Morir dos veces
- Conrado Urbán fue diagnosticado de Alzheimer hace dieciocho años.
- Crónicas refleja la entrega de su familia.
- Su hijo Alex ha descrito en un libro la relación con el padre
- Una enfermedad, una “condena”, para el enfermo y para sus allegados
FICHA TÉCNICA
Imagen y Sonido: Magí Baqués y Jordi Pallás
Edición VTR: Enric Ferrés , David Gutiérrez
Diseño gráfico: Márian Sáez, Miquel López
Ambientación Musical: Patricia Carnicero
Sonorización: Fernando Pequeño
Producción: Dennis Kühle
Realización: Manuel Muñoz
Guión: Vicenç Sanclemente
Conrado Urbán fue diagnosticado de Alzheimer hace dieciocho años. Desde entonces, su esposa, Sofía, que tenía 32, decidió cuidarlo en casa.
Crónicas refleja la entrega de esa familia. Su hijo Alex, escritor, ha descrito la relación con el padre, pasando por todas las etapas de una enfermedad que él considera una “condena”, para el enfermo y para sus allegados.
En Crónicas, se recuperan las leyendas que Conrado explicaba sobre su tierra natal, los campos de Huesca. Hemos vuelto al pueblo abandonado de donde partió la familia Urbán, Bagüeste.
Un diagnóstico cruel
Conrado Urbán era un hombre que viajaba mucho. Conoció a su esposa en Perú, tuvieron dos hijos. Después de un accidente, empezó a darse cuenta de que estaba perdiendo memoria. Una entrevista, en el hospital del Vall de Hebrón, con la neuróloga Mercè Boada fue definitiva. Tenía un tipo de Alzheimer. Eso, en un principio, desmoronó a Sofía. Pero, desde entonces, decidió atenderlo en casa.
Cuando el hijo es el padre
Los hijos de Conrado tenían 10 y 12 años. Desde entonces se convirtieron, de manera natural, en acompañantes, en lazarillos de su padre. Al principio podía salir a pasear solo. Un buen día se perdió, cuando había salido a comprar churros cerca de la casa. Su hijo Álex le acompañaría en sus paseos por el parque. También se despistaba. Los paseos se fueron reduciendo, hasta que quedó postrado en la casa. Hubo una temporada en la que Conrado gritaba sin parar. Después se tranquilizó. Álex, que era entonces un adolescente, comenta que no odiaba a su padre, si no a la situación.
Aunque no lo parece, se entera; la memoria está en los besos
En el reportaje Álex disiente de su hermana Noelia y de su madre Sofía. Según él, Conrado ya ha llegado a un estado en el que no se entera de los gestos y caricias. Ellas dos piensan que sí. Están convencidas de que Conrado todavía responde a los anuncios de que va a llegar su hija, a los abrazos, a los besos. Sofía, le traslada por la casa con una grúa. Cuando él se atraganta al comer, ella insiste. Piensa que en un centro quizás no recibiría los mismos cuidados.
Vuelta a Huesca
En el libro 'Morir dos Veces' de Alex Urbán y en Crónicas, recuperamos las leyendas, la mitología que Conrado explicaba a sus hijos sobre los campos de Huesca. Estando en Bárcabo, le gustaba ir con ellos a contemplar las estrellas. Les contaba historias. Aprovechaba la exuberante naturaleza del lugar. La grandeza de una encina milenaria, las gargantas del río Vero o la leyenda del viejo errante. Crónicas ha vuelto con Álex, al pueblo en el que Conrado nació, Bagüeste, en el pre Pirineo, a 1270 metros de altura. Conrado tuvo que abandonarlo cuando tenía 8 años, algo que nunca se perdonó.
Vivir o morir
Sofía, dice que, quizás ha actuado como una autómata y que su decisión de atenderlo en casa, marcó la vida de sus hijos. Pero continúa en firme. Mientras tehga fuerzas seguirá atendiendo a Conrado junto a ella, en el domicilio familiar, hasta que llegue el día. La doctora Boada reflexiona sobre si Conrado pudo decidir vivir o morir. Vivir cómo o morir cómo. Y concluye que si la familia Urbán decidió cuidar a Conrado, pese a todo, durante 18 años. Es “porque se le ama por encima de todas las cosas”.