'Hacia la circularidad': un sistema económico basado en la idea de que nada debe ser desperdiciado
- Cuatro visionarios de todo el mundo nos ofrecen las soluciones para crear una economía circular emulando a la naturaleza
- La clave está en crear un sistema económico que elimine el desperdicio y ahorre los recursos del planeta
- El documental Hacia la circularidad en Documaster nos ofrece una nueva visión del futuro | Ya disponibles en RTVE Play
Imagínate una idea tan grande que te obligue a replantearte todo. Una idea que consiga inspirarte para adoptar una nueva forma de pensar y de vivir. Una idea engañosamente simple, que está en el corazón de la naturaleza y en el ADN del mundo natural, pero también está muy lejos de la forma en que la mayoría de nosotros vivimos nuestras vidas en el Siglo XXI.
¿Cómo sería nuestro futuro si fuésemos capaces de vivir sin desperdiciar nada? ¿Cómo sería el planeta si emulamos a la naturaleza donde todo se reutiliza y nada se desperdicia?
Esta es la hipótesis que nos presenta la película Hacia la circularidad (Going Circular), donde se relata la historia de cuatro visionarios de todo el mundo, cuyo pensamiento encarna esta nueva forma de vivir: el inventor Dr. James Lovelock de 102 años, la bióloga biomimética Janine Benyus, el ingeniero y diseñador Arthur Huang y el financiero John Fullerton.
Con motivo de la Semana del Medio Ambiente, Documaster estrena este documental que nos invita a repensar nuestras vidas. Ya disponible -gratis y online- en la plataforma de vídeo de RTVE Play.
Párate y replantéatelo todo
Los cuatro protagonistas de este documental tuvieron un momento en sus vidas en las que pararon, dejaron el boli en la mesa y empezaron a replantearselo todo.
Janine Benyus, bióloga biomimética es co-fundadora del Biomimicry Institute y del portal de Internet AskNature.org, se dio cuenta muy joven, cuando su padre le regaló un microscopio, de la variedad de vida que hay en una gota de agua: “Yo era una pequeña científica. Empecé a darme cuenta de los ritmos..., los ciclos..., y los patrones del mundo natural”.
John Fullerton, que llegó a ser el segundo director ejecutivo más joven de JP Morgan, soñaba con ser contratado para dirigir el banco mundial, hasta que un día navegando por el Atlántico, una ballena jorobada partió el timón de su embarcación.
“Como no podíamos virar, navegábamos en círculos como si estuviéramos descontrolados. Lo irónico era que –en aquella época- estaba leyendo Moby Dick. Era demasiada coincidencia como para no darme cuenta. Me pareció un mensaje, como si me estuvieran diciendo que la vida no tenía que seguir como hasta entonces. Que había llegado a un punto de no retorno. Que la vida era más importante de lo que pensaba y que tenía que despertar”.
A partir de aquí se dio un tiempo para entender cómo romper con un sistema en el que piensa que en muchos sentidos estamos todos atrapados: “Buscamos cada vez más dinero, para comprar cosas que sabemos que no nos dan la felicidad, con la intención de impresionar a gente que ni siquiera nos caen bien. Es una locura”, afirma Fullerton.
El científico James Lovelock inventó un detector de captura de electrones en 1957, un dispositivo excepcionalmente sensible que le permitió demostrar la presencia de pequeñas cantidades de pesticidas que se estaban acumulando en la atmósfera.
En 1963 fue invitado a unirse al programa de exploración lunar y planetaria por la NASA para intentar comprender si había vida en Marte. Sus investigaciones dieron su fruto en una teoría revolucionaria que hoy en día se conoce como Gaia, en la que sostiene que la Tierra debería ser un sistema complejo que se autorregula para mantener condiciones favorables para la vida de forma constante. “Todo el sistema está interconectado de formas que no nos podemos ni imaginar y lleva funcionando así más de tres billones de años”, explica.
Arthur Huang, el ingeniero y diseñador, estuvo en Estados Unidos hasta los 25 años, cuando la cultura del consumo estaba en pleno auge. Pronto se percató que esa “cultura del consumo” lo había invadido todo. Un modo de vida, asegura, “que va en contra de lo que quiere la naturaleza … y de lo que el medio ambiente necesita que hagamos”.
Reinterpretando a James Lovelock
Las ideas del padre de la Teoría de Gaia han inspirado a otras personas que han podido comprobar como sí es posible emular a la naturaleza y aplicar sus principios universales también en la economía, la moda, la alimentación, el diseño o la construcción.
Janine Benyus aprendió observando bajo el microscopio el agua de un estanque, que dentro del agua hay " un sistema que crea todo lo que necesita y que no malgasta nada". Cree que Lovelock se percató de eso a un nivel planetario. "Vio que unos pequeños ciclos... creaban un ciclo más grande, liberando las sustancias necesarias a la atmósfera en cantidades increíblemente exactas..., para crear las condiciones propicias para la vida”.
También la hipótesis de Gaia inspiró al financiero John Fullerton, fundador de el Capital Institute, dedicado a reinventar la economía y las finanzas. Tras abandonar Wall Street después de 20 años, comenzó a cuestionar las premisas de cómo opera la economía. “La idea de que todo el planeta es un sistema vivo con ciclos que se interconectan de modos que se escapan a nuestro entendimiento...es una idea revolucionaria”, señala en el documental. “Fabricamos productos que los consumidores compran y luego acaban en los vertederos. ¿Qué hay en la naturaleza que sólo sea un “consumidor”? Todos los organismos dan algo... salvo nosotros”, lamenta.
“El señor James Lovelock fue el primero que nos hizo darnos cuenta de que la Tierra es un sistema cohesivo. Todo está interconectado. Se autoequilibra y nosotros estamos fastidiando dicho equilibrio”, afirma el ingeniero y constructor Arthur Huang. En la economía actual, denuncia, “cogemos algo, consumimos, y lo tiramos”. Por eso, defiende los sistemas circulares donde todo tiene más lógica. Los desperdicios de un sistema son la energía del siguiente y todo está constantemente interrelacionado como ocurre en la naturaleza, donde no se desperdicia nada.
Replantearnos nuestro lugar en el universo
Gafas de sol hechas con acetato de celulosa procedente de colillas de cigarrillos, una casa moderna y acogedora creada solo con basura, una estructura de nueve pisos de altura hecha reciclando 1,5 millones de botellas de plástico y sin usar ningún tipo de adhesivo, o unos vaqueros hechos con un tejido reciclable que se disuelve en la tierra en menos de dos semanas o puede servir de abono en un jardín.
En el documental Hacia la circularidad nos enseñan distintos ejemplos a diferentes escalas donde se demuestra que un sistema de “cero residuos” es posible y nos invita a asumir como especie que todo aquello que compramos debería ser para siempre, sin crear residuos, sin tirar nada. Replantearnos nuestro lugar en el universo es para estos cuatro visionarios una obligación como especie y este cambio de paradigma empieza por parar, hacernos preguntas y replantearnos todo.
“La circularidad es la única esperanza. Sólo así podremos sobrevivir. Porque es lo más cerca que estamos de imitar el comportamiento de la naturaleza”, sentencia Arthur Huang.
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