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'Un país para comérselo' nos enseña los tesoros escondidos de Barcelona

  • Será este un viaje de vuelta a los orígenes de los catalanes
  • Estaremos en Sitges, localidad donde nacieron 'los chiringuitos'
  • También visitaremos Canet del Mar, Cardona o la Basílica de Montserrat
  • Un país para comérselo, el jueves en La 1, después de Cuéntame

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Un país para comérselo - Barcelona: Lo que la ciudad esconde

La provincia de Barcelona es la protagonista de nuestro viaje. Gran olvidada, quizá por su cercanía a la gran ciudad.  Sin embargo, nuestros protagonistas conocen en su viaje un deseo  de los catalanes, el  de volver a los orígenes.

Una provincia llena de tesoros

Es el caso de Conxita, una urbanita que dejó la ciudad para restaurar un molino, propiedad de la familia de su marido, y cocinar con productos totalmente naturales. Joan, y su tarea de recuperar el burro de raza catalana, es otro de los personajes que Juan conoce en este viaje de vuelta a los orígenes.

Este episodio lleva a Un país para comérselo a espacios de especial significado para los barceloneses, como es la Basílica de Montserrat, un lugar donde poder degustar el 'matò', un queso fresco que se elabora en estas mismas escarpadas montañas.

La provincia de Barcelona es conocida también por la calidad de sus aguas termales. ¿Pueden utilizarse esas aguas para elaborar alimentos? Imanol conoce la respuesta de manos de la familia Sant Martí, que elabora pasta artesanal: macarrones, espirales y así, hasta 54 tipos diferentes.

En este viaje por los orígenes, conocemos la historia de Maria Rosa Cardona, que salió de Barcelona para hacerse cargo de la bodega familiar de cava en Sant Martí Saroca; o de Jean Leonun emigrante, santanderino cuyo nombre en realidad era Ceferino Carrión y que dio de comer a lo mejor del Hollywood de los años dorados. Su visión de negocios le hizo fijarse en una zona del Penedés para producir un vino que a día de hoy, después de su fallecimiento hace ya 15 años, sigue  llevando su nombre.

Los orígenes de 'el chiringuito'

Historias de regreso también conocemos en Sitges, historias de indianos que volvieron a su lugar de origen con costumbres que luego darían lugar a un nombre tan común en nuestra gastronomía: el chiringuito. Y es que fue en esta localidad costera donde nació tan singular vocablo.

La arquitectura modernista de Canet de Mar embelesa a Imanol, quien pasea por las zonas más emblemáticas de esta localidad y conoce unas galletas cuya forma está inspirada  en las vidrieras modernistas que se pueden ver en Canet de Mar.

La provincia de Barcelona tiene un pasado industrial, por eso Tonino se acerca hasta Cardona. Allí se adentra en el la montaña para conocer cómo hasta hace muy poco tiempo, se extraía un mineral muy preciado: la sal.

Barcelona y sus guisos marineros

La Barcelona de los guisos marineros la conoceremos en Vilanova i la Geltrú, donde Juan e Imanol se embarcan en una jornada de pesca para buscar sepia y luego degustarla con los pescadores en una receta muy propia de esta localidad: sepia a la bruta.

La cercanía del Meditérraneo se hace notar en algunos de los productos de la huerta en el  Maresme barcelonés, como sus apreciados 'pesols', unos guisantes diminutos y que servidos con butifarra o sepia y patatas, motivan la peregrinación de muchos gastrónomos a los restaurantes de esta zona.

Y resumiendo ese espíritu de vuelta a los orígenes, Juan e Imanol terminan su viaje, en este programa de Un país para comérselo, encontrándose con la familia Rovira, que volvieron de la ciudad a hacerse cargo de una masía que fue propiedad de la familia. Allí, en el interior de la provincia de Barcelona, la familia Rovira "cierra el círculo", cultivando sus hortalizas y criando sus animales para desplegar su particular manera de cocinar.