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Literatura

La Cantabria de Gómez Bárcena: «El historiador apunta lo excepcional, no lo cotidiano. Me interesan los anónimos»

Noticia Página Dos

  • Juan Gómez Bárcena dedica “Lo demás es aire” (Seix Barral) a Toñanes, una pequeña aldea de Cantabria
  • «Empleé el recurso de los libros parroquiales de poner el año de referencia en los márgenes»
  • Página Dos pasea por el pueblo con el escritor, que de niño quería ser historiador

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La Cantabria de la infancia de Gómez Bárcena

La vida de un pueblo —sus alegrías, rutinas, oficios, secretos, alianzas— encapsula la vida de todos los pueblos del mundo. Juan Gómez Bárcena narra en Lo demás es aire (Seix Barral) la historia de una aldea a lo largo de los siglos. Tras una extensa investigación histórica, el autor elabora la biografía de un lugar que es también la biografía emocional de todo un país.

«Treinta y dos casas, cuatro hoteles rurales, una iglesia, ningún bar. Poco más de dos kilómetros cuadrados de extensión; treinta y cinco metros de altitud sobre el nivel del mar; ciento veintiún días de lluvia al año. Un arroyo casi sin agua que viene a morir a los acantilados. Un mar casi siempre gris. Un cielo que puede ser muchos cielos en un mismo día, virando rápidamente del gris al blanco y del blanco al azul y del azul de nuevo al gris. Muchos verdes distintos en la hierba, en las copas de los árboles, en los maizales. De vez en cuando, un puñado de vacas negras y blancas, pastando. (...) Eso es Toñanes: un censo de doscientas ochenta vacas y cien personas —¡qué vamos a ser cien!, dice Lola Valdés, meneando la cabeza; eso era antes, nene, ¡ahora ni cincuenta quedaremos!—.»

Cada pueblo contiene el mundo entero

El escritor dice que este es un «libro-mundo». A través de más de 500 páginas conoceremos las vivencias de un lugar con pasado, que también tiene futuro. Gómez Bárcena empezó a reunir documentación sobre el pueblo, y mientras tanto escribió otras novelas (Kanada, El cielo de Lima, Los que duermen, Ni siquiera los muertos). Pasaron los años. Toda esa investigación sobre Toñanes era el árbol genealógico de esa tierra, y pensó que allí había una historia. En distintos géneros literarios, William Faulkner o Harper Lee también entendieron que una pequeña ciudad es una sinécdoque de la naturaleza humana.

«Aunque queramos contar historias ajenas, siempre acabamos contando la propia». Óscar López pregunta al escritor por su presencia en el libro como un niño más de la aldea. «Era un niño obsesionado con los dinosaurios, con el pasado. Este lugar es parte de mi geografía emocional. Quería mostrar una galería de personajes muy grande, añadiendo pequeñas tramas para tomarles cariño. Tendemos a pensar la historia en una enumeración de sucesos, de grandes hombres, dinastías, pero el historiador apunta lo excepcional, no lo cotidiano.»

La novela narra así el momento en el que los padres de Gómez Bárcena paran un momento en el pueblo de la infancia de él. «El motor que se apaga. Una ventanilla que se baja. El hombre que echa el freno de mano; la mujer que se ajusta las gafas de sol. En los asientos traseros dos niñas con el mismo vestidito blanco: por debajo asoman los tirantes de sus bañadores. El hombre: un cigarrillo en la mano con la que agarra el volante. La mujer: un suspiro casi inaudible. (...) Media hora: ni un minuto más. Luego irán a la playa. En los asientos traseros, la curiosidad de las niñas que no cesa.—¿Hemos llegado ya?—¿Es aquí, papá? ¿Es aquí?Y papá, dando una última calada a su cigarrillo.—Sí. Es aquí.»

Juan Gómez Barcena (Santander, 1984) es licenciado en Literatura Comparada, Historia y Filosofía. En 2014 publicó El cielo de Lima, traducida a siete idiomas y Premio Ojo Crítico de Narrativa. Como crítico, ha sido coordinador de la antología Bajo treinta (2013), que recoge las voces más destacadas de su generación. Actualmente vive en Madrid, donde imparte talleres literarios.