Inocencia, una niña expósito
- Decenas de miles de bebés eran abandonados en el siglo XIX
- El abandono de bebés en hospicios estaba regulado por ley
- Casi 74.000 personas se apellidan ‘Expósito’ en España en la actualidad
Inocencia es el nombre que elige Manuela para su hija, una niña a la que se ve obligada a dejar en un convento. Las circunstancias que vive la protagonista de 'Acacias 38' le impiden llevar a la recién nacida con ella, por lo que, entre lágrimas, deja a la chiquilla al cuidado de las monjas. ‘Es lo mejor para ella. Morirá de frío o hambre’, le dice su madre para convencerla de que deje allí a la niña. Una escena dura que retrata una realidad que vivieron decenas de miles de bebés allá por 1899: los llamados ‘niños expósitos’.
Abandonados bajo ley
A finales del siglo XIX, los abandonos de niños en hospicios estaban regulados por ley. De hecho, en todas las ciudades de renombre había, al menos, una ‘casa cuna’ o ‘casa de expósitos’. Las normas de la época establecían que, en cada distrito, hubiera ‘una de esas casas con torno para los muchos niños que se exponen, a fin de tener la mujer la libertad de depositar en él a su hijo sin ser vista por la persona que lo reciba, habitualmente una monja’.
Manuel Cortés Blanco, médico y autor del libro Mi planeta del chocolate, cuenta que aquellos lugares ‘disponían de un plato inferior a modo de cesto, junto a una campanilla que la madre hacía sonar al depositar sobre él a su retoño’.
En el capítulo de estreno de ‘Acacias 38’, vemos cómo Manuela deja escrito el nombre de la pequeña, Inocencia, en un papel que cuelga de la pared. ‘Aún cuando no fuera norma, teniendo en cuenta las tasas de analfabetismo de la época, es cierto que algunas casas disponían de lápices y papel por si hubiera algún detalle que anotar’, reconoce Cortés Blanco.
Aunque no hay datos concretos sobre la cantidad de niños que fueron abandonados en hospicios, se sabe que fueron decenas de miles. ‘Sólo para la provincia de León, se ha estimado que los tres hospicios que había llegaron a albergar a 50.000 chiquillos. Si extrapolamos esa cantidad para el resto de España, podemos deducir la importancia de este hecho en la sociedad de su momento’, explica el autor de Mi planeta del chocolate.
También era una realidad que muchas madres trataban después de recuperar a sus hijos. Para ello, dejaban a los bebés con alguna señal, como vemos en ‘Acacias 38’ cuando Manuela cuelga una medalla a Inocencia. ‘Tenían la esperanza de poder rescatarlos cuando la situación mejorase’, señala el doctor Cortés Blanco.
De origen romano
Sobre el origen del termino ‘expósito’ hay diferentes interpretaciones. Una de ellas nos lleva hasta el Imperio Romano.
‘Allí el paterfamilias, amo absoluto de su casa, podía ejercer el derecho ius exponendi de la potestas patria consistente en sacar de su hogar al hijo no deseado, dejándolo fuera para que muriese o hasta que alguien finalmente lo acogiera. De ahí el origen probable de un término (Ex pósitus, puesto fuera)’, relata Cortés Blanco.
Por cierto que a esta costumbre romana ya se refirió Tertuliano. "Es ciertamente más cruel que matar.. . abandonando a los críos a la intemperie y al hambre de los perros", fueron las palabras del escritor.
Más de 70.000 ‘expósitos’ en España
Según la Estadística del Padrón Continuo del Instituto Nacional de Estadística, a 1 de enero de 2013, 73.957 personas llevaban en España el apellido ‘Expósito’, ya sea en primer lugar, de segundo apellido o en ambos casos. A esas casi 74.000 personas hay que sumar los 390 ‘Espósitos’ que viven en nuestro país.
Unos y otros son descendientes de aquellos niños que, como Inocencia, tuvieron que ser criados lejos de sus padres y a los que, al no saber el nombre de sus progenitores, se les inscribía como ‘expósitos’.