África, en el nombre de las mujeres
- El programa entrevista a la presidenta de Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf
- En portada se pregunta si las mujeres pueden ser el motor del cambio en el continente africano
- Jueves 28 de julio, a las 23:38 en La2 de TVE
Guión y Realización: Pilar Requena
Imagen: Óscar Nieto
Sonido: Irene Martín
Montaje: Julián Llorente
Producción: Ana Pastor y Lourdes Calvo
Ambientación Musical: José Luis Ayuso
Sonorización: Senén Feito
En enero de 2006, Ellen Johnson-Sirleaf, se convertía en presidenta de Liberia y en la primera mujer jefa de Estado de un país africano. 10 años después nos planteamos que sería interesante comprobar cuál ha sido su papel y ver también si las mujeres son o pueden ser el motor de cambio en el continente africano. Lógicamente, el realizar el reportaje dependía de la entrevista con Ellen Johnson. La ONG “Mujeres por África” que desarrolla el proyecto “Stop Fístula” en Liberia, proyecto apoyado por la presidenta Johnson-Sirleaf, nos echó una mano con las gestiones. Finalmente, a principios de enero, nos llegó el sí a la entrevista.
Llegamos a un país todavía bajo los efectos de la epidemia del ébola. Liberia fue uno de los tres más afectados por el virus y en el que más personas murieron. Además, supuso un parón en seco del desarrollo y la recuperación que venía experimentando desde la llegada al poder de Ellen Johnson tras las elecciones después del final, en 2003, de 14 años de dos sangrientas y devastadoras guerras civiles.
La entrevista con la presidenta se celebró un par de días antes de su discurso anual del estado de la nación ante el parlamento en cuya preparación estaba inmersa. Pero no por eso dejó de ser clara y tajante en sus convicciones sobre el destacado y definitivo papel que las mujeres liberianas desempeñaron en el final de la guerra y en el mantenimiento de la paz. Tampoco ocultó su convencimiento de que si las mujeres gobernasen, el mundo sería mejor y más pacífico. Desde su llegada al poder, Ellen Johnson-Sirleaf se ha ganado la admiración de propios y extraños, aunque tampoco se ha librado de críticas por corrupción entre algunas personas de su gobierno y de nepotismo por colocar en altos cargos a familiares, como a sus propios hijos.
Ellen Johnson recibía en 2011 el Premio Nobel de la Paz por su trabajo en pos de los derechos de las mujeres y de la paz. Junto a ella lo recibía también Leymah Gbowee, que puso en marcha durante la guerra el movimiento por la paz de las mujeres en Liberia y consiguió con manifestaciones, sentadas e incluso con una huelga de sexo que los señores de la guerra se sentaran a negociar y firmase la paz. Hablamos también con Leymah, una mujer que sigue al pie del cañón y que no tiene pelos en la lengua a la hora de criticar al gobierno o de denunciar el hecho de que a pesar de que la igualdad de derechos está reconocida sobre el papel en Liberia, la violencia de género es todavía el pan de cada día, sobre todo en las zonas más deprimidas, como el barrio de West Point de la capital, Monrovia, en el que también estuvimos hablando con sus mujeres y con jóvenes que se ven enfrentadas a esa violencia y a violaciones y a embarazos adolescentes.
Esa es una de las grandes paradojas de Liberia. A pesar de tener una mujer presidenta y mujeres en importantes cargos y como activistas en sectores diversos, el machismo vigente y profundo en las estructuras sociales impide que la igualdad de derechos sea una realidad y no se consigue acabar con la violencia contra las mujeres, una violencia que ha quedado como remanente de los años de guerra, durante los que, como nos comentaba Leymah, la violación se convirtió en un arma de guerra pero sobre todo era vista por los hombres como un derecho. Y todas las mujeres con las que hablamos coincidieron en asegurar que la educación, y en especial la de las niñas, es el vehículo principal para conseguir el cambio.
Aunque las mujeres y su papel como motor de cambio eran nuestro principal punto de interés, nos dimos cuenta rápidamente de que el ébola sobrevolaba en el ambiente. La epidemia fue un mazazo para Liberia que todavía vive con el temor a un rebrote del virus. Pudimos comprobar también que para los supervivientes la vida no es fácil. Sufrieron, algunos todavía sufren, el estigma, perdieron a familiares, el trabajo y padecen secuelas físicas y mentales y se sienten abandonados, muchos por el propio gobierno. Además, hay varios miles de niños huérfanos por el ébola. Muchos han sido acogidos por familiares o por amigos, pero otros se ven enfrentados a la más terrible soledad. Una más de las tragedias de África.
Estuvimos en el centro de atención a los supervivientes de Médicos Sin Fronteras. La ONG médico-humanitaria dio el do de pecho desde el principio en la lucha contra el virus y todavía sigue en Liberia ayudando a los supervivientes y a las autoridades a poner en marcha un sistema de sanidad en condiciones, después de que colapsase durante el ébola. Visitamos también el Hospital Católico Saint Joseph en el que se infectó el sacerdote español Miguel Pajares. Fue uno de los 9 miembros del personal médico y administrativo de ese hospital que murieron por el ébola. Hubo también otros más que se infectaron pero consiguieron sobrevivir.
Liberia está enfrentada a grandes retos. El ébola ha sido uno más en el camino de su desarrollo y recuperación. Pero lo que a una le queda claro es que los liberianos, y sobre todo las liberianas, están dispuestos a seguir adelante y que, a pesar de las dificultades, no se les han olvidado ni la alegría ni las ganas de vivir y de vivir en libertad. Cuando uno escucha a las mujeres liberianas y se analiza su trabajo y sus iniciativas, se percibe con claridad que su papel fue fundamental para acabar con la guerra y es fundamental ahora para el mantenimiento de la paz, que el hecho de que una mujer haya llevado las riendas del país en estos años ha sido determinante para ello y para su desarrollo. Por supuesto que Ellen Johnson ha cometido y comete errores, pero se ha convertido en el ejemplo y el espejo donde mirarse para las liberianas y para millones de mujeres en África. Ella ya está en los libros de historia como la primera mujer presidenta de un país africano. Y las mujeres liberianas como las que trajeron la paz a su país.