Todo incluido
- Viajamos a la Polinesia sin salir de Málaga
- Contenemos la respiración con Gerard, un niño de seis años que corona un castillo humano de nueve plantas sobre el suelo y sin red
- Aprendemos a bailar en el único festival de música country que se celebra en España
- Corremos la carrera de obstáculos más salvaje del mundo.
Esta semana en ‘Comando al sol’ viajamos a la Polinesia sin salir de Málaga, contenemos la respiración con Gerard, un niño de seis años que corona un castillo humano de nueve plantas sobre el suelo y sin red. Aprendemos a bailar en el único festival de música country que se celebra en España y corremos la carrera de obstáculos más salvaje del mundo.
La Polinesia malagueña.
Una de cada cuatro familias españolas elige un ‘todo incluido’ para pasar sus vacaciones. Dicen que este verano será el año de la pulserita de plástico pegada a la muñeca, el bufé 24 horas o el ron a espuertas. En Benalmádena han plantado elefantes en las rotondas, palmeras, barcos y cascadas para recrear las islas de Bora Bora, Samoa o Pascua. Hay hoteles que ofrecen al viajero un viaje a la Polinesia sin salir de la Costa del Sol.
Castillos humanos.
Gerard mira hacia el cielo. Desde sus seis años divisa un castillo muy alto. Un castillo de nueve plantas formado por piernas, pies, hombros, cuellos, rodillas, los brazos de cientos de personas, una cosa encima de la otra. Lo más pesado abajo, lo más liviano arriba. En la base están los vecinos de Gerard; en la segunda planta sus tíos; en la quinta, quizá, su prima. Se pone el casco. Trepa. Sube pisando manos, pies, espaldas. Arriba, piensa, tendrá las mejores vistas. No puede fallar, si tiene un traspié y él se cae la torre se desmoronará. Su madre se muerde las uñas abajo y se tapa los ojos. Las torres humanas se levantan en Cataluña hace dos cientos años. Son patrimonio inmaterial de la humanidad y un reclamo turístico que deja boquiabiertos a los turistas y pone la piel de gallina.
El verano, un festival.
Diez mil sombreros de cowboy dan sombra en Riaza. Esta localidad segoviana de veraneo de interior multiplica por cuatro su población un fin de semana al año. Sus 2.500 vecinos aprenden a bailar country, aparcan el cordero asado por un día para convertirse en el único escenario de España en el que se celebra un festival de música popular americana. El verano no sería lo mismo sin festivales. Dos millones y medio de españoles pisan uno una vez al año.
La carrera más salvaje.
Chapotear en charcos de barro, reptar bajo alambradas conteniendo la respiración, subir a pulso cuerdas resbaladizas o arrastrar sin aliento ruedas de camión. Cuatro mil personas miden sus fuerzas en la que dicen es la carrera de obstáculos más salvaje del mundo. Jesús es uno de ellos. Es agente de seguros, corre acompañado de su esposa y sus hijos. Cruzará la meta situada en la cima de Bilbao, en el monte Artxanda. La carrera es el último exponente de la fiebre popular por el deporte de masas. Primero fue el joggin, después llegó el footing, ahora es el running y lo que viene es el crossfit.