Bene Bergado
Emisión 30 de noviembre de 2016 · La 2
Esta noche recorremos la trayectoria de la escultora Bene Bergado (Salamanca, 1965), aprovechando la exposición “Persona” que el MUSAC de León le dedica, y deteniéndonos en algunas de su preocupaciones: la relación entre lo natural y lo artificial, las tensiones entre el ámbito personal y el social, el papel de las tecnologías en la evolución del cuerpo y del entorno, y los retos de la biología y del ecologismo en este siglo.
El proyecto que la artista ha concebido para León, al tiempo que funciona como una suerte de retrospectiva (revisando algunas de sus piezas emblemáticas), presenta una nueva instalación, y amplía las series anteriores, concibiendo instalaciones específicas de gran formato que permiten reflexionar sobre el conjunto de la obra desde otros puntos de vista.
Empezamos el monográfico recorriendo los años de formación de Bene Bergado, en la Facultad de Bellas artes de Bilbao, donde adquiere el compromiso con la escultura que perdura hasta nuestros días.
Durante la conversación con Bene, además de darnos muchos detalles de cada una de las instalaciones que pueden verse en la muestra del MUSAC, la escultora reflexiona sobre sus procesos de pensamiento y sobre el modo en que aborda la técnica.
La muestra Persona, comisariada por Manuel Olveira, toma su título de una película del director Ingmar Bergman que según nos comenta la artista, influyó en su etapa de formación, por su manera de reflejar la tensión entre el “yo individual” y el “yo social”. Tal y como escribe el comisario: “La exposición es una sutil e incisiva reflexión sobre el estatus del sujeto tanto en su dimensión individual como social, lo familiar y lo íntimo contrapuesto a lo grupal, lo natural en diálogo con lo cultural o con lo ficcional, lo biológico con lo artificial” (…) “En sus series de trabajos inserta esculturas en micro-contextos –muy a menudo caseros o familiares, aunque también insólitos y hasta chocantes-que revelan, precisamente, esas determinaciones o constricciones. Sus propuestas aluden siempre a ámbitos cotidianos con sutiles discontinuidades y extrañezas, son fragmentos de espacios creados como entornos de vidas de seres que personifican tanto emociones humanas como retos relacionados con la biología o la ecología”.
A lo largo del programa analizaremos, entre otras obras, las siguientes instalaciones:
Gliptoteca (1990-2016), una estantería inspirada en la pieza clásica de Beuys: Valores económicos (1980) en la que se han situado algunas de sus primeras obras, así como objetos personales, libros, y otros elementos que aluden a su universo estético. En esta estantería podremos ver algunas de sus célebres Monitas y otras piezas de pequeño formato.
Huevos de basura III (2016), formada por un conjunto de huevos de diversos tamaños rellenos de basura no orgánica, suspendidos y atrapados en una red. Cada uno de ellos lleva inscrito un código correspondiente a un sistema de gestión ambiental, la fórmula química de un tipo de envase para alimentos y las fórmulas genéricas de los materiales con los que está construido el huevo mismo. La basura interior de los huevos está formada por todos los envoltorios de productos plásticos que la artista ha desechado en dos meses
Fosa (2016): una piscina de grandes dimensiones en la que aparecen extrañas esculturas flotantes de poliuretano rellenas de materiales plásticos de desecho, monedas de diferentes países y una serie de pilas que son altamente tóxicas.
Encuentro y ornamento (2016): Conjunto de platos enteros y rotos, realizados en bronce fundido, situados sobre una mesa de ping-pong, a modo de mesa de comedor y mesa de juego. Los platos, pertenecientes “a dos equipos”, aparecen marcados con fechas significativas de la vida de la artista y del contexto social.
Hojas de Gaia (2015): un mapamundi en el que los continentes son hojas de verduras mordisqueadas por caracoles y en las que aparecen las “heridas” derivadas de la interacción sistémica entre los diferentes seres vivos que viven en un contexto.
Mushroom (2011): un fragmento cúbico sacado de su entorno, a modo de las catas geológicas donde se ven los estratos terrestres.
Un especial interés tiene la instalación Trama familiar (2016), realizada específicamente para la exposición. Formada por un entramado de cables suspendidos en los que se enreda ropa de familiares y amigos, una tubería que va de techo a suelo y un ramo de flores de bronce adherido a ella que visibilizan las interferencias entre lo colectivo y lo personal. La obra aborda la complejidad de las relaciones personales a lo largo de una vida (sus nacimientos y sus muertes) y las posibilidades que estos encuentros y colisiones abren.
En definitiva, una obra que nos invita a reflexionar. Entre lo cotidiano y lo universal, las obras de Bene Bergado destilan extrañeza y pensamiento y lanzan al espectador más preguntas que respuestas.
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