"¡Que te pego, leche!": radiografía del puñetazo de Ruiz-Mateos a Miguel Boyer
- El empresario José María Ruiz-Mateos agredió al exministro Miguel Boyer al grito de “¡que te pego, leche!”
- Boyer estaba citado a declarar por una querella interpuesta por Ruiz-Mateos
- En muy poco tiempo pasaron muchas cosas: analizamos el incidente al detalle
No te pierdas los cuatro episodios de la serie documental original de Play Ruiz-Mateos: el primer fenómeno viral
Pocos minutos antes de las 10 de la mañana del 3 de mayo de 1989, en el pasillo de la tercera planta de los juzgados madrileños de Plaza de Castilla, el empresario José María Ruiz-Mateos y el exministro de Economía y Hacienda Miguel Boyer protagonizaron uno de los momentos más míticos de la historia de España: Ruiz-Mateos, acérrimo enemigo del gobierno de Felipe González tras la expropiación de Rumasa, le propinó un puñetazo en la cara a Boyer al grito de “¡que te pego, leche!”.
Un suceso que recordamos en la serie documental original de RTVE Play, Ruiz-Mateos: el primer fenómeno viral, sobre la polémica vida del empresario de la abeja. Disfruta de los cuatro episodios en la plataforma.
El exministro socialista acababa de declarar en la sala 7 por una querella por injurias interpuesta por Ruiz-Mateos y, cuando se disponía a abandonar el edificio acompañado de su abogado y sus escoltas, fue asediado por el empresario y sus colaboradores. Estos maniobraron de tal forma que consiguieron que Ruiz-Mateos se acercara lo suficiente como para poder pegarle en la cara mientras gritaba la famosa frase. El bofetón que le tiró las gafas a Boyer fue el más sonado, pero Ruiz-Mateos intentó agredirle en dos ocasiones más aquel día.
¿Qué sucedió exactamente en aquellos juzgados durante los dos minutos que transcurrieron desde que el exministro salió de declarar hasta que consiguió escapar de Ruiz-Mateos? Lo analizamos:
Precedentes: ¿cómo llegamos hasta aquí?
El exministro de Economía y por entonces presidente de Cartera Central, Miguel Boyer, estaba citado a declarar por una querella por injurias interpuesta por José María Ruiz-Mateos. Boyer había afirmado que el empresario estaba detrás de la agresión que sufrió por parte del ugetista Juan José Fonseca el 15 de diciembre del año anterior. Ese día Fonseca se abalanzó sobre el exministro socialista durante su intervención en una conferencia en la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) para intentar abofetearle, pero solo logró rozarle la mejilla izquierda con la punta de los dedos.
Según cuenta el periodista Juan Luis Galiacho en su libro Isabel y Miguel. 50 años de la historia de España, Ruiz-Mateos había contratado al sindicalista para esta y otras acciones dirigidas contra Boyer, como diversas pintadas, protestas con pancartas ante su domicilio o lanzamientos de globos. Supuestamente, el empresario de la abeja le debía más de cinco millones de pesetas a Fonseca por los seis meses que trabajó para él. El ideólogo principal de la peculiar ‘guerrilla’ de Ruiz-Mateos contra el gobierno socialista tras la expropiación de su holding, Javier Sáinz Moreno, asegura en una entrevista concedida a RTVE Digital no tener “ni idea de lo de Juan José Fonseca”.
Ruiz-Mateos espera a que Boyer termine de declarar: el espectáculo está servido
Uno de los abogados de José María Ruiz-Mateos, Marcos García-Montes, había conseguido que su cliente estuviera presente durante la declaración de Miguel Boyer, como querellante. Sin embargo, el magistrado Eladio Galán acabó expulsando al empresario de la sala por amenazar al exministro. Ruiz-Mateos se quedó fuera, esperando a que Boyer terminara para volver a enfrentarse a él. “El juez me ha prohibido que hablara. Y por respeto al juez he preferido salir, porque ya le iba a meter mano yo”, aseguraba a los periodistas el gaditano, visiblemente enfadado. “Es un profesional de la mentira y la falsedad. Estoy esperando que venga, a ver si se atreve a salir, porque lo más probable es que le dé un puñetazo”, avisaba. Algunos de los reporteros se reían disimuladamente al escuchar los insultos y las expresiones de Ruiz-Mateos. Seguramente pensaban que lo de propinarle un puñetazo al exministro era un farol.
El empresario se desahogaba, como si hablara con el presidente de Cartera Central directamente: “Boyer, hijo de perra, cuando te tenga que dar un puñetazo, no necesito al ugetista, ni nada. Déjame. Y además, si quieres, por favor, prescinde de tu escolta y tu seguridad y nos vemos como los chavales del colegio, en la calle. Pero para eso hace falta que sea macho, que sea viril, que sea medianamente hombre. No es más que un mariconazo”, finalizaba.
El fundador de Rumasa no estaba solo. Le acompañaban, según vemos en las imágenes de aquel día, su hijo Zoilo, Sáinz Moreno, los abogados Marcos García-Montes y Joaquín Yvancos, dos guardaespaldas y cuatro colaboradores, o como Sáinz Moreno los denomina, “kamikazes”.
Estos cuatro acompañantes tenían la misión de molestar a Boyer de una forma un poco más creativa, como solía tener costumbre el gaditano. Dos de ellos se pusieron unas caretas con los rostros de los dos exmaridos de Isabel Preysler -esposa del exministro por entonces-, Julio Iglesias y Carlos Falcó. El imitador del cantante también llevaba una camiseta que decía ‘I love Julio’, un micrófono y un casete en el que sonaba una de las canciones del artista, Lo mejor de tu vida, cuya letra era una clara referencia a la hispano-filipina. El que representaba al marqués de Griñón vestía un traje negro y se introducía la mano en la chaqueta simulando una pistola.
Un tercer colaborador imitaba al propio Boyer, con una careta y una muñeca a la que daba el biberón, en referencia a la hija que había tenido el matrimonio hacía poco más de un mes, Ana Boyer Preysler. El último miembro de este singular cuarteto sostenía una careta con un interrogante, insinuando que Isabel volvería a casarse.
Pero ahí no acababa el espectáculo, este no había hecho más que empezar. José María Ruiz-Mateos y su primogénito, Zoilo, enseñaron una pequeña pancarta en la que se podía leer: “Boyer: devuélvenos todo lo que nos has robado”. Una acción de lo más discreta, si pensamos en el estrambótico y extenso historial reivindicativo del empresario.
Miguel Boyer sale de declarar: no imagina que acabará con las gafas por el suelo
Boyer salió de la sala acompañado de su abogado, Francisco Javier Ruiz Paredes, y sus escoltas. Entre la maraña de periodistas que le estaba esperando asomaba Ruiz-Mateos, que no paraba de insultarle y amenazarle: “Boyer, cuando yo te tenga que dar un puñetazo, te lo doy en directo, sin ugetistas. ¡Eres un mariconazo!”. “No haber alquilado…”, le respondía el exministro, en referencia a Fonseca. El presidente de Cartera Central aparentaba tranquilidad y se dirigía a los periodistas con complicidad: “Ya ven ustedes, ya ven ustedes si no es cinismo el acusar de injurias, este individuo, ¿no?”, les comentaba, en referencia a la querella que les había llevado hasta allí.
Ruiz-Mateos seguía insistiendo y retaba a Boyer: “¡Mira, maricón! Vente a la calle, quítate de protección y peleemos como machos y como hombres, para que no digan”. Al ver que el gaditano le bloqueaba la salida, el abogado del exministro le llevó de vuelta por donde habían venido. “¿Quiere pasar a la sala?”, le preguntaba una periodista, mientras otros colegas avisaban de un cable que había por medio. “Llamen a la Guardia Civil, joder, esto es intolerable”, se oye decir en las imágenes a un hombre, al que Galiacho identifica en su libro como el magistrado Eladio Galán, que habría salido de su despacho alertado por los funcionarios públicos. “No, si lo que quiero es salir”, aclaraba Boyer en medio del caos.
Con la zona del ascensor y las escaleras bloqueadas por un furioso Ruiz-Mateos y sus colaboradores, el exministro no sabía por dónde abandonar los juzgados. Justo en ese momento de desconcierto total, Javier Sáinz Moreno, que además de planificar la mayoría de las acciones de la ‘guerrilla’, era amigo personal del empresario y profesor titular de Derecho Financiero y Tributario en la Universidad Autónoma de Madrid, aprovechó para lanzar un ataque a Boyer mientras se interponía entre ellos uno de los escoltas: “¿Y el contrato de Isabel con Galerías Preciados, que yo lo tuve, qué? ¡En mi mano, en mi mano! ¡Isabel firmó un contrato con Galerías Preciados!”, le gritó, en referencia a la supuesta intermediación de Preysler en la reprivatización de una de las empresas más relevantes de la antigua Rumasa. “No diga usted insidias”, le repitió varias veces el exministro.
Aunque las acciones de los ‘guerrilleros’ solían estar planificadas hasta el último detalle, el profesor afirma que no tenía preparado ese asalto a Boyer: “Yo creo que surgió así, al vernos cara a cara”. Sáinz Moreno insiste en que el objetivo principal de ese día era demostrar, una vez más, la protesta de Ruiz-Mateos por la nacionalización de su emporio: “Yo lo que tenía pensado era que José María se enfrentara a Boyer, porque si alguien te quita un holding que produce el 1% del PIB del país, te tienes que enfadar. Tienes que estar muy enfadado con él, si no no te creen”, explica.
Protegido por sus escoltas, Boyer consiguió alcanzar el ascensor. “No te queda nada. Ya te cogeré algún día”, le decía un aparentemente resignado Ruiz-Mateos. “Tienes miedo, ¿verdad?”, le preguntaba Sáinz Moreno. Mientras, según se puede ver en otras grabaciones de aquel momento, el abogado Joaquín Yvancos se dedicaba a llamarle “meón”, “ladrón” o “sinvergüenza”, entre otros descalificativos.
“¡Que te pego, leche!”
“Mucho circo, mucho circo; el mundo de los payasos... ”, fue la frase que Ruiz-Mateos no dejó terminar a Miguel Boyer con su primer golpe. El empresario de la abeja encontró un hueco para lanzar la mano abierta y alcanzar la cara del exministro, tirándole las gafas al suelo, que se rompieron, según contó la prensa del momento.
La reacción de Boyer fue inmediata: intentó devolverle el tortazo, pero no lo consiguió.
“¡Venga, venga aquí!”, le retó Boyer. Irónicamente, Yvancos no perdió ni un segundo para acusar al presidente de Cartera Central de agresión: “¡Le ha intentado agredir! ¡Sinvergüenza! ¡Agresor, agresor!”, clamó.
Envalentonado, Ruiz-Mateos volvió a los ataques verbales: “¡Sinvergüenza! ¡Ladrón, sinvergüenza! ¡A la cárcel!”, gritó. Boyer le llamó “delincuente” y otra vez se dispuso a buscar la salida de aquella surrealista situación, pero volvió a caer en las provocaciones: “A dar la cara. Dé usted la cara”, le dijo al fundador de Rumasa mientras se giraba hacia él. Y ahí llegó el mayor hit de Ruiz-Mateos -con el permiso del disfraz de Superman-: volvió a lanzar el brazo, esta vez con el puño cerrado y curvo, sobresaliendo entre las cabezas de los presentes, al grito de “¡que te pego, leche, que te pego!”. Volvió a dar al exministro y, en el retroceso, además, golpeó a un tercero.
¿Por qué puso así el puño Ruiz-Mateos? Su ideólogo afirma que el gaditano tomó clases de boxeo “tres o cuatro días, no mucho”, y tenía ensayado el puñetazo que le iba a propinar al exministro. La figura que hizo con la mano, parecida a una cobra cuando ataca, quedó inherentemente unida a la frase que la acompañó. Después la vimos imitar en parodias, e incluso, en anuncios de las empresas de Nueva Rumasa, protagonizados por el propio Ruiz-Mateos.
Sáinz Moreno cuenta que la famosa frase también la habían pensado con anterioridad: “Sí, la frase estaba preparada y además resultó ser un eslogan que duró cuatro o cinco años. Todos los niños la decían en broma en los colegios y los institutos”, asegura. “En un programa de estos de imitación de personajes, si alguien sale moviendo así el brazo, en estilo de muy mal boxeador, ¡que te pego, leche!, inmediatamente todo el mundo dice ¡Ruiz-Mateos!”, agrega.
No asoma ni una pizca de arrepentimiento en el profesor cada vez que recuerda este momento. Tanto en la serie documental de Play Ruiz-Mateos: el primer fenómeno viral como en la entrevista concedida a RTVE Digital, Sáinz Moreno aprovecha para comentar algo que le impactó: “Descubrimos que Miguel Boyer, sin gafas, tiene cara de tonto. Se demostró. Las gafas le hacían parecer un intelectual”, afirma el ideólogo de la 'guerrilla' en el capítulo 1 de la serie.
¿Habían pensado los ‘guerrilleros’ las consecuencias de la agresión? Sí, esto también lo tenían bastante claro: “Inmediatamente la prensa dijo que era un atentado a la autoridad castigado con no sé cuántos años de cárcel. Miguel Boyer ya no era ministro, y por lo tanto, eso de ‘intento de atentado a la autoridad’... Habíamos calculado que no dejaba de ser una riña entre dos personas”, explica el profesor, y agrega que es “una falta levísima”.
Una huida que no acaba nunca y el tercer golpe de Ruiz-Mateos
Cansado de las agresiones del empresario, Boyer, sus escoltas y su abogado reanudaron su camino hacia el ascensor, pero el ‘guionista’ de la ‘guerrilla’ les bloqueaba el paso. “Venga, Javier, por favor, que tú eres letrado”, interpeló Ruiz Paredes a Sáinz Moreno. “Sí, ¿y qué? ¿Y qué?”, le respondió el profesor, e insistió en el asunto de la esposa de Boyer: “¿Que no firmó el contrato con Isabel Preysler y Galerías Preciados? ¡Que yo lo vi! ¡Entre el Grupo Cisneros e Isabel Preysler!”. Mientras, Ruiz-Mateos seguía en la misma línea: “¡Ya te cogeré!”, avisaba al exministro.
Miguel Boyer volvió a responder a Sáinz Moreno: “¡Qué firma de contrato ni qué nada! No, señor. No firmó ningún contrato. Es falso (lo repite varias veces). ¿Dónde está?”. El profesor le replicó, muy alterado: “¡Un tarjetón que le firmó Isabel Preysler a Matías Cortés! ¡Isabel! ¡Isabel le firmó a Matías Cortés un tarjetón!”. Boyer aprovechó la mención de Matías Cortés para atacarle recordándole que había sido condenado hacía dos años, precisamente, por haber revelado el contenido de las agendas de dicho abogado, para quien había trabajado como pasante. “¡Mira cómo me conoce!”, contestó el ideólogo. Mientras, varias voces, entre ellas la de Ruiz-Mateos y, según se intuye en las grabaciones, la de Joaquín Yvancos, llamaban a Sáinz Moreno al unísono: “¡Javier, Javier...!”, como invitándole a dejar de discutir.
Fue en ese momento cuando el fundador de Rumasa aprovechó para asestar un tercer y último golpe en la cabeza al exministro. Uno de sus propios guardaespaldas acabó agarrándole del brazo y alejándole. El abogado Marcos García-Montes parecía unirse al gesto tocándole el hombro amistosamente.
Finalmente, Miguel Boyer consigue salir por las escaleras
El bochornoso momento terminó, por fin, con Miguel Boyer ‘escapando’ por las escaleras. Sin embargo, los colaboradores de Ruiz-Mateos aún tenían otro ataque preparado contra el exministro. Aunque ya no se ve en estas imágenes, los ‘guerrilleros’ empezaron a arrojarle monedas mientras le gritaban: “¡Para el chalé, para el chalé!”, en referencia a la mansión en la que vivía con Isabel Preysler, situada en la exclusiva urbanización madrileña de Puerta de Hierro.
En otras imágenes que pueden verse en el primer capítulo de Ruiz-Mateos: el primer fenómeno viral, después del incidente con Miguel Boyer, el gaditano, visiblemente enfadado, abandonaba los juzgados acompañado de sus colaboradores, con el abogado Marcos García-Montes agarrado de su brazo: “No se ha tragado las gafas de milagro, porque no me han dejado”, aseguró, a lo que respondió uno de sus guardaespaldas, sonriendo: “Las has roto”. El empresario insistió, molesto: “¿Las he roto? Lo que le tenía que haber roto era la mandíbula”, dijo ante la prensa.
Después del suceso, el juez de guardia de Madrid decretó el ingreso en prisión incondicional de Ruiz-Mateos y dictó una orden de busca y captura. El fundador de Rumasa ya lo había avisado al empezar la jornada en los juzgados:”Aquí hay espectáculo para todos”. Y vaya si lo hubo.
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