Con el agua en los talones
- Trashumancia, Ibiza, Santander y la Sierra de Aracena, protagonistas de nuestro programa
¿Dónde iría de vacaciones si pudiera viajar con todos los gastos pagados?
Este miércoles en Comando acompañamos a un afortunado grupo de 25 parejas, mayores de cincuenta años, en un fin de semana loco de diversión y desenfreno. Nos damos un baño de olas en la playa de El Sardinero.
Nos ponemos las botas acompañando a los últimos vaqueros en su viaje trashumante y haciendo la ruta del jamón de Jabugo por la Sierra de Aracena.
IBIZA
A María José y a Julián les ha tocado la lotería: un viaje gratis a Ibiza.
Quieren compartir su suerte invitando a sus consuegros. Y no son los únicos, cincuenta adultos mayores de 50 años duermen, comen, beben, viajan en avión, asisten a una fiesta nocturna en una discoteca de moda, navegan en un catamarán y viven unas vacaciones locas sin pagar ni un euro. El sueño dura veinticuatro horas. Si tuvieran que pagar el viaje, en un fin de semana tendrían que sacar del monedero 2000 euros cada uno.
Así que, dicen, la escapada de este verano es su mayor felicidad.
SANTANDER
Vera se considera sólo una costurera aficionada pero se presentan al concurso anual de los baños de ola con los vestidos y el estilismo
de finales del siglo XIX y principios del XX, cuando el rey Alfonso XIII comenzó a veranear en Santander y con él llegó la aristocracia. Santander se convertía en una ciudad balneario al ponerse de moda la ciudad y el veraneo en la costa.
Los médicos de entonces prescribían darse baños a la orilla del mar, los llamados baños de ola para curar enfermedades. El concurso está muy reñido y se celebra en El Sardinero, una playa señorial rodeada de palacetes.
Allí trabaja Mariano, en el restaurante El Cormorán, que el año pasado se llevó un temporal por estar cerca del mar.
Mariano atiende a más de cien turistas al día que vienen a degustar productos de la zona como las rabas.
Es marqués, fabrica vino, aceite y es dueño de cientos de hectáreas de tierra.
LA TRASHUMANCIA
A Don Alonso, así le laman los vaqueros, no le estorban los títulos nobiliarios para enfundarse las botas, el sombrero y recorrer los 400 kilómetros que separan la Dehesa Extremeña de la Sierra de Gredos.
Es el viaje trashumante que hacen miles de vacas de raza negra avileña hasta los pastos verdes de Ávila. De sus carnes saldrán sus afamados chuletones de ternera.
El trayecto congrega a cientos de curiosos y turistas en la etapa cumbre: la subida al Puerto del Pico.
LA SIERRA DE ARACENA
No nos quitamos las botas para patear el corazón de la Sierra de Aracena. Entramos en la cuna del jamón de Jabugo donde Pepe cría a cuerpo de rey a sus cerdos.
Cada cochino necesita dos hectáreas de terreno y diez kilos de bellotas al día para seguir dando fama a uno de los mejores productos gourmet del mundo. La ruta del jamón de Jabugo pasa por 31 pueblos. Celia es gandinguera, asistenta de matanza a domicilio.
Lleva toda la vida dedicada al cerdo, porque en esta zona de Huelva, todo hijo de vecino cura jamones en casa o vive de la pata del cerdo ibérico. Es el reclamo turístico que atrae a japoneses, coreanos y canadienses.
Apasionados pagan 37 euros al día por saber los secretos de un jamón que, paradojas de la vida, hasta dentro de unos meses no tendrá la Denominación de Origen Jabugo.