Holocausto: drogas y delirio
¿Contribuyó su consumo de drogas a sumir al mundo entero en el horror?
¿Quiénes son los hombres que están a la sombra de Hitler y le ayudan a llevar a cabo sus planes?
Con motivo del Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto, La Noche Temática nos acerca a las adicciones de Hitler y al papel de su red de colaboradores
- En La 2, el sábado 27 de enero, a las 23.45h, después de la película "El hijo de Saúl"
Las élites del estado nazi estaban convencidas de la eficacia de las drogas en el futuro del Tercer Reich. Se distribuían a gran escala estimulantes, como las anfetaminas, tanto entre los civiles como entre los militares. Alimentada por las drogas la megalomanía de Hitler no conocía límites. En los 12 años que se mantuvo en el poder propició una guerra mundial, un genocidio y 50 millones de muertos. ¿Contribuyó su consumo de drogas a sumir al mundo entero en el horror? ¿Quiénes son los hombres que están a la sombra de Hitler y le ayudan a llevar a cabo sus planes?
Con motivo del Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto, hoy La Noche Temática, nos acerca a las adicciones de Hitler, y al papel de su red de colaboradores.
HITLER, EL ADICTO (+18)
La Noche Temática inicia su emisión con el documental “Hitler, el adicto”, una producción francesa de 2017, de 52 minutos de duración, dirigida por Christian Huleu y producida por Outside Films.
“¿Fue Hitler un adicto a las drogas?“
Cocaína, opiáceos, esteroides. ¿Fue Hitler un adicto a las drogas? Las notas y el diario del doctor Theodor Morell, su médico personal, así lo revelan. El “paciente A” de Morell se convirtió en un politoxicómano y no podía vivir sin su pinchazo diario.
Detrás de este hallazgo se encuentra el escritor alemán Norman Ohler. Autor de novelas policíacas, hizo este descubrimiento mientras investigada para su nuevo libro. Norman Ohler pasó semanas descifrando las libretas del médico del Führer. Hoy no le cabe la menor duda: “Desde un punto de vista puramente técnico, se puede decir que Hitler era un yonqui”.
““Desde un punto de vista puramente técnico, se puede decir que Hitler era un yonqui”. “
Detrás de la drogadicción del Führer se hallaba el doctor Theodor Morell. Morell se había afiliado al partido nazi en 1933 y tenía cuarenta y siete años en aquel entonces. Era famoso por curar enfermedades que no existían. Un “Doctor Feelgood”, la gente no acudía a su consulta para curarse problemas serios, sino para sentirse mejor.
El dictador quería estar en plena posesión de sus facultades en todo momento. ¿Un golpe de cansancio? ¿Un achaque de salud? Bastaba con una inyección del doctor Morell. Le había explicado a Hitler que las inyecciones funcionaban mucho más rápido que los comprimidos. Y la velocidad con la que hacían efecto era tan convincente que Hitler se acabó enganchando a las propias inyecciones.
Cuando Morell se convirtió en el médico personal de Hitler, desarrolló un preparado multivitamínico al que llamó “Vitamultin”. Un producto que contiene psicoestimulante, crea una sensación de bienestar, de ser muy fuerte y muy poderoso.
“Alimentada por las drogas, la megalomanía de Hitler no conocía límites“
Alimentada por las drogas, la megalomanía de Hitler no conocía límites. Mientras todo le iba bien a Alemania, Hitler estaba en plena forma. Pero en cuanto se produjo la primera derrota en el frente soviético, Hitler enfermó, y le exigió una medicación más fuerte a Morell. Y en otoño de 1941 Hitler recibió sus primeros opiáceos.
El consumo intensivo de drogas devino en adicción. Hitler ya no se podía permitir perderse una sola inyección.
En el segundo trimestre de 1943, Morell deja constancia de una nueva sustancia: el Eukodal. Un opiáceo parecido a la heroína, pero que contrariamente a la heroína, tenía un fuerte poder euforizante, tienes subidón, te sientes más lúcido y dejas de sentir el dolor. Te sientes invencible, era la droga ideal. La hiperpoderosa droga que mantiene viva la fe de Hitler.
A lo largo de sus últimas semanas Hitler presentaba todos los síntomas del síndrome de abstinencia: los temblores empeoraron, y su estado físico se deterioró aún más. El doctor Morell ya no disponía de más inyecciones y fue despedido porque como camello de Hitler cometió el peor de los errores, el de enganchar a su cliente a una sustancia, y luego no disponer de ella.
El 16 de abril de 1945 comenzó la ofensiva final en Berlín. El 20 de abril Hitler celebró su cumpleaños por última vez. Cumplía cincuenta y seis años. Los invitados hablaban de la mejor forma de suicidarse. Mientras tanto, Hitler iba repartiendo cápsulas de cianuro. El 29 de abril a medianoche, se apresuraron en celebrar la boda de Hitler y Eva Braun. El 30 de abril, en torno a las tres de la tarde, Adolf Hitler y Eva Braun se suicidaron ingiriendo cada uno un comprimido de cianuro.
HITLER Y LOS APÓSTOLES DEL MAL (+18)
La Noche Temática continúa su emisión con el documental “Hitler y los apóstoles del mal”, una producción francesa de 2016, de 90 minutos de duración, dirigida por Fabien Vinçon y producida por C. Productions.
Para llevar a cabo sus planes Hitler se rodea de una amplia red de colaboradores. En el círculo más próximo Hermann Goering, Joseph Goebbels y Heinrich Himmler. Y entre los hombres que ejecutan las órdenes sobre el terreno: los funcionarios del tercer Reich, que cometen los crímenes y las atrocidades. Como Rudolf Hoess, el verdugo de Auschwitz. Hitler ha tardado más de quince años en reclutarlos. ¿Quiénes son estos hombres que están a la sombra de Hitler? ¿Cuál es el cometido de cada uno de ellos?
En primer lugar, está el círculo íntimo, sólo ellos tienen acceso directo a él. Entre estos fieles se forma un trío central cuyo personaje principal es Hermann Goering, el segundo Joseph Goebbels y el tercero Heinrich Himmler.
Hermann Goering es un ogro que sólo piensa en enriquecerse, es oportunista y drogadicto. Ve despegar su carrera en el nazismo a la edad de veintinueve años. Goering crea una nueva policía política: la Gestapo. En mil novecientos treinta y cuatro se abre el primer campo de concentración, en Dachsu. Los opositores al nazismo son sometidos a trabajos forzados. Goering gana puntos en la estima de Hitler.
A mediados de los años treinta, Hitler va a tomar una decisión estratégica que comparte en principio con su brazo derecho. Es necesario que Alemania se prepare para entrar en guerra dentro de cuatro años. Y para llevar a cabo su programa, crea una nueva administración con un director de programa para cuatro años, que es Hermann Goering. En mil novecientos treinta y seis Goering es catapultado a la dirección de la industria alemana. Los alemanes, sin ejército desde la derrota de la Primera Guerra Mundial, preparan la revancha. Estas nuevas funciones permiten también a Goering enriquecerse. Hitler designa a Goering como su sucesor. Hermann Goering y Emma, su segunda esposa, se convierten en la pareja oficial del régimen.
El segundo es Joseph Goebbels, un escritor fracasado. Se convertirá en el “estratega del odio”, será nombrado Ministro de Propaganda. Su cojera le hace sentirse acomplejado, y se venga proyectando un odio extremo. Vive por y para su ídolo: Hitler. También es un antisemita fanático. Cuando los nazis llegan al poder, los judíos solo representan en Alemania el cero como ocho por ciento de la población, pero Goebbels idea la forma de perseguirlos. Por las calles circulan camiones transmitiendo un mensaje. Seamos alemanes y no judíos. Goebbels decide entonces enviar mensajes a través de las ondas. Y para que la propaganda pueda llegar a todos los hogares, llega incluso a hacer fabricar ex profeso una radio de bajo coste. Joseph Goebbels lo supervisa todo: el teatro, el cine. Las noticias son revisadas previamente por un poderoso comité de censura. Los Goebbels representan la familia modelo del régimen. Los nombres de sus seis hijos comienzan todos por la letra “H”, en honor a Hitler. Sus seis hijos serán utilizados con fines propagandísticos.
El tercero, Heinrich Himmler, frío, obstinado y meticuloso. Un hombre afable que se convertirá en el “asesino del siglo” al organizar lo que los nazis denominan “La solución final”. Es un joven burgués obsesionado con la superioridad de la raza germánica. Su ideología se basaba en un sentimiento de superioridad, el sentimiento de que el pueblo alemán era superior a todos los demás. Himmler crea un club VIP en el seno del partido. Sus disciplinados hombres de negro forman un grupo de élite bajo sus órdenes. Las siglas están formadas por dos letras SS. Todos sus integrantes deben ser obligatoriamente de origen germánico puro. Serán los más fanáticos entre los fanáticos.
El segundo círculo está compuesto por hombres más jóvenes y ambiciosos que se unen a Hitler en los años treinta, cuando asciende al poder y reparte las carteras ministeriales. Entre ellos, Albert Speer, “el arquitecto del tercer Reich” ascenderá hasta la cúspide, llegará a ser nombrado Ministro de Armamento. Bajo la apariencia de un distinguido arquitecto es, de hecho, un gran manipulador que comparte los sueños megalómanos de Hitler y que hará cualquier cosa para convertirse en su favorito. Hitler le hará el encargo del siglo, Germania, la futura capital de su imperio.
Por último, en el círculo exterior están los hombres que ejecutan las órdenes sobre el terreno: los funcionarios del tercer Reich, que cometen los crímenes y las atrocidades. Como Rudolf Hoess, el director del campo de concentración de Austerlitz-Birkenau, un hombre absolutamente frío y altivo. Este hombre de familia, que vive con su esposa y sus cinco hijos en una casa frente al campo de concentración, organizará el exterminio de un millón cien mil personas. Y a su lado, el doctor Joseph Mengele, el encargado de los experimentos médicos, encarna la crueldad nazi. Sin compasión por sus víctimas, este doctor de las SS llevará a cabo las mutilaciones más atroces en los campos de concentración, incluso con niños.
Todos los que están alrededor de Hitler se odian entre sí. Para complacer al Führer compiten entre sí. Es una forma de operar en aquella comunidad, fomentada por Hitler, que suscita la rivalidad y la competencia.