Más Isabel - La orden de San Jerónimo
- ¿Cuál fue el origen de esta orden religiosa?
- ¿Qué relación mantuvo con la corona de Castilla?
- Más información y curiosidades históricas, en Más Isabel
La orden de San Jerónimo tiene su origen en el santo del mismo nombre: peregrino de Jerusalén que vivió tres años como eremita en el desierto de Siria.
A mediados del siglo XIV, siguiendo el espíritu de San Jerónimo, surgen de forma espontánea varios grupos de eremitas. Entre ellos destacaron Pedro Fernández Pecha y Fernando Yáñez de Figueroa. Pasado un tiempo, deciden organizarse y abrazar la vida cenobítica. El 18 de octubre de 1373 el papa Gregorio XI les concede la bula por la que otorga a estos ermitaños la regla de san Agustín, siguiendo la espiritualidad de san Jerónimo. En 1415 25 monasterios se unen formando la Orden de San Jerónimo.
Es una orden religiosa exclusivamente hispánica, puesto que sólo se implantó en España y Portugal, y estuvo muy vinculada a las monarquías reinantes en ambos países. En España, su sede central quedó fijada en el monasterio de San Bartolomé de Lupiana, en la provincia de Guadalajara.
Sus monjes eran famosos por su austeridad y espíritu de penitencia y dedicabab su vida a la oración, el silencio y el trabajo. Los religiosos de la Orden de San Jerónimo se visten de blanco, con un escapulario marrón y una capucha del mismo color.
Su relación con los Reyes Católicos
En el capítulo de hoy vemos como Fray Hernando busca "entre los suyos" esa ayuda que la reina necesita. ¿La ayudaron realmente? ¿Por qué lo hicieron?
Tanto Teresa Cunillera como Óscar Villarroel, nuestros asesores, coínciden en que la orden mantuvo una estrecha relación con la corona de Castilla: "Hay que recordar que la Orden Jerónima debía mucho a la monarquía castellana. La mayoría de sus centros han sido creados por la intercesión, o por imitar a la monarquía castellana", apunta el profesor de Historia de la UCM, quien añade: "Era normal que participase o que intentase ayudarle económicamente".
Eso sí, el dinero prestado a la corona no salía solo de los centros jerónimos, todas las iglesias debían aportar, "era algo impuesto por la corona". Este hecho no solía gustar demasiado a Roma: "Era algo que le podía suponer problemas con el pontificado, porque eso de que se sacase dinero de Iglesia no le gustaba sino era con permiso". Aunque al final, como indica Villarroel, todo acababa olvidándose.
Y, ¿qué significaba eso de "donar la plata"? Óscar Villarroel nos los explica: "Dar la plata lo que significaba es que directamente cogían todos los objetos que no fueran extrictamente litúrgicos, culquier plata que estuviese en una iglesia... Directamente lo tomaban para fundirlo y hacer moneda".