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Valladolid, una ciudad de cine

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Por
Lola Herrera y una amiga de juventud

Esta semana Lola Herrera regresa a la ciudad en la que nació hace 74 años: Valladolid. Afortunadamente, la actriz pisa hoy una ciudad moderna, con calles llenas de vida y en la que la cultura ocupa un lugar destacado, que queda muy lejos de aquella ciudad de la posguerra -donde la falta de viviendas y el racionamiento estaban a la orden del día- en la que Lola Herrera vivió sus primeros años de vida.

En los años 50, con el fin del racionamiento, la ciudad comenzó a sufrir una profunda transformación socioeconómica, acelerándose el paso de una sociedad rural y agraria a otra urbana e industrial. Valladolid fue incluida en el Plan de Desarrollo de 1964 con importantes inversiones que generaron puestos de trabajo. Sin embargo, la industria harinera, las más importante de la región desde el siglo XIX, entró en declive.

La capital se transformó profundamente aquellos años, tanto en las áreas industriales como con la expansión de las zonas de viviendas, gran parte de ellas subvencionadas, que originaron nuevos barrios, resolviendo así el problema del alojamiento de las numerosas familias llegadas de zonas rurales.

El éxito de la Seminci

Hablar de cine de Valladolid es hablar de Seminci, unos de los festivales más prestigiosos del circuito europeo que, con más de cincuenta años de trayectoria, es un poderoso imán para el público más riguroso, serio, comprometido, y amante de la belleza y la calidad.

La presencia de artes plásticas en la oferta cultural vallisoletana mantiene un peso específico muy importante. Por ejemplo, el arte contemporáneo en Valladolid tiene su santuario en el Museo de Arte Contemporáneo "Patio Herreriano", en el que se reunen obras españolas desde 1918 hasta la actualidad.

El pasado cortesano de Valladolid hizo germinar en el alma local el gusto y el culto por la imaginería y la talla. Siglos después, la escultura -primero historicista y más contemporanea en la actualidad- está siempre en el punto de mira de los vallisoletanos.

Tres casas escondidas en el centro urbano recrean la vida doméstica de Zorrilla, Cervantes y Colón. Un espacio que sorprende, y relativamente no es muy conocido, es el Museo Oriental donde se expone una de las mejores colecciones de arte de dicha parte del planeta en España. Así, China, Filipinas y Japón cuentan con su rincón en Valladolid, gracias a los objetos que los agustinos acumularon en sus numerosas misiones en las exóticas tierras.