La misión fallida de Julián Martínez
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Batalla de Teruel. 1937. "Nada duele más que la pérdida de un ser querido. La muerte iguala a todos los seres humanos, a los ricos, a los pobres, a los poderosos y a los débiles. Pero el recuerdo de Julián Martínez que entregó su vida por ayudar a los demás, debe ser un ejemplo y reconfortar nuestro espíritu. Descanse en paz".
Así comienza el capítulo 22 de El Ministerio del Tiempo. La misión en territorio turolense se complica. Amelia, Alonso y Julián tienen que conseguir llegar a la puerta que les lleve de vuelta al Ministerio. Pero la vocación de médico de este último le obliga a deternerse para atender a un herido, decisión que termina costándole la vida. De ahora en adelante, la patrulla tendrá que hacer frente a esta gran pérdida.
Pacino tiene un sueño de "vértigo"
Pacino no puede dejar de darle vueltas al presunto asesinato de Marta. Si no hubiese salido corriendo en busca del espía, ella seguiría con vida. Tan grande es el sentimiento de culpa e impotencia que termina imaginándose la caída de su compañera por la escalera del hotel. ¿No os recuerdan estas imágenes a cierta película de Alfred Hitchcock? El patrullero ha tenido un sueño de "Vértigo".
Amelia, Pacino y Alonso evitan el secuestro de Hitchcock
El secuestro de Alfred Hitchcock habría traído consigo graves consecuencias. El Ministerio tiene que conseguir frenar el plan de los rusos. Esta vez, juega con ventaja. Tiene una valiosa información.
En el Festival de San Sebastián, la película "Vértigo" se proyectó con un final distinto al que se conoce hoy en día. Hitchcock se vio obligado a incluir una secuencia por orden de los productores. Para él, su final llegaba con el sonido de las campanas tras la muerte de Kim Novak. En señal de disconformidad, el director se levantó de la butaca y abandonó la sala. Momento que aprovecharía la patrulla para evitar el secuestro del cineasta. Las campanas actuarían como "toque de corneta".
Marta explica a Pacino porqué colabora con los rusos
Marta está dispuesta a todo por salirse con la suya. Primero, finge su propia muerte y después, cuando Pacino le descubre entre las butacas del Teatro Victoria Eugenia, intenta convencerle de que la vida de su padre corre peligro porque le han secuestrado los rusos, y la de ella también.
Suerte que Pacino decide cubrirse las espaldas con Alonso. De no ser así, ahora podría estar muerto. A su amada no le tiembla la voz al ordenar a su compinche que le dispare.
El agente ruso, asesinado en la sala de interrogatorios
Petrov, agente del KGB, aparece asesinado en la sala de interrogatorios. Uno de los obreros que trabaja en las reformas del Ministerio le inyecta un líquido en el cuello que acaba con él en cuestión de segundos.
Salvador había conseguido sonsacarle los planes que tenía en mente la Unión Soviética con el director: rodar una película propagandística para el régimen. Todo a cambio de velar por el cuidado de Alma, su mujer, a la que hacía unos meses le habían diagnosticado cáncer de mama. ¿Qué más podría ocultar este agente?
Pacino vuelve a la patrulla
Amelia y Alonso han perdido a su compañero y amigo Julián. Todo miembro del Ministerio conoce los riesgos que conlleva trabajar en este tipo de misiones. Pero la sonrisa vuelve a sus caras cuando Pacino anuncia su regreso a la patrulla. ¡Un brindis por la vuelta de este gran agente! ¿Cuál será su próxima misión?
Ministéricos, os invito a quedaros con cierta conversación entre Pacino y Salvador. ¿Quién no ha querido echar el tiempo atrás alguna vez?
Pacino.- ¿Por qué siempre es tan difícil volver al día antes cuándo la cagamos?
Salvador.- Porque nuestra vida es lo que es, con nuestros aciertos y nuestras cagadas si no, no seríamos humanos.