Carta enviada al programa
Carta enviada al programa Cartas en el tiempo
Rivka Greenblat, chilena de nacimiento y residente en Jerusalén, sigue la invitación del programa a escribir una carta y enviarla por correo ordinario. La carta fechada en mayo de 2018 la conservamos en la redacción y queremos compartirla en este espacio.
La carta
Señoras y señores de cartas en el tiempo ¡Shalom! ¿Cómo están? Espero que la persona en cuyas manos ha venido a caer esta carta y la está leyendo, se encuentre muy bien. Mi nombre es Rivka, vivo en Jerusalén y estoy siguiendo la serie a través de internet. He decidido acogerme la original iniciativa que ustedes han propuesto: escribir una carta. Siento que será como recrear (en parte) esos intercambios escritos que antes se daban entre desconocidos. Siendo pequeña, en Chile, existía un diario, “El Rastro”, donde las últimas páginas se publicaban avisos con el nombre y dirección de personas de todas partes del mundo que estaban interesadas en intercambiar misivas. Generalmente en estos avisos se agregaban algunas preferencias mínimas por parte del receptor: sexo, gustos o edad, y todo lo que restaba hacer al que leía aquellos anuncios era elegir al destinatario y aventurarse a escribir. Hoy me siento contestando uno de esos anuncios. No sé muy bien que se espera que escriba, así que les contaré mi interés por las cartas: yo disfruto mucho de las cartas y “su mundo”, es algo que siempre me ha llamado la atención, tanto por curiosidad histórica como por la posibilidad increíble de saber de primera fuente lo que un día, en algún lugar, alguien pensó y sintió, y finalmente plasmó en letras o quizás, para ese alguien, el ejercicio fue inverso y enfrentado a las letras comenzó a pensar y a sentir. Me parece que las cartas, en ocasiones, son verdaderas “cajas de Pandora” otras veces “bálsamos”. Alguna vez he leído cartas donde me brotaron lágrimas de alegría, en otras me pareció estar escudriñándole, literalmente, el corazón al otro y también me ocurrió que las emociones expuestas en ellas fueron tan intensamente humanas, que el corazón propio terminó acompasado con el de aquel quién escribió. Las cartas son fascinantes. Bueno, todas esas palabras fueron para llegar a este punto y decirles cuánto me alegraré de teatino de esta serie, ustedes, el equipo de RTVE 2, han plasmado de manera muy amena e informada cada uno de los temas expuestos. Es muy agradable escuchar a los expertos “desmenuzar” todo tipo de cartas y su entorno. Mi único sentimiento encontrado ha sido la breve participación frente a la pantalla que ha tenido el profesor Antonio Castillo, cuya obra conozco, no solo por mi afición al estudio de las cartas, sino porque la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde cursó mi M.A., su obra es leída. Desde que supe que participaría en la serie he esperado ansiosa escuchar lo mucho que un experto como él tiene que decir. Tengo esperanzas que en los capítulos que están por venir aparezca más. Y ya comienzo a despedirme, agradezco esta posibilidad y vuelvo a reiterar mis felicitaciones: están haciendo un trabajo maravilloso. Y, dada la promesa, esperaré la respuesta. Muchas gracias Rivka Greenblat Jerusalén, 31 de mayo de 2018
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