Jerusalén, entre el cielo y el suelo
Parece una amarga ironía que a esta ciudad se le llame "Princesa de la Paz".
Desde hace dos mil años no ha habido un momento de reposo en Jerusalén. Judíos, cristianos y musulmanes siguen pugnando por esta pequeña ciudad de colinas rocosas enclavada en las montañas de Judá. Desde los días de Jesucristo, la ciudad ha sido conquistada once veces y destruida totalmente en cinco ocasiones.
No hay ningún lugar en el mundo donde se haya luchado con tanto ardor y se haya odiado tan profundamente como aquí
Tampoco hay ningún lugar en el mundo donde se hayan rezado tantas oraciones como en Jerusalén. Ciudad santa del judaísmo, el cristianismo y el islamismo.
Sólo en el interior de la muralla hay 25 mezquitas, 65 iglesias y 20 sinagogas.
Judíos
La comunidad judía es hoy la más numerosa en Jerusalén. Son casi medio millón en una población de 800.000 habitantes.
El barrio judío, en el interior de la muralla, es el que más ha crecido en los últimos años. La mayoría pertenecen al grupo de los llamados “jaredíes” o judíos ortodoxos. Son devotos que viven alrededor de la gran sinagoga y se dedican en cuerpo y alma a la observancia de los preceptos de la ley que Yavé entregó a Moisés en el Sinaí.
Musulmanes
La población musulmana en Jerusalén también ha crecido mucho en poco tiempo. Actualmente son 240.000 personas. En la Ciudad Antigua ganan por mayoría. Tres de cada cuatro vecinos que habitan en el interior de la muralla profesan a diario que “no hay otro dios sino Alá y Mahoma es su profeta”. La Explanada de las Mezquitas es una zona con una gran carga religiosa tanto para los judíos como para los musulmanes. Para los judíos fue el lugar donde Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Isaac por orden de Yavé. Para los musulmanes, la cúpula de la Roca y la mezquita de Al-Aqsa son sagradas porque desde aquí Mahoma ascendió a los cielos para reunirse con Alá.
Cristianos
Los barrios armenio y cristiano ocupan casi la mitad del Jerusalén Viejo.
Los católicos forman parte, junto a ortodoxos y protestantes, de la minoría cristiana.
Accediendo por la Puerta Nueva, en la parte alta de la ciudad amurallada, se encuentra convento franciscano de San Salvador. Casa central de la Custodia de Tierra Santa que fundara San Francisco de Asís en su viaje por Oriente el año 1217. Después sería el Papa Clemente VI quien encomendase a estos frailes oficialmente la custodia y guarda de los santos lugares en 1342. Hoy son 280 franciscanos de 39 países los encargados de custodiar 5 basílicas y 70 santuarios donde acogen y guían a los peregrinos. A esto suman una importante acción social. Atienden 14 escuelas, tres centros de formación profesional, cinco hospederías, residencias de ancianos, hogares para niños, centros médicos, dispensarios y ambulatorios. Actualmente están trabajando en la promoción y el alquiler de viviendas para que las familias cristianas no abandonen el país.
Basílica de la Resurrección
El peregrino que hoy llega a visitar los lugares del Calvario y el Santo Sepulcro, queda un tanto desconcertado al encontrar un edificio oprimido en un barrio estrecho de casas apiñadas y callejuelas angostas.
El pequeño templo donde se ubica el Santo Sepulcro se conoce con la palabra griega que designa la resurrección: Anástasis.
La tumba de Cristo era nueva. La mandó excavar José de Arimatea no lejos de la ciudad. Constaba de tres elementos: fachada, vestíbulo y cámara funeraria. Seguramente el estilo era el de un nicho con forma de arco. Tal y como se estilaba en las catacumbas. Con el tiempo, a la tumba le recortaron su entorno rocoso para construir este mausoleo. Hoy se puede ver el templete que la acoge en el centro de una gran rotonda. Los peregrinos apenas si pueden disponer de unos segundos en el interior. La tumba vacía de Jesucristo es uno de los lugares sagrados más importantes del mundo.
Griegos ortodoxos, armenios ortodoxos y católicos latinos comparten la propiedad del Santo Sepúlcro. Pero no son los únicos que tienen derecho a celebrar sus liturgias y cultos en el interior de la Basílica. La comunidad siro malabar y la de los coptos etíopes también rezan junto al sepulcro vacío utilizando sus ritos particulares.
En 1757 los franciscanos fueron despojados de la propiedad del templo. Un siglo después, en 1852, las autoridades turcas regulan los horarios de culto para las distintas iglesias que comparten el mismo espacio sagrado.
El Centro de Tierra Santa en Madrid depende directamente de la Custodia franciscana. Desde 1980 organizan peregrinaciones desde España con el asesoramiento profesional de la Centro de Tierra Santa en Madridagencia de viajes InterPax