Crónicas - Especial historia de ETA - Capítulo 3: LA SOCIEDAD CONTRA ETA
- El reportaje aborda la época que va de las elecciones del 82 al pacto de Lizarra
- A partir de 1985, Madrid y Barcelona se convierten en objetivos estratégicos
- Francia deja de ser el santuario de ETA y la colaboración con España da frutos
- Nace el espíritu de Ermua, el gran movimiento social de rechazo a la violencia
FICHA TÉCNICA
Guión: Carmen Bonet, Reyes Ramos
Realización: Arturo Villacorta
Imagen: Ramón Senent
Sonido: Mar Fernández
Montaje: Ricardo Lago
Producción: Ana Pastor/Lourdes Calvo
Crónicas ha elaborado un especial de cuatro capítulos sobre la historia de ETA. Esta tercera parte recorre los años que transcurren desde la llegada al gobierno del Partido Socialista en 1982, hasta el Pacto de Estella en el 98.
Son los tiempos del terrorismo de ETA más indiscriminado y sangriento, del uso generalizado del coche-bomba, de los secuestros más dramáticos… Pero también, son los años en los que la sociedad deja de mantenerse en silencio. Los años de una reacción social sin precedentes, de rechazo a la violencia y solidaridad con las víctimas.
Un “cambio” sin cambios
En octubre de 1982, por primera vez desde el inicio de la transición democrática, un partido gana por mayoría absoluta en unas elecciones generales. Pero las esperanzas que este hecho pudo despertar en algunos de que la violencia de ETA terminara, se evaporaron muy pronto.
Aunque unos meses antes, los polimilis anunciaran su autodisolución, ETA militar y los llamados "octavos", ETApm VIII Asamblea, seguirán manteniendo su enfrentamiento armado contra la democracia. Poco a poco, irán ganando los más duros dentro de la organización terrorista. Y esto se reflejará también en sus filas, donde nadie se atreve a disentir y donde se condenará a muerte a algunos de los que decidieron dejar las armas.
Coches-bomba y Comandos Permanentes
La actividad armada de ETA en la década de los ochenta se va a caracterizar por un cambio de estrategia. La banda terrorista comienza a actuar de manera continua fuera del País Vasco. Madrid y Barcelona pasan a ser sus objetivos primordiales y, para ello, establecerán comandos permanentes. Además, en esta época ETA usará masivamente el coche-bomba como método para imponer el terror y conseguir el máximo daño con el mínimo riesgo. El Comando Madrid será el responsable de algunos de los atentados más sangrientos de esos años, como el de la Plaza de la República Dominicana en julio del 86, donde murieron doce Guardia jóvenes de la Escuela de Tráfico y 78 personas resultaron heridas.
Otras ciudades también se vieron sacudidas por la violencia indiscriminada. Una de ellas fue Zaragoza. En el 87 ETA atentó contra su Casa Cuartel, y murieron doce personas, entre ellas cinco niñas.
“ El atentado de Hipercor fue el detonante de algunos cambios en la política vasca“
En junio de ese mismo año, el Comando Barcelona comete su atentado más salvaje: un coche bomba con una gran carga explosiva colocado en el aparcamiento de unos grandes almacenes. Morirán 21 personas, todas ellas civiles.
El atentado de Hipercor conmocionó a muchos y fue el detonante de algunos cambios en la política vasca, como las conversaciones que acabaron en la firma del Pacto de Ajuria Enea. Alentados por el entonces lehendakari José Antonio Ardanza, los partidos demócraticos se unen para dejar aislada a ETA.
Adiós al santuario francés
Pero también en estos años, se producirá un cambio en la actitud de Francia y la banda comenzará a sentirse más acorralada. El país vecino dejará de ser el santuario de otros tiempos. Un proceso lento pero que dará importantes frutos.
La cooperación policial entre ambos países, por ejemplo, permitirá el desmantelamiento del centro financiero de ETA, oculto en la cooperativa Sokoa, en Hendaya. Desde ahí también se obtendrán las pistas para detener, unos meses después, al Comando Madrid. Y en el 92, la policía francesa sorprenderá reunida en Bidart a la cúpula de la organización.
Muchos golpes en pocos años. Una ETA debilitada y con gran parte de sus dirigentes en prisión, necesitará el apoyo de los jóvenes de Jarrai en las calles. En paralelo, ETA inicia una campaña de asesinatos selectivos a miembros de los grandes partidos nacionales.y empieza a acosar a todos aquellos que se manifiestan por la paz y contra ETA.
Los ciudadanos, en la calle
Y si el atentado de Hipercor supuso un punto de inflexión en la política vasca de mediados de los ochenta, también marcó un cambio en la sociedad, que, a partir de ese momento empieza a manifestar su rechazo ante tanta violencia. Las asociaciones de víctimas empiezan a hacerse presentes. También otros colectivos como Gesto por la Paz salen a la calle de forma espontánea.
Pero fue tras el asesinato del joven concejal de Ermua, Miguel Angel Blanco, en 1997, cuando la sociedad, mayoritariamente, dijo un No alto y claro a ETA.