Con el agua al cuello
- Barcos abandonados, amarres vacíos…La industria de yates se hunde
- Lo que antes era sinónimo de éxito ahora se ha convertido en un calvario
- José Antonio se ha llevado el barco al jardín de su casa para ahorrar costes
El repor "Con el agua al cuello" se emite el 9 y el 10 de enero en el Canal 24 Horas y en La 1. Es un reportaje de Carlos Enrique, Xisco Tébar y Jon Mikel Duralde.
Los puertos deportivos de toda España presentan una estampa bastante desoladora con cientos de amarres vacíos e infinidad de barcos con el cartelito de se vende colgando. La industria náutica está tocando fondo, las ventas han caído un 70% y si antes tener un barco era sinónimo de éxito profesional ahora se ha convertido en un auténtico calvario.
Vender un barco en España es un auténtico horror
Así de contundente se expresa Jesús, gerente de Astilleros Astondoa, uno de los fabricantes de yates más importantes de España. En sus talleres se fabrican yates cuyo precio medio ronda los 5 millones de euros. Hasta hace unos años, este tipo de embarcaciones se vendían en España como roscas…Ahora sólo entran encargos del extranjero porque las ventas nacionales han caído más de un 90%.
“En la Comunidad Valenciana el pinchazo de la burbuja inmobiliaria ha dejado más de 6 mil amarres vacios“
La crisis en las embarcaciones de recreo llegó cuando pinchó la burbuja inmobiliaria. Y la comunión entre barcos y ladrillo es especialmente sangrante en la Comunidad Valenciana donde el pinchazo de la burbuja ha dejado más de 6 mil amarres vacios. En la misma ciudad de Valencia no hay ningún barco amarrado en los pantalanes del puerto deportivo donde se celebró la Copa América.
Tener barco y ser millonario no es lo mismo
Por norma general ser propietario de una embarcación de recreo se asimila a ser rico pero la realidad es otra porque en España los dueños del 80% de la flota deportiva son personas de clase media.
“En España los propietarios del 80% de la flota deportiva son personas de clase media“
Ximo es un apasionado de la vela y está harto que le crujan a impuestos porque le gusta navegar. Él dice que ha optado por tener barco como otros eligen tener un apartamento en la costa, en cambio paga el triple de impuestos que el dueño de una casa de vacaciones.
Sean ricos o no, lo cierto es que mantener un barco no es nada barato y en los puertos la falta de liquidez se nota. Hay quien ha optado por abandonar el barco al no poder pagar las cuotas de amarres o seguros. En invierno hay que sumarle el mantenimiento en dique seco…En definitiva, una retahíla de gastos que en los tiempos actuales no todo el mundo puede permitirse.
José Antonio lo tuvo claro y este otoño sacó su barco del mar y literalmente lo plantó bajo de un pino de su jardín de Burriana en Castellón. Ahora él mismo se ocupa de hacerle el mantenimiento a la espera de tiempos mejores.