Una historia detrás de cada aspirante a MasterChef
- Diferentes profesiones, edades y procedencia, pero un mismo sueño
- Los participantes viven con nervios, ilusión y compañerismo este proceso
Casi mil personas se han presentado a los casting de MasterChef, que se han convocado por varias regiones de España. Miles de historias con un mismo objetivo: convertirse en el mejor cocinero amateur del país.
Paloma, 22 años, estudiante
Historias como la de Paloma, de 22 años, que siempre ha soñado con dedicarse a la cocina. A pesar de ello decidió estudiar Derecho, aconsejada por su familia.
"Mi afición por la cocina me viene por mi padre y mi abuela parterna, que les encanta cocinar. Estoy deseando terminar mi carrera para estudiar cocina", afirma la joven madrileña.
A Paloma le gusta probar de todo en la cocina, tanto tradicional como de vanguardia. Desde elaborar esferificaciones a un rabo de toro. De hecho es ella la que crea el menú de las reuniones familiares.
Su madre, Chus, no es partidaria de que Paloma sea chef profesional pero reconoce que tiene buena mano en la cocina.
"En el 50 cumpleaños de mi cuñado preparó un steak tartar de tomate que estaba estupendo", dice Chus, que se enteró de que su hija se apuntó al programa cuando la llamaron para el casting.
Ahora, MasterChef le da a Paloma la oportunidad de demostrar que realmente vale para la cocina.
Jandro, 30 años, diseñador
Como un terremoto pasó Jandro por la prueba de selección madrileña. Procedente de Pontevedra, este diseñador de moda revolucionó a todos presentes con su desparpajo y naturalidad.
Jandro apuesta mucho por entrar en el programa, tanto que se ha escapado de su trabajo en pleno arranque de la temporada otoño-invierno, uno de los eventos más importantes del año para su profesión.
Antes de diseño, estudió bellas artes y aplica estos conocimientos a la cocina. "La cocina es escultura: textura, colores, densidades, sabores,...".
El gallego preparó su plato en el tren, durante las casi 12 horas de trayecto, elaborado con alimentos de origen gallego, de las cuatro provincias. Un plato frío compuesto por un entrante, un primero y un postre que "se come todo junto, mezclando sabores".
Santiaga, 52 años, ama de casa
Santiaga se levantó a las seis de la mañana para llegar al casting de MasterChef en Madrid. Es de Ciudad Real y presentó unas migas manchegas ante los expertos culinarios de MasterChef.
Cuando era pequeña descubrió su pasión por la cocina y cuenta que siempre esperaba a que su madre no estuviera en casa para poder "trastear".
Sus platos estrellas son tradicionales, como el cocido, las migas, lasaña o risotto, presentadas con mucho gusto y un sabor exquisito.
"He decidido hacer migas manchegas, de mi tierra, porque es muy difícil cocinarlas bien. Es lo que más tardé en aprender a cocinar", señala Santiaga cuyo lema es menos es más.
Aunque le pusieron una multa por tener la ITV caducada, Santiaga reconoce que está muy orgullosa de haber sido una de los 1.000 seleccionados y haberse presentado al casting.
De MasterChef espera aprender "de los mejores cocineros de España, aunque solo sea mirando".
Manuel, 64 años, funcionario
Manuel trabaja en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial dependiente del Ministerio de Defensa y le apasiona la cocina. Aprendió poco a poco, a través de su madre, y cuando se independizó tuvo que poner en práctica todos sus conocimientos culinarios.
"Viví en Francia, Suiza y Londres por lo que tuve que aprender a cocinar para comer bien. En mi casa soy yo quien cocina, me gusta", apunta este madrileño, que muy pronto se jubilará.
En el casting de Madrid, Manuel preparó un pastel de verduras con puerros, cebolla y huevos de corral, acompañado de una salsa de pimiento de piquillo. Penso que un plato frío porque era más adecuado dado el tiempo de espera que iba a pasar en la cola.
Muy pendiente de su turno estaba Marian, su mujer de origen esloveno. Llevan 40 años juntos y fue quien realmente lo apuntó al casting.