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Lola: "No he podido demostrar lo gran cocinera que soy"

  • La cordobesa fue la primera aspirante eliminada del programa
  • "Mi sueño no acaba aquí. MasterChef es el primer paso", dice

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La Mañana - Lola: "Lloré mucho al ver el programa de MasterChef"

Todo comenzó en noviembre de 2013 cuando empecé a mirar los plazos de inscripción para MasterChef. Envié la inscripción con mucha ilusión pero a la vez pensando que sería casi imposible que me escogieran porque se presentaría muchísima gente.

Cuando empezaron los correos y las llamadas para el primer casting me puse muy contenta porque ya había pasado una de las fases con uno de los platos que más me gustan,  langostinos flambeados con salsa de tomate.

Nervios ante el primer casting en Barcelona

Estaba muy nerviosa porque era la primera vez que me presentaba a un casting

Para el primer casting fui a Barcelona porque, como vivo en Lyon, era la ciudad más cercana. Fue el viaje más feliz de mi vida porque iba a lo que más ilusión me hacía. Cuando llegué al casting estaba muy nerviosa porque era la primera vez que me presentaba a uno, la primera vez que me grababan y que un culinario probaría un plato mío.

Llevé un gazpacho verde ya que yo soy andaluza y en mi tierra nos gusta mucho. Normalmente el gazpacho que bebemos es de tomate pero yo quise hacer una versión más original.

Cuando salí ese día de la entrevista estaba feliz porque sentí que podía ser uno de los perfiles que buscaban. Lo que no esperaba era la llamada unos días después, cuando me dieron la gran noticia: había pasado el primer casting.

Cada vez más cerca del preciado delantal

Cuando Pepe me dio la cuchara fue algo indescriptible

El segundo casting también fue en Barcelona, en el macrocasting. Preparé una gelatina de agua de naranja con albóndigas de tartar de lubina y cítricos. El plato fue un éxito y la experiencia otra de las mejores de mi vida. Cuando Pepe me dio la cuchara fue algo indescriptible. Pensé: “he dado un paso más” y salí corriendo hacía mis padres para compartir el gran momento.

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El tercer casting fue el mejor de todos porque ya cocinaba delante de las cámaras, en un plató y porque mostré un plato que me encanta: verduritas con marisco y caldo de verduras. Este plato tiene mucho significado en mi vida y por este motivo quise mostrarlo tanto al jurado como a toda España.

Al emplatar delante del jurado sentí felicidad, ilusión, miedo…pero me tranquilicé a mí misma diciendo: “estoy haciendo lo que más me gusta, y salga bien o mal, yo voy a seguir formándome en esto porque es lo que realmente quiero”.

Al saber que entraba sentí mil emociones en un segundo

Cuando los tres me dijeron que sí, no sabía si llorar, abrazarlos, saltar de alegría…porque son mil emociones en un segundo.

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No he podido demostrar lo gran cocinera que soy

Por fin, estoy donde quería estar,  es mi sueño y voy a darlo todo. Pero entré con el pie izquierdo y en mi corto paso por el programa no he podido demostrar lo gran cocinera que soy.

Cuando levanté la Caja Misteriosa y vi la cabeza de cerdo lo primero que pensé fue: “¿por donde clavo el cuchillo para sacar la pieza que quiero?” Afortunadamente teníamos las piezas en el supermercado. Cogí la carrillera porque es una única parte de la cabeza del cerdo que había comido alguna vez, pero ni la había hecho nunca ni había visto como se hacía.

Trabajando en equipo, como en una cocina profesional

La prueba de exteriores fue la mejor porque a mí me encanta trabajar en equipo. Sentí la presión de la cocina de un restaurante: cocinar para mucha gente en poco tiempo. Fue una experiencia que no voy a olvidar nunca.

Me sentí un poco triste cuando fui la última en ser elegida para la formación de los equipos. En la prueba anterior mi plato fue el peor y tenía un dedo herido, así que puede que mis compañeros pensaran que esto podría ser un impedimento... pero demostré que no.

En la resolución de la prueba, mis compañeros me salvaron pero el jurado me cambió por otro compañero y fui a la Prueba de eliminación.

MasterChef, una experiencia inolvidable

En la Prueba de eliminación estaba muy nerviosa,  ya que podía abandonar el programa. Al ver el seitán me sentí un poco más aliviada porque, aunque era la segunda vez que lo veía, sabía que podía improvisar algo con este ingrediente.

En el momento en el que Pepe dijo que debía abandonar las cocinas estaba muy triste porque había demostrado más en los castings que en el concurso y mi MasterChef había acabado.

Mi sueño no acaba aquí. MasterChef es el primer paso

Pero mi sueño de seguir con la cocina no ha acabado aquí, esto ha sido el primer paso de muchos que aún me quedan por dar.

La relación tanto con los otros aspirantes en la casa como con las personas del equipo ha sido perfecta aunque corta. Es una experiencia inolvidable y que contaré el día de mañana a mis hijos, muy orgullosa de haber sido una de las 15 personas que entraron en Masterchef de 9.000 personas que se presentaron.