Las alas de Maat
- El Ejército del Aire cumple 75 años. Se creó el 7 de octubre de 1939, recién finalizada la guerra civil.
- Del Farman al Eurofighter, muchos nombres míticos de aviones históricos
- 25.000 personas y unas 400 aeronaves integran actualmente la Fuerza Aérea española.
- Desarrolla 3 misiones fundamentales: defensa y control aéreo, colaboración en la seguridad internacional y apoyo al bienestar de los ciudadanos.
Ficha técnica:
Guion: Juantxo Vidal
Realización: Ángel Navarro
Imagen y sonido: Marcelo Illán y Juan F. Lage
Montaje: Sindo Flores López
Postproducción: Marta Garabatos
Grafismo: Francisco Díaz
Producción: Ana Pastor y Lourdes Calvo
El 16 de abril de 1913 se aprobó el emblema de la aeronáutica militar española: dos alas de plata, con un disco rojo en medio y la Corona Real encima. El diseño se inspiraba en el arte egipcio, en la representación de la diosa Maat, la diosa de la justicia y de la armonía.
En aquellos días la aviación era más una aventura que otra cosa. Los planeadores con motor, los primeros aviones, se abrían paso en unos cielos reservados hasta entonces a globos aerostáticos y dirigibles. El viejo sueño humano de volar apenas comenzaba a tomar forma.
Y pronto se adivinó la aplicación militar de los nuevos aparatos. Extraordinarios para la observación y para el ataque.
Del Farman al Eurofighter
Fue en 1911 cuando se adquirieron los primeros aviones para uso militar en España, para recibirlos se construyó cerca de Madrid el primer aeródromo: Cuatro Vientos. A mediados de marzo de aquel año comenzaron a volar los aparatos, 3 aeroplanos Farman de fabricación francesa. Con ellos se pusieron en marcha los primeros cursos de vuelo.
Dos años después, en febrero de 1913, se creó el Servicio de Aeronáutica Militar, con dos ramas: aerostación (globos, dirigibles y cometas) y aviación. Eran tiempos de pioneros, como el coronel Pedro Vives, como el capitán Alfredo Kindelán, o el Infante Alfonso de Orleans, el primer militar español con título de piloto.
En la guerra del Rif intervino por vez primera la aviación como arma de combate, allí se produjo el 5 de noviembre de 1913 el primer bombardeo aéreo de la historia.
-La guerra civil.
Durante 3 años, el cielo español fue un campo de batalla en el que las grandes potencias de entonces pusieron a prueba su potencial aéreo. El apoyo exterior fue fundamental para los dos bandos enfrentados en la guerra civil, y acabó decantando la victoria de los sublevados.
La FARE (Fuerza Aérea de la República Española) se hizo pronto con el dominio aéreo gracias a los cazas Polikarpov, enviados por la Unión Soviética. El Polikarpov I-16 (conocido como “el Mosca” por los republicanos y como “el Rata” por los nacionales) fue un aparato revolucionario, el primer caza monoplano de la historia y el primero con tren de aterrizaje retráctil.
No duró mucho la supremacía aérea republicana. Los Junker, Heinkel y Messersmitt de la Legión Cóndor enviados por la Alemania nazi, junto a los cazas Fiat de la aviación fascista italiana, fueron determinantes en la resolución de la contienda. Hitler ensayó en escenarios como Gernika la ofensiva mundial que ya planeaba.
La contienda española puso manifiesto la importancia de la aviación militar y recién finalizada la guerra, el 7 de octubre de 1.939, se creó el Ejército del Aire. Su primera dotación reunía aparatos que habían combatido en los dos bandos. Muchos de aquellos aviones se mantendrían en servicio hasta bien entrada la década de los 50. La depresión económica de la posguerra, la derrota de la Alemania de Hitler y el aislamiento internacional a la dictadura imposibilitaron la renovación de la flota hasta que se firmó el Tratado de Cooperación con EE.UU. en 1953
-El Tratado de Cooperación con EE.UU.
La firma de los convenios con EE.UU. supuso el fin del aislamiento a la España de Franco y la llegada de nuevo material a los hangares del Ejército del Aire. Aparatos como los Sabre F-86, los primeros cazas a reacción del ejército, obligaron a remodelar aeródromos e introdujeron a los pilotos militares españoles en nuevas formas de volar, con ayudas electrónicas hasta entonces desconocidas. También llegaron los Texan T-6; durante décadas fueron los cazas de instrucción en la Academia General del Aire, los aviones que formaron a numerosas promociones de pilotos.
Pero el Tratado tenía sus limitaciones. El material enviado por EE.UU. no se podía utilizar en contiendas coloniales o con terceros aliados de los norteamericanos; por ello en la guerra de Ifni, a finales de los 50, España hubo de recurrir a los viejos aparatos de la guerra civil. Ya en los 70, el conflicto del Sahara pondría de nuevo de manifiesto la necesidad de hacerse con una flota aérea propia, ajena a restricciones de uso. Se volcó la atención hacia la industria aeronáutica europea y se decidió la adquisición de los Mirage franceses. Han estado de servicio durante más de cuatro décadas, los últimos Mirage del Ejército del Aire dejaron de volar a finales de 2013.
-La Alianza Atlántica
Con la entrada en la OTAN, en 1982, España accedió al arsenal defensivo de la Alianza. Se decidió entonces la adquisición de un caza de última generación, el F-18 Hornet, actualmente en servicio.
En 1985 nuestro país se integra en el proyecto Eurofighter, cuyas primeras unidades se entregaron en 2003. Es hoy el avión de combate más desarrollado del Ejército del Aire, un prodigio tecnológico capaz de elevarse a 20 kilómetros de altitud y de doblar la velocidad de sonido, un arma certera, precisa, potente, de extraordinaria capacidad disuasoria.
La Academia General del Aire: Formación y disciplina
Desde su creación 1945 la Academia General del Aire (AGA) ha formado a cerca de 5.000 oficiales, la mayoría pilotos de la Fuerza Aérea española. Cada curso se incorporan a la Academia, en la base de San Javier (Santiago de la Rivera, Murcia), entre 60 y 70 alumnos, según la oferta de empleo del Ministerio de Defensa. Pueden cursar dos especialidades: “Defensa y Control Aéreo” o “Vuelo”. La mayoría eligen la última; llegan para hacer pilotos de las Fuerzas Armadas.
Hablamos de enseñanza pública, gratuita. Desde su incorporación a la AGA los alumnos perciben una pequeña cantidad.
Son 5 cursos. Los dos primeros fundamentalmente teóricos. En tercero los alumnos pasan de ser cadetes a llevar galones de alférez, y comienzan a volar, primero con instructores, después solos. En cuatro curso otro aliciente: pilotar un caza, el C-101, el avión de instrucción de la AGA. Si superan todas las fases de formación, en quinto podrán optar, según su expediente académico, por hacer la especialidad de piloto de caza, de transporte o de helicóptero.
Cuando finalizan son militares de carrera, tenientes, y graduados universitarios en Ingeniería de Organización Industrial. Pasarán entonces a engrosar la Fuerza aérea española, con un compromiso de permanencia en el ejército de, al menos, 10 años.
Misiones desde el aire. Control, defensa y servicio
25.000 personas integran en la actualidad el Ejército del Aire, 21.000 de ellas son militares de tropa, oficiales y suboficiales, las 4.000 restantes son personal civil. Tiene una dotación de unas 400 aeronaves de todo tipo (cazas de combate, aviones de transporte, de inteligencia, helicópteros…), muchas son aparatos multimisión, capaces de adaptarse para distintas operaciones.
El artículo octavo de la Constitución asigna al Ejército del Aire la misión de garantizar la soberanía e independencia de España, el ordenamiento constitucional, defender su integridad territorial con cuidado especial en su espacio y mantener la seguridad internacional, en operaciones de paz y ayuda humanitaria. Además, buena parte de su estructura está dirigida a apoyar directamente el bienestar de los ciudadanos.
-Defensa y control del espacio aéreo
En las horas centrales del día en torno a 400 aeronaves sobrevuelan la península, cada una de ellas debe ser controlada e identificada. Dos centros de control, en Zaragoza y Torrejón de Ardoz, se encargan de esta misión. Reciben las señales de 13 radares distribuidos por el territorio peninsular. En Canarias, otro centro similar controla el espacio aéreo del archipiélago.
Si un aparato no puede ser identificado por estos sistemas de vigilancia, o si altera las coordenadas de vuelo fijadas, la altitud o la ruta previstas, se procede a activar la alarma aérea. En tiempo de paz esta decisión está delegada en la OTAN, en el Centro de Operaciones Combinadas que la Alianza tiene en la base madrileña de Torrejón.
Permanentemente dos cazas de combate del Ejército del Aire están en estado de alerta; en caso de producirse la alarma uno de esos aparatos deberá despegar en menos de 15 minutos, interceptar a la aeronave, identificarla y, si fuera preciso, neutralizarla. En esta misión en turnan las bases de Torrejón, Zaragoza, Albacete y Morón de la Frontera. El procedimiento se activa en escasas ocasiones, 2 ó 3 por trimestre, y concluye una vez realizada la identificación.
-La seguridad internacional
“Lo que ocurre en una parte del planeta incide en la otra parte -afirma Javier García Arnaiz, Jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire-. Si queremos que lo que ocurra en la otra parte sea favorable a los intereses españoles, o no sea desfavorable, tendremos que intervenir, tendremos que participar”.
Cerca de medio centenar de misiones internacionales, la mayoría de carácter humanitario, han contado con el apoyo del Ejército del Aire. Las primeras tuvieron lugar en 1989 en Angola y en Namibia. Actualmente hay aeronaves y tripulaciones de la Fuerza Aérea en cuatro operaciones en el exterior: Afganistán (ISAF FSB), Yibuti (Atalanta), Malí (Serval) y República Centroafricana (Sangaris)
-El bienestar de los ciudadanos
Los 18 hidroaviones del 43 Grupo de Fuerzas Aéreas colaboran en la extinción de unos 600 incendios al año, los helicópteros asignados al SAR realizan búsquedas y salvamento, en condiciones a menudo complicadas, son requeridos en los casos de catástrofe, también colaboran en el transporte de órganos, en evacuación de heridos… Son tal vez las misiones que mejor reflejan la conexión directa entre el Ejército y la sociedad, la implicación de la Fuerza Aérea en el bienestar de los ciudadanos.