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Entre novios (1835)

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Cartas cruzadas Terque, 1835
Cartas cruzadas Terque, 1835

Enviadas por: Alejandro Buendía Muñoz

Se trata de tres cartas enviadas entre los novios Dolores Alonso, de Terque, y Salvador Yebra, de Alhabia en 1835. Pertenecen al Museo de la escritura popular de Terque. Las cartas están reproducidas con sus faltas ortográficas.

Las cartas:

“Mi Querido SalvadorTe haces muy recomendable para mi con decirme en tus cartas, que solo quieres y exiges de mi formalidad y buen fé; y ya que por mi parte me interesa mas en ella quisiera que tu Padre hablara con el mío, para que nuestras relaciones estando autorizadas con su reciproco consentimiento y aprobación sean del todo legitimas y de corazón; espero que a si se haga, y sera una prueba nada equivoca del interés que se toma por nuestra común suerte. A Dios. Tu querida Dolores Alonso”.

“Alhabia 24 de Marzo de 1835

Encantadora de mis sentidos, dulce y cariñosa Dolorcitas recibi la V. la que me llena mi corazon de sumo placer y enterada de ella digo lo siguiente. Ydolo mio cuandichoso y feliz ya me contemplo a el considerarme tan favorecido, no lo atribuire a mi merito ni tampoco a mi atractivo corazon, os juro estar siempre agradecido y un bivo retrato de Vos misma en el yebar exculpido. De lo tocante a lo que me decis que nuestras entrevistas fueron como el que mira a los rayos del sol le digo a V. como en los Pueblos son tan nobeleros y amigos de saber, yo que por ebitar no e querido ir a menudo y la mayor parte porque no e podido, pero para mi fue lo suficiente para que buestra imagen se grabase en mi corazon y nunca poderle orbitar por ningun motibo. Recibe el corazon de vuestro a fino amante. Salvador de Yebra”.

“Alhabia 1 de Abril de 1835

Mi querida DolorcitasSi yo hubiera de hablarte de lo satisfecho que esta mi corazon al ver que nuestro compromiso esta ya autorizado con el mutuo consentimiento de nuestros Padres, y hubiera de hablarte de lo grato que ha sido al mio, el que yo haya elegido una joven cuyo merito es superior a toda alabanza, digo que entonces nunca acabaría; pero te dire al menos que la noche que fuimos a felicitarte ibamos con el intento de estar muy poco tiempo, según lo exigia la politica, y no parece sino que hasta mi Padre no se cansaba de contemplarte, y así fue que abusamos de vuestras bondades deteniendonos mas tiempo del que prescribia la primera vista. Dolorcitas, conozco que hemos faltado; quizá os seriamos molestos; pero atiende a que toda nuestra detencion era por tener el placer de verte, que acaso esta consideración sea bastante para disimular nuestra falta. Si, esa noche ha fixado mi corazon, en ella he jurado muchas veces no pertenecer a otra sino a ti, y desde ahora (lo juro por la existencia que me anima) seras para mi el unico objeto a que dedicaré todo mi cariño y mis afanes; conozco que no tengo meritos para inspirarte el puro amor que tu me inspiras; pero ya que no valgo lo que tu mereces ojala que a fuerza de quererte pueda yo hacerme digno de tus gracias y favores. Dolorcitas, ahora no quiero molestar mas tu atención escribiendo demasiado. ADios nunca me cansare de repetirte que de ti depende la dicha de tu invariable. Salvador de Yebra”.