La Ruta de la Seda
- Más de 5000 Km desde Islamabad, capital de Pakistán hasta el Xinjiang chino
- La ruta de la seda se ha emitido el domingo, 5 de mayo, en La 2
La Ruta de la Seda
DuraciónDuración: 60 minutos
EquipoEquipo: Sebastián Álvaro, Javier Pérez,, Joan I Torredemer, Ricard Tomás, Gustavo Cuervo, Eduardo Martínez de Pisón, Antonio Perezgrueso
Partimos desde Islamabad, capital de Pakistán por la Karakorum Highway, una carretera que conecta este país con el Xinjiang chino pasando a través de los Himalayas y el Karakorum. Vamos a recorrer en moto los más de 400 kilómetros que separan Islamabad de Chilás y completar así la primera etapa que nos hemos marcado. Disponemos de cuatro motos BMW R1200GS.
Con estas monturas tendremos que cruzar las montañas más altas de la Tierra, el desierto más terrible de Asia: el Taklamakán, atravesar la segunda depresión más profunda del planeta, la de Turfán, hasta llegar a la mítica puerta de Jade, cerca ya de la Gran Muralla China.
Tras siete días circulando por la Karakorum Highway desde que salimos de Islamabad, el Valle de Hunza nos marca el camino en dirección a la frontera con China. La última etapa, que nos llevará hasta Karimabad, nos costará 10 horas en moto.
Será nuestra última jornada en Pakistán antes de cruzar al Xinjiang chino. Desde Hunza la carretera literalmente se eleva al cielo. El collado del Kunjerab está situado a 4.730 metros, casi a la altitud del Mont Blanc y es la mayor elevación de nuestro camino. En su cima se encuentra la frontera de Pakistán y China. Según ascendemos se impone la nieve, el aspecto severo de los altiplanos y el viento helado que se cuela por las costuras.
“Y cuando hayas llegado a esta altura encontrarás un vasto lago entre dos montañas, y fuera de él un río claro que corre a través de una llanura cubierta por los mejores pastos del mundo…“
Después de atravesar el collado de Muztagh Ata, a cuatro mil metros de altitud, nos espera el lago Karakuli, que El libro de las Maravillas describía así: “Y cuando hayas llegado a esta altura encontrarás un vasto lago entre dos montañas, y fuera de él un río claro que corre a través de una llanura cubierta por los mejores pastos del mundo…”.
El Taklamakán nos regala la Tierra desnuda, aquí se internaron caravanas transportando mercancías e ideas. Atravesamos el desierto por una carretera que es un prodigio de la ingeniería de esos que sólo pueden hacer los chinos. Para mantenerla despejada y que no la engullan las arenas del desierto, han plantado una fila de arbustos que se mantienen por un sistema de goteo.
Y para que todo esto funcione, cada cuatro kilómetros hay una caseta en la que vive una pareja de chinos que se encarga de controlar una parte de la carretera.
Al entrar en la ciudad de Dunhuang vivimos la misma emoción que sintieron las caravanas que, tras cruzar la Puerta de Jade, contaban con la protección del Gran Imperio.
Nuestro cuentakilómetros marca 5.080 kilómetros desde que saliéramos de Islamabad.