Arte Low Tech

Para algunas disciplinas artísticas la "nuevas" tecnologías se han hecho casi imprescindibles. Pero, ¿lo son de verdad? ¿Aportan lo que prometen? Es cierto que se han vuelto más accesibles y baratas, pero aún así suponen un gasto. Entonces, ¿qué hacer en tiempos como estos, cuando el mercado está estancado y las subvenciones flojean?

Metrópolis presenta esta semana siete trabajos que nos proporcionan otras tantas ideas - o más - de cómo suplir la falta de medios con humor, ingenio y  "viejas" herramientas. En tiempos de crisis: Arte Low Tech.

Roel Wouters (Holanda) demuestra en zZz is playing grip que muchos de los efectos utilizados hasta la saciedad en los clips musicales se pueden imitar con ayuda de un trampolín. 

ANIM 01 de DSK (Juan Lesta y Belén Montero, España) nos devuelve a los tiempos de los primeros videojuegos, cuando los jugadores no tenían ningún reparo en identificarse con un par de píxeles.

En Notebook, Evelien Lohbeck (Holanda) crea un delicado e irónico juego  entre "alta" y "baja" tecnología, que nos hace ver el valor añadido de su coexistencia frente a su oposición y exclusión mutuas.    

Johan Karrento (Finlandia) se empeña en demostrar con Telematic Heroes que, por lo menos en su país, ya en los años 30 sabían enviar un correo electrónico, eso sí, con un despliegue de medios considerable.

Inspirada en la omnipresencia del agua en Holanda, Invisible City: Amstel 88 III de Kuang-Yu Tsui (Tailandia) recrea, sin ayuda de efectos especiales, un escenario que bien podría formar parte de una película de terror. 

El que el arte interactivo no siempre precisa de grandes aparatos, lo demuestra George Barber (Gran Bretaña) en Automotive Action Painting, donde convierte a coches en pinceles y a sus conductores en artistas.      

Y Packband als Tonband es un homenaje al "viejo" soporte físico de grabación de sonido, la cinta, ideado por Timm Ulrichs (Alemania) y realizado por dos percusionistas con dos cintas de embalar.