La mirada del Arropiero
- Crónicas retrata al "Arropiero", el mayor asesino en serie de la historia de España
- El suyo fue el primer caso en nuestro país en dar positivo en la prueba del XYY
- Delgado Villegas, detenido tras asesinar a su novia, confesó más de cuarenta homicidios
- El programa recoge el testimonio de quienes le conocieron de cerca
Era un hombre prácticamente acabado. Arrastraba las piernas, le costaba respirar, apenas podía con su cuerpo. Costaba trabajo entenderle, por su manera de hablar y también por su discurso, algunas de las cosas que contaba no tenían sentido. Pero sus ojos... había algo en aquella mirada que ponía los pelos de punta.
Aunque ibamos preparados, el primer contacto con el Arropiero nos sobrecogió. Fue en agosto de 1992 en el hospital siquiátrico de Fontcalent. En el segundo encuentro hablamos y estuvimos durante más de una hora a un metro escaso del mayor asesino en serie de la historia de España. Dejó víctimas de norte a sur. Se movió como quiso por todo el país. Pero le terminaron pillando por el crimen de Toñi, su novia, en el Puerto de Santa María, Cádiz.
El comisario Salvador Ortega fue el que logró que "cantase". Desde el principio estableció una relación muy especial con el criminal. Es un personaje que le ha marcado. Cuarenta años después se acuerda perfectamente de muchos detalles de esa convivencia tan peculiar que mantuvo con él. Durante la reconstrucción de los crímenes que se prolongó durante dos años vivieron momentos peliagudos. Al Arropiero -según Ortega- había que tratarle con tacto para que no se enfadase, cuando lo hacía era terrible.
Como aquella noche en la comisaría de un pueblo de Barcelona. "Siempre advertíamos a la guardia -nos cuenta Ortega a "Crónicas"- que fuera condescendiente con él, que era un hombre que fumaba compulsivamente y que fumaba cada 2 por 3, que le dieran el tabaco que quisiera. Dejamos allí un cartón. Y si pide de comer ahí tenéis dinero, le traéis un bocadillo, lo que quiera. La primera guardia excelente, no ocurrió nada, pero la segunda le advirtieron al relevo que era un hombre muy peligroso, que había matado tanta gente, que era el asesino que decían los periódicos. Total el hombre que entró de guardia esperaba que no ocurriera nada. Entonces cuando nuestro hombre le pide tabaco y un bocadillo le dice: "tabaco te voy a dar a ti con lo malo que eres". Se formó un jaleo allí tan grande que cuando nosotros llegamos por la mañana había roto las botas, los pantalones y la camisa, no tenía nada encima, no era más que sus propias manos con lo que había hecho todo aquello y sus dientes".
Precisamente la violencia es una de las características de los portadores del XYY, el llamado cromosoma del asesino. El Arropiero fue el primer caso que se conoció en España.