así es una influencia de la que intenté alejarme lo más posible para este trabajo, ya que no estábamos tratando una historia de terror propiamente dicho. Dado que la estética del thriller creo que es una amalgama de estéticas de otros géneros afines, profundicé en el trabajo de autores de género negro en especial. La lista es bastante larga, y pese a que tengo dudas de haber logrado aprender algo de ellos, los más destacados serían Víctor Santos, Frank Miller y todos los dibujantes que suelen trabajar con Ed Brubaker, en especial Sean Phillips. Todo eso y una pizca de Bill Sienkiewicz, que nunca viene mal”.
Destacar esas poderosas imágenes de la portada y la contraportada. “Para la portada –asegura Pablo- la idea inicial y primera versión era mostrar el rostro de Karadzic/Dabic partido por la mitad a modo de dos caras, aprovechando un escorpión que se arrastraba por su cara y dibujaba una sonrisa loca en la expresión de Karadzic. Como la composición me resultaba un poco confusa y el escorpión me parecía que no acababa de distinguirse. Realicé otra versión, esta vez a color y ya sin el escorpión. Esta versión nos gustó mucho más a Fernando y a mí pero el tema del color no acabábamos de verlo del todo claro. Acabé realizando una tercera versión mucho más loca y deformada, en la que ya no se distinguen tanto las dos caras diferenciadas pero que resultaba mucho más potente y que acabó siendo la versión definitiva”.
“Para la contraportada –continúa el dibujante- sabíamos que debíamos incluir a la coprotagonista, Jasmina, y no renunciábamos a la idea de incluir un escorpión por alguna parte. A base de trabajar en distintas ideas acabó apareciendo la imagen del escorpión saliendo de la boca, lo cual cuadraba con la idea del “espíritu del escorpión”. Trabajando a partir de ahí en distintas ideas se me ocurrió que, dado que tener un escorpión en la boca no debe ser precisamente agradable, Jasmina podría estar como sufriendo y tendida desnuda en una cama, sin que acabe de verse su cuerpo y lo que pueda estar pasando en la parte que no vemos… Lo cual nos daba juego con parte de lo que se cuenta o se puede leer entre líneas en parte de la historia”.
Sus proyectos
Tras este intenso trabajo, parece que Fernando Llor no quiere bajar el listón: “Mi proyecto más inmediato es La Pieza un thriller ambientado en 1938 y en el que un general franquista encarga una misión secreta a tres soldados: acudir a París para robar el Guernica y deshacerse de Picasso. Lo dibuja Rafael Vargas y pone el color Jose Expósito. Saldrá con Panini en España y con Nouveau Monde en Francia. Después llegarán dos álbumes juveniles en Francia, Korubaku con Alex Muñoz y Laia y la mano de los siete dedos con Pablo Ballesteros, ambos para el Groupe Paquet. Y por último dos más que saldrán con The Rocketman Project, por un lado La Confesión con Román López-Cabrera, una historia con tintes de misterio protagonizado por una adolescente y por el otro El último día, una historia de zombies en Vigo que adapta la novela de JP González y que tiene dibujos de Ángel Bernuy. Eso en solitario, pero también tengo la inmensa suerte de participar con dos series en A viñeta de Schrödinger, una revista de cómic en galego publicada por A Mesa Pola Normalización Lingüística, que dirige Kiko Da Silva y que cuenta con gente como Miguelanxo Prado, Miguel Porto, Fernando Iglesias, Víctor Rivas, Miriam Iglesias, Zaida Novoa, Pablo Prado, Fran Bueno y varios más”.
En cuanto a Pablo Caballo: “Mi idea era tomarme un relativamente largo descanso para reflexionar sobre mi futuro, quizás decidiéndome finalmente a escribir algo de mi propia cosecha mientras dibujaba de forma esporádica alguna historia corta con alguno de los guionistas con los que he trabado amistad los últimos dos años. En ningún caso quería meterme a dibujar otro proyecto largo de nuevo ya que he de decir que he tenido que compaginarlo con otro trabajo de subsistencia y el sacrificio me ha resultado especialmente penoso. Pero, como suele ocurrir, las circunstancias han acabado decidiendo por mí y me ha surgido la posibilidad de trabajar con un guionista al que admiro en un proyecto increíble y que guarda muchas similitudes con El Espíritu del Escorpión. Me pareció uno de esos trenes que no se deben dejar pasar, pese a los sacrificios que conlleve, y actualmente ando preparando un dossier para presentar a las editoriales. Lamentablemente no puedo contar mucho más sobre el proyecto en sí, ya que por el momento es Top Secret”.